Los Violadores, algo así como los Clash argentinos en los años 80, se ganaron un
lugar en la torre del rock argentino. Fueron la primera banda punk que llegó a ser popular en los
años 80. En los 90 desaparecieron pero el nuevo siglo los volvió a reunir. Con otros actores pero
siempre con Pil Trafa, su extravagante cantante, al frente de la banda que durante los años negros
la censura prohibió su nombre y entonces se hicieron llamar Los Voladores. Hoy, hasta tienen
película propia, "Ellos son, los Violadores", del debutante Juan Riggirozzi, donde participan
músicos como Gustavo Cerati, Zorrito Von Quintero y Sr. Flavio, y periodistas como el Ruso Verea y
Eduardo de la Puente, además de los miembros actuales de la banda y ex integrantes. Además, cuentan
con disco nuevo, "Rey o reina" que, junto a la película, estarán presentando esta noche en Willie
Dixon.
Pil Trafa habló de estas cuestiones y otras con LaCapital. Pero hay que advertir
que el hombre no es el mismo de antes. Y no sólo por los 30 años que los separa de aquel pibe
irascible y de mala cara. Pil Trafa hoy se toma la vida de otra manera, por decirlo de alguna
manera.
—¿Te gusta ver la película?
—Está muy buena pero a mí no me gusta mucho mirarla porque hay un momento
que refleja que yo no andaba bien de la cabeza... Tomaba mucho alcohol. Muestra también una
despedida de Violadores con un show que no me gustó hacer pero que tuvimos que hacerlo por el
contrato... Es decir, me cuesta ver la película, sobre todo esos episodios que son parte de mi
pasado, al que no añoro pero que sí respeto. Estamos de pie, esto es presente y está bueno que así
sea.
—¿Cambiaste mucho?
—Soy un tipo totalmente diferente. El de los 80 era un tipo romántico,
jovencito, que emprendía cosas, que llegó a determinado éxito en la música... Hoy no busco eso, hoy
quiero pasarla bien, divertirme, porque creo que estoy en un tiempo de yapa en la vida. Seguir
haciendo discos me parece interesante pero en el fondo yo buscaba otras cosas con respecto a los
80, porque a esas cosas que nombré antes ya las tengo. Lo que yo buscaba era una familia, un hijo,
y ahora ya lo encontré. Pero no por eso bajo la guardia.
—Los Violadores fueron resistidos entre los músicos de rock, ¿por qué?
—Porque éramos los nuevos. Seguimos haciendo discos para que sean
escuchados en equipos de audio, no en computadoras. Nuestros discos no suenan bien en los
celulares. Alguna vez el rock nos cerró las puertas porque nos veía como invasores a favor de una
cultura británica, pero hablábamos de cosas de acá aunque sí habíamos importado el sonido de
Inglaterra, como hicieron todos los grupos argentinos. Bueno, pero eso creían de nosotros, éramos
punk y el punk era sinónimo de inglés, y estaba la guerra de Malvinas... teníamos todas en
contra.
—¿Seguís peleado con Stuka (las diferencias entre Pil Trafa y el guitarrista hicieron
que la banda se disuelva en los 90)?
—No tengo nada contra él. Se enojó porque yo seguí con la banda y se fue a
vivir a Estados Unidos. Somos personas grandes y cada uno sabe lo que hace. Tuvo una actitud muy
egoísta con nosotros. Los Violadores es un gran sentimiento y esto que estamos haciendo es por
amor. Acá hay una carga de amor de muchos años para seguir en la música. Cuando volvimos a tocar
juntos no lo hicimos como Soda Stereo o los Cadillacs... tampoco lo somos en popularidad, pero
volvimos porque teníamos muchas ganas.
—¿Qué te gusta hacer cuando no estás con la banda?
—Estoy muy metido en la educación de mi hijo. Junto a mi esposa,
levantarlo, llevarlo al colegio, seguirlo en sus deberes. Tiene seis años. Que aprenda de chiquito
que tiene derechos pero también obligaciones. Trato de convertirme en un buen padre, darle
contención familiar para que el mundo no lo sorprenda en algún momento. En mi generación era más
fácil ser sorprendido porque nuestros padres eran más ingenuos, no se daban cuenta demasiado qué
pasaba en el mundo.
—¿Qué hacés con tu hijo que tus padres no hacían tanto?
—Jugar, sobre todo. Yo jugaba también de chico y entonces le enseño
aquellos personajes del pasado: El Hombre del Hierro, Hijitus. Me siento muy bien jugando con mi
hijo y no lo hago por obligación. Los chicos, a pesar de que tienen su lado egoísta, son algo puro
y tenemos que ayudarlos a crecer. También me gusta estar con mi mamá que ya es una persona grande y
pasarla bien.
—Ya cumpliste los 50, ¿qué consejo le podés dar a los pibes?
—Viví el presente porque no hay tantas oportunidades. Tratá de estudiar y
de ser tu propio jefe, y si trabajás en una empresa tratá de llegar a un cargo importante para que
no te puedan manejar. Y, sobre todo, intentá ser feliz pero que tu felicidad no sea la infelicidad
de otro.