La violencia que sacude a San Pablo dejó en la madrugada de ayer 15 personas muertas a balazos y 24 heridos, lo que suma más de 200 asesinados desde octubre cuando se inició esta ola de crímenes, que se sospecha desataron los jefes presos de la banda Primer Comando de la Capital (PCC), pese la coordinación entre fuerzas de seguridad federales y paulistas.
En el municipio de Santo André, parte del ABC del Gran San Pablo, cuatro personas, que al parecer consumían drogas, fueron muertas a tiros por tres individuos armados con escopetas a bordo de un automóvil, que también hirieron a otros dos hombres en el barrio Vila Sacadura Cabral.
Otra persona fue asesinada en el vecino barrio de Vila Guiomar, según las informaciones de la Policía Militarizada (PM), y en Santana de Paranaíba, otro de los municipios del conurbano paulista, dos hombres fueron acribillados en una plaza céntrica de la ciudad.
Además, en la zona sur de San Pablo, en un radio de tres kilómetros, nueve personas fueron tiroteadas y trasladadas al hospital del barrio Campo Limpo, donde tres de ellas murieron.
Otro hecho de violencia ocurrió en el barrio vecino de Jardim das Imbuias, donde un grupo de personas fue tiroteado por desconocidos que se movilizaban en una motocicleta y ultimaron a un hombre que intentó huir e hirieron a tres más.
En la misma región un motociclista fue acribillado en la mañana de ayer y otras dos personas acabaron muertas en la puerta de sus casas en atentados similares.
En el periférico barrio de Cidade Dutra, en tanto, desconocidos atacaron un ómnibus, hirieron al boletero y luego incendiaron el vehículo. Cerca del lugar, otro hombre fue tiroteado por desconocidos y murió.
Los narcos mandan. En la ciudad de Cotía, también en la región metropolitana, un anuncio de "toque de queda", impuesto por los grupos criminales anteayer por la tarde, hizo cerrar el comercio de esa localidad, suspender las clases escolares y redoblar la vigilancia de los organismos de seguridad del municipio.
Por otra parte, la Policía Militarizada detuvo hoy a siete hombres que, sospecha, estaban planeando un asalto a un banco.
Los policías intercambiaron disparos con los bandidos en la calle Rola Cabocla, en la localidad de Guaianazes, en el este de San Pablo, y en seguida los criminales fugaron hacia una casa. Tres de ellos fueron detenidos fuera de la vivienda, pero otros cinco se introdujeron en ella.
Uno de los forajidos llamó a la policía y se hizo pasar por un rehén, lo que hizo que la PM abriese negociaciones, en realidad, con los bandidos. Después de dos horas, todos se rindieron y fueron presos. Uno murió en el intercambio de disparos, otro quedó herido.
La criminalidad persiste en San Pablo, pese a las medidas de represión a los grupos criminales anunciadas el martes de esta semana por los gobiernos federal y paulista.
El plan conjunto prevé la creación de un centro integrado de inteligencia que coordinará el trabajo de las fuerzas de seguridad regionales y federales, y el traslado a penales distantes del estado a líderes presos de las bandas criminales, en especial del PCC, grupo comandado desde las cárceles al que se sindica como el promotor de esta ola de violencia.
Entre enero y septiembre de este año la violencia provocó la muerte de 982 civiles en el estado de San Pablo, donde residen más de 40 millones de personas, además de cobrarse la vida de 90 policías, la mayoría cuando estaban fuera de servicio, muchos de ellos a manos del grupo criminal PCC, que amenazó con asesinar dos uniformados por cada uno de sus hombres que sea abatido.
Esta escalada de violencia que vive la metrópolis más rica del país es la peor desde mayo de 2006, cuando el PCC perpetró una serie de atentados contra blancos policiales y civiles, incendios de ómnibus, ejecuciones y motines en unas 50 cárceles en todo el país.
Aquella ofensiva criminal del 2006 dejó un saldo de unas 150 personas muertas y sumió en el terror, durante varios días, a la mayor ciudad de Sudamérica. (DPA, AFP y AP)