El pedido de perdón del Papa Francisco recordó otra jornada histórica, la protagonizada por el Papa Juan Pablo II el 12 de marzo de 2000, quien con las vestiduras moradas de la Cuaresma presentó al mundo una muy extensa disculpa por 2000 años de "violencia, persecución y errores" por parte de la Iglesia Católica. Desde el altar en la basílica de San Pedro, el Papa polaco llevó al catolicismo a buscar el perdón por los pecados cometidos contra los judíos, herejes, mujeres, gitanos y distintas culturas nativas. Karol Wojtyla electrificó a cardenales y obispos al implorar por un futuro en el que esos errores no fueran repetidos. "Perdonamos y pedimos perdón —dijo—. Pedimos perdón por el cisma entre cristianos, por el uso de la violencia por algunos que servían a la verdad, y por las actitudes de desconfianza y hostilidad hacia los seguidores de otras religiones". En lo que es un desafío a las advertencias de algunos teólogos de que esa disculpa sin precedentes podría socavar la autoridad de la Iglesia, el Papa, padeciendo el sufrimiento de un Parkinson cada vez más visible, pidió a Dios que perdone la persecución contra los judíos. "Estamos profundamente entristecidos por el comportamiento de aquellos que a lo largo de la historia hicieron sufrir a esos hijos tuyos, y al pedir tu perdón queremos comprometernos a lograr una verdadera hermandad", señaló.