Oficialmente se registró ayer el primer secuestro en Rosario de la droga que en
la calle es conocida como paco. Fue en dos allanamientos que realizaron agentes de la Policía
Federal, con el apoyo de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) santafesina, sobre un par de
puestos de venta callejeros o quioscos ubicados en la parte más pobre del barrio Empalme Graneros,
más precisamente en calle La República al 6300 y 6400. En total fueron 511 dosis de aproximadamente
un gramo y medio cada una que en el barrio se vendían a 2 pesos la unidad.
Los pesquisas que trabajan en el caso, que está en manos del juez federal Carlos
Vera Barros, indicaron que la investigación que terminó en los allanamientos de ayer surgió hace
dos meses con la detención de un dealer, o distribuidor barrial. También comentaron que la droga
secuestrada no sería desecho de una cocina de droga montada en el barrio sino que habría llegado
desde la provincia de Buenos Aires.
En los procedimientos fueron detenidas cuatro personas, entre ellas un menor de
16 años, y se secuestraron más de 3 kilos de cocaína elaborada, marihuana, algunas pipas
rudimentarias para fumar paco, 500 pesos en billetes de 2 y 5 pesos y sustancias para estirar la
droga, aunque no se incautaron armas de fuego.
Pasado el mediodía, cuando los uniformados ya se habían ido del lugar, los
vecinos del barrio se reunieron frente a las viviendas allanadas e hicieron justicia por mano
propia convirtiendo en escombros una de las precarias casas en la que se secuestró la droga.
Humildes. El de ayer quedará registrado en la ciudad como el primer secuestro de
paco, que no es ni más ni menos que la basura que se desprende de la fabricación de la cocaína (ver
aparte), y estuvo lleno de detalles. "No es habitual que en Rosario se secuestre este tipo de
droga, pero en este procedimiento se pudieron incautar varias dosis", indicó el jefe de la sección
Drogas Peligrosas de la Policía Federal en la ciudad, subcomisario Claudio Di Nucci. Y sobre los
detenidos agregó: "Estos tipos no son improvisados".
Los dos puestos de venta de droga desbaratados están ubicados sobre la misma
calle en la que funcionaba un laboratorio para estirar droga, presentado en su momento como una
cocina, que fue demantelada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) el último día de
febrero de 2008. La cocina del Tuerto Boli, como se la conocía en la jerga, estaba ubicada sobre el
6300 de calle La República, y en aquel operativo se incautaron unos 10 kilos de cocaína, armas y
casi un millón de pesos en efectivo. Sin embargo las fuentes consultadas indicaron que el paco
secuestrado no fue producido en Rosario y que provendría de la provincia de Buenos Aires, según la
línea de investigación que llevan adelante los federales junto al juez Carlos Vera Barros.
Los lugares allanados, inmersos en un marco de pobreza estructural, tenían sus
particularidades. Uno de ellos estaba en un pasillo que se abre al 6300 de calle La República, a 20
metros de lo que fuera el histórico zanjón del barrio y a 50 metros de la casa que ocupó el Tuerto
Boli. A mitad de ese pasillo hay una vivienda paupérrima que tiene una ventana enrejada y con un
pequeño rectángulo por el que sólo pasa una mano. Esa reja, al igual que una puerta trasera de
metal, estaban conectadas con cables a la red eléctrica y se activaban con una perilla de velador.
Un rudimentario pero efectivo sistema antimejicaneada, como se conoce en la jerga al robo de dinero
y de droga.
El otro lugar, a la altura del 6400 de la misma calle, se presenta como una
especie de búnker sobre la primera parte del terreno. Es una construcción en ladrillos y hormigón,
de 2,5 por 4 metros con pared de 30 centímetros y un pequeño hueco (correspondiente al faltante de
medio ladrillo) por donde se expedía la merca.
Rebelión. La frutilla de los procedimientos la pusieron una treintena de vecinos
que apenas finalizado el operativo policial se subieron a un viejo camión con carretón, de los que
suelen utilizarse para transportar chatarra, y pretendieron cruzar toda la ciudad para instalar un
piquete frente al Tribunal Federal de bulevar Oroño al 900.
Su idea era protestar por una de las personas que fueron detenidas por los
agentes federales y que ellos sostuvieron que se trataba de un comprador. Sin embargo, fueron
detenidos por el Comando Radioeléctrico cuando habían llegado a Avellaneda y bulevar Seguí, momento
en el que ya habían cargado un número importante de cubiertas para quemar en la protesta frente al
edificio de los Tribunales.
Un lugar. Cuando los veinte efectivos de la TOE irrumpieron ayer por la
mañana simultáneamente sobre los dos quioscos de venta de droga, ubicados a 100 metros de calle
Juan José Paso, comenzó a escribirse la crónica policial del primer secuestro de paco en la ciudad.
No fue casual que ocurriera en la parte más empobrecida de Empalme
Graneros, lugar dónde quedan pocos testimonios de la presencia estatal: la escuela José Ortolani,
el centro de salud Juana Azurduy y una trabajadora social para unos 30 mil vecinos. Una zona donde
la existencia de plazas, canchitas de fútbol y lugares de contención social son mínimas; y en donde
una buena parte de los pibes de entre 15 y 18 años deambulan por las calles escapándole a la
tentación que proviene del mundo de las drogas, en forma de cocaína o pastillas, aunque no haya
estadísticas fidedignas que cuantifiquen el fenómeno.
“Donde hay paco, hay una cocina de cocaína”. Ese fue el
axioma callejero que, según la investigación de los pesquisas de la Federal, no se dio ayer en
Empalme Graneros, jurisdicción de la seccional 20ª. “Esto no tiene nada que ver con el Tuerto
Boli ni con ninguno de sus allegados. Se está investigando una línea de distribución que llega
desde el conurbano bonaerense”, indicó un allegado a la causa.
Ese dato sería innovador para la pesquisa ya que las líneas de
distribución narco ya no se moverían sólo para transportar cargamentos de pasta base, cocaína o
marihuana, sino que lo harían también con el paco, que tiene un valor sensiblemente inferior en el
mercado y por eso es poco redituable su traslado.
El resultado. Según la información oficial, el secuestro arrojó que en la casa
identificada entre la numeración 6442 y 6454 de La República se incautaron las 511 dosis de paco,
500 bochas de cocaína y dos kilos de cocaína compactada en trozos. Allí fueron detenidos dos
hombres mayores con antecedentes prontuariales: Luis Mario I., de 44 años, y Daniel A., de 33, con
domicilio en el barrio Las Flores y recientemente salido de la cárcel de Coronda. En la casa
ubicada en el pasillo de La República al 6300 había un kilo de cocaína en un trozo, sustancias para
el corte de la droga y varias pipas para fumar paco. Ahí fueron detenidos Jonatan C., de 16 años, y
Gabriel Ezequiel R., de 19, un supuesto comprador que fue apresado con tres bochas de marihuana en
su poder. Por uno de estos dos detenidos se generó la protesta que intentó armar un piquete frente
a los Tribunales Federales. l