“Soy tanguero desde la época del Glostora Tango Club”, afirma el actor, autor y director Lauro Campos. Así se refirió a los motivos que lo llevarán a regresar al escenario, esta vez con el espectáculo “Tangos en mi vida”. En el show, el reconocido creador rosarino cantará obras de Homero y Virgilio Expósito, Eladia Blázquez, Cátulo Castillo, Horacio Ferrer, José María Contursi, Discépolo y Chico Novarro, entre otros poetas de la música ciudadana que admira. “El rigor del estudio ha sido la disciplina de mi vida, y estoy volviendo lentamente a escena para ofrecer un show humilde y afectivo”, añadió sobre la propuesta que se podrá ver desde este sábado, y todos los sábados de agosto, a las 21.30, en el teatro “Caras y Caretas” (Corrientes 1518).
¿Por qué volvés al teatro presencial?
Me he hecho muchas veces esta pregunta. Yo soy una persona grande. Estos tres años de pandemia me parecieron que de algún modo iban a cerrar para siempre mi carrera teatral. Sí, soy una persona muy grande para todo el estrés de enfrentar el juicio del público, de los críticos, exponer desnudo mi espíritu en un escenario, y la verdad que en el streaming me he sentido muy cómodo. Pero no soy persona de quedarme con el lugar de confort, nunca lo he sido. Siempre he buscado lo distinto, porque lo cómodo me parece siempre estéril en la vida. Los teatros se abrieron y la gente acudió maravillada y mayoritariamente al teatro presencial. En ese momento yo me dije: o vuelvo o pongo punto final a mi pasión por el teatro. Y pensé en Mirtha Legrand que se sintió desesperada cuando tuvo la misma opción alternativa y (Facundo) Manes le dijo: trabaje, Chiquita, trabaje. Cómo costó volver después de tomar la decisión. Cuando Emmy partió -había partido ya antes de morir- me había quedado sin voz, por reprimir mi llanto. Me había dicho entonces: o una fonoaudióloga o un profesor de canto. Hace más de un año que el canto fue devolviendo de a poco el sentido de mi vida.
No soy persona de quedarme con el lugar de confort, nunca lo he sido. Siempre he buscado lo distinto, porque lo cómodo me parece siempre estéril en la vida No soy persona de quedarme con el lugar de confort, nunca lo he sido. Siempre he buscado lo distinto, porque lo cómodo me parece siempre estéril en la vida
¿Cómo vas a abordar los tangos? ¿Vas a cantar?
Voy a cantar, porque aprendí a cantar con el maestro Sebastián Santana, más allá de que yo en cierto tiempo he cantado en unipersonales. Aprendí a cantar como corresponde. A eso claro, hay que agregarle que soy un actor que interpreta. Las letras de los tangos van a estar tal cual. Porque mis amigos decían: volvé con Shakespeare, volvé con Lorca, con Lope de Vega, con algún clásico como “Troya”, de Eurípides y Homero, cuyo texto yo había preparado hace tiempo. Sin embargo, tanguero desde siempre me volví a enamorar de las letras de los tangos, nuevos y viejos. Verdaderos poemas, excelentes textos que cuentan historias que pintan nuestra realidad. Y decidí volver con ellos, cantándolos con el último hálito de energía que me quedara. Entre tango y tango hay reflexiones, lo que yo llamo la parleta, que me puede, y que el público siempre ha agradecido.
¿Existe algún tango que haya marcado algún momento de tu vida?
”Tangos en mi vida” se llama el show porque todos ellos marcaron de una manera u otra mi vida. Todos los elegidos me representan. Algún poeta no está no por rechazo, sino por falta de tiempo. Podría cantar toda la noche tangos sin cansarme, pero el público hoy quiere espectáculos cortos. Hora y pico está bien. De esos tangos no puedo elegir ninguno. Todos los elegidos aquí me representan de algún modo. Porque para mí la libertad y el amor son los valores más altos y todos ellos hablan de amor y de libertad en cierto modo.
¿Creés que el tango realmente refleja una parte de la idiosincrasia argentina, esa fama de quejoso, dramático, pesimista, nostálgico?
¿Cómo somos? Somos todo eso. Quejosos, dramáticos, pesimistas, nostálgicos. La mayoría venimos del Mediterráneo, nos domina la tragedia y su contrapartida, el humor. Somos insoportables en verdad. Pero somos como somos. Qué pena, o qué suerte, en un país tan lindo, tan depredado por la gente que lo ha gobernado. Y el tango nos pinta, nos retrata, según la época, claro.
Todos los elegidos aquí me representan de algún modo. Porque para mí la libertad y el amor son los valores más altos y todos ellos hablan de amor y de libertad en cierto modo Todos los elegidos aquí me representan de algún modo. Porque para mí la libertad y el amor son los valores más altos y todos ellos hablan de amor y de libertad en cierto modo
¿Qué tango le dedicarías a la Argentina actual?
Yo le dedicaría todo Eladia Blázquez. Pero hay uno de ella que nos retrata fielmente. Yo no lo hago, pero lo voy a aprender: “Argentina primer mundo”, ese sueño que creímos. “La utopía de un mamao, donde hay un juez que se hace el burro y hay un burro al que hacen juez”.
¿Qué dificultades encuentran las nuevas generaciones de tangueros para imponer sus letras sobre los clásicos?
Las mismas que tuvimos los jóvenes para imponernos sobre lo establecido por la generación anterior. Yo creo que los tangueros que amamos el género hoy no discriminamos. Hay tangos nuevos y tangos clásicos, buenos y malos. A mí me emociona escuchar los tangos de nuevos autores cuando son de excelencia. Si hubiera un “Tangos en mi vida 2”, incorporaría muchos de ellos. Porque el secreto de mi energía para hacer cosas y para volver siempre ha estado en aceptar y disfrutar lo hecho por los jóvenes. Ojalá también ellos puedan disfrutar viéndome y oyendo cantar. Porque mucha gente me ha mirado y les he parecido “blandito p”al tango”. Yo no. Yo canto el tango de una nueva manera, con una interpretación más actual revalorizando lo que han dicho los poetas.