Yun buen día Los Nocheros tuvieron ganas de cantar aquello que realmente tenían ganas. "Al grabar este disco, por primera vez pensamos en nosotros", dijo Mario Teruel, autor ideológico del grupo salteño que el sábado próximo, a las 21.30, presenta "Clásicos" en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza).
—Dos o tres cosas hicieron que nos larguemos a hacer este disco. Veníamos con otros proyectos, estábamos demeando otras canciones, y en eso apareció esta idea de hacer otras canciones clásicas y con orquesta. Vino a raíz de un show que hicimos en Paraguay el año pasado con la Orquesta de Asunción, donde cantamos varios clásicos de Los Nocheros. Ahí quedamos calientes para hacer un disco con esos clásicos acá; fue noviembre del año pasado, íbamos a ir a tocar a Buenos Aires con orquesta sinfónica y ahí arrancó todo.
—¿Las canciones resistían fácilmente ese formato o hubo que ingeniárselas con los arreglos?
—Mirá, me acuerdo que hablamos con Sebastián Fucci, arreglador y productor del disco, y le dije: "Seba, nos gustaría que los temas tengan arreglos de música de películas". Fue así de pretencioso el asunto, y cuando escuché los arreglos de "La colina de la vida", que fue lo primero que oí, ahí nomás los llamé a Kike y a Rubén, y les dije "Changos, estamos ante una cosa muy linda, escuchen, creo que podemos entrar a grabar". Y cuando le dije "vamos a hacer música para películas", Kike me dijo: "Sí, dale, sigan tomando vino ustedes" (risas). Pero cuando escuchó los arreglos se subió a la moto y en menos de un mes estaban las canciones maquetadas.
—¿Fue clave el aporte del Portugués Da Silva como ingeniero de sonido?
—Sí, queríamos que el "Portu" le agregue toda su magia, así que grabamos las canciones en tres días todos los arreglos orquestales, en dos días pusimos las voces, fue muy rápido y sencillo. Es que eran canciones que conocíamos desde siempre, por eso decíamos que son el pecado original de los que somos folcloristas, porque nacemos con ellas.
—¿En qué temas sentiste que la parte orquestal te emocionó más que de costumbre?
—Cuando comenzamos a cantar y suenan las voces con las pistas de la orquesta ya grabadas fue muy emocionante. Una por una, ahí nos dimos cuenta del poderío que tienen cada una de las canciones, y por eso están en el lugar en el que están en el repertorio de la música popular argentina. A mí me gustan de un modo muy particular "Merceditas". Alvaro no caminaba, tenía un año y medio, y era muy gracioso ver cómo La Moro (su mujer) lo juntaba con Gimena (su hija) y cantaban "Tengo un conejito muy picarón" y también "Merceditas". Así que hago la regresión en varias etapas.
—¿Ese pasado atraviesa también otras historias de Los Nocheros y también las de los amantes del folclore?
—Me imagino, todas las canciones tienen cosas lindas, que no sabés desde cuando las escuchás por primera vez. Alguno dirá "esta la cantaba mi abuela". ¿Quién no ha tenido un tío borrachito que era el primero que se mamaba en todas las reuniones y cantaba "La López Pereira". De todo eso nos acordábamos con los changos, y de las guitarreadas en familia, de los amigos, de los grandes autores. Y cuando fue Luis Salinas y el Chango Spasiuk, se quedaron como dos horas en el estudio. Ellos a lo sumo se pueden quedar cinco minutos, pero estuvieron acordándose de un montón de anécdotas. Es que cada una de estas canciones trae una memoria emotiva que te lleva a un lugar muy bonito.
—¿La orquesta no encorsetó en algunos arreglos a las canciones tradicionales?
—No, muy por el contrario, la expresión que logramos con las orquestaciones y las voces fue espectacular porque todos los matices venían parejitos. En este tipo de trabajos con orquesta han grabado músicos excepcionales, pensá que en tres sesiones de cuatro o cinco horas se hizo el disco completo, es gente impresionante la que tocó. Y desde la pretensión que sea música para películas, encontramos en cada uno de los climas un montón de imágenes que se nos venían a todos cuando escuchamos los arreglos. Eso nos metió de una manera excepcional en las canciones, quisimos mostrar cuál era la mirada nuestra hacia esos clásicos para una juventud que quizá no conocía esas canciones.
—Ya dejaron atrás los ponchos, instalaron el romanticismo en el género y ahora van por el folclore sinfónico. ¿Los Nocheros se siguen reinventando?
—El desafío nuestro siempre ha sido cantar. Lo único que queremos es cantar, porque nos levantamos pensando qué se puede cantar y nos acostamos pensando qué se puede cantar. Todo el tiempo pensamos en esta historia, pero lo único que queremos hacer de verdad es cantar. Y en esa medida seguimos encontrando, gracias a Dios, cosas que a ustedes, el periodismo, y a la gente les suena a reinvento. Pero estoy seguro que si nosotros nos propusiéramos firmemente a ver de qué manera nos reinventamos no sé si estaríamos llegando a estas realidades y a estas cosas tan lindas que nos suceden.
—Digo reinventarse como una cosa positiva y creativa, no en forma peyorativa.
— Pero sí, por supuesto, cada vez que nos dicen esa palabra para nosotros es mágica, porque estoy seguro que reinventarse no es cuando el artista quiere sino cuando las cosas suceden, es cuando lo que vos buscás se dio justo en el momento en que tenía que ser. Nosotros tuvimos mucho miedo en el tema de los momentos, porque cuando teníamos el disco hecho nos dimos cuenta que era el primer disco que Los Nocheros pensamos únicamente en nosotros.
—¿A qué te referís con esto que decís?
—Claro, porque a partir del primer álbum, "Con el alma", la gente fue tan generosa con nosotros en cada una de nuestras intenciones cancioneras, que a partir del primer disco nunca más pensamos en Los Nocheros. Nosotros no somos como esos artistas que dicen "cantamos lo que nos gusta y al diablo", no, nosotros cuando vimos que el público nos premió de una manera tan impresionante comenzamos a buscar para el segundo disco canciones que nos emocionen pero buscando que emocionen a la gente, porque nos pareció indispensable devolver ese cariño y esa confianza que la gente nos dio. Pero cuando pensamos en "Clásicos" también pensamos en las canciones que nos gusta exclusivamente a nosotros, en las que me gustan a mí, al Negro Rubén, al Kike y al Alva.
—No habrá sido una tarea sencilla esa selección.
—Y, no, porque surgieron doscientas canciones, entre zambas, chacareras y carnavalitos, y después comenzamos a ver por autores, y elegimos estas diez canciones porque de todas las que había en un primer momento, éstas eran las que a cada uno de nosotros nos decían cosas muy fuertes. Así que en ese aspecto, siempre queremos cantar y siempre queremos estar. Y cuando alguien nos dice de la reinvención de Los Nocheros nos pone contentos y orgullosos, y a la vez muy agradecidos a toda la circunstancia. Te digo, no pasa por cuándo uno quiere hacer algo nuevo, sino que eso viene cuando se acomodan muchas cuestiones, que son hasta astrales, como dirían los más voladores.
—¿No les resulta curioso esto de que canciones tan viejas pasen a ser lo nuevo del grupo?
—Mirá, te cuento lo que nos pasó el otro día, con gente de una radio de acá, de Salta, que empezaron junto a nosotros cuando arrancamos a cantar en Los Nocheros. En un momento de la nota, el conductor del programa nos dice: "Bueno, changos, a ver canten una de las nuevas". Y cantamos "La López Pereira", y fue muy gracioso, porque lo nuevo de Los Nocheros son canciones que hace más de cien años que están dando vueltas en el oído popular de la gente. Y te digo que está repiola que muchos de los medios especializados y de la gente cautiva de Los Nocheros hayan sentido que este disco es una cosa nueva dentro de la discografía del grupo. Y nos pone contentos generar esa opinión de Los Nocheros.