El Cairo. — Las fuerzas liberales y los islamistas en Egipto se enfrentaron en varias ocasiones desde la caída del dictador Hosni Mubarak el año pasado. Pero nunca la confrontación fue tan intensa como este viernes, a raíz del decreto del presidente Mohamed Mursi que anuló prácticamente a todos los demás poderes salvo a los controlados por los islamistas como él. Las sedes de los partidos islámicos fueron atacadas con bombas molotov. Y en varias provincias se produjeron batallas campales masivas. Los jueces denunciaron a Morsi y reclamaron que dejara sin efecto sus decretos. Mientras, el islamismo radical del presidente y sus aliados avanza en la redacción de la futura Constitución, otra fuente de inquietud de los sectores laicistas o de confesiones religiosas no islámicas.
Temor cristiano. “Para nosotros, se trata de vida y muerte. Nadie debe callar”, alertó un cristiano, que tiene miedo de que los Hermanos Musulmanes, en el poder, conviertan a Egipto en un Estado que obligue a todos, cristianos y musulmanes, a obedecer la ley islámica o Sharía.
“Mohamed Mursi Mubarak”, podía leerse en un afiche que portaba un joven manifestante el viernes a la tarde, combinando los nombres del ex dictador derrocado el año pasado y el del actual presidente islamista. Otro activista levantaba una pancarta en la Plaza Tahrir que mostraba al presidente con la máscara de Tutankamón.
Mursi representa a los Hermanos Musulmanes. Los opositores, que este viernes se reunieron en la Plaza Tahrir de El Cairo y en muchas otras ciudades de Egipto, no sólo gritaban contra Mursi. También reclamaban “el fin del dominio del «murshid»”. El murshid es Mohamed Badia, el jefe de los Hermanos Musulmanes, quien supuestamente dominaría al presidente. Su papel en el Egipto post-Mubarak es comparable, según sus críticos, al del líder religioso supremo del régimen iraní, el ayatollá Alí Jamenei.
El viernes, mientras los partidos liberales protestaban contra sus decretos, apareció Mursi. Habló ante una multitud. “Las decisiones que tomé son para proteger a la nación y al pueblo”, señaló. Pero el asesor de Mursi para la transformación democrática, el cristiano Samir Morkos, presentó su renuncia en protesta contra el decreto o “declaración constitucional”. Morkos señaló: “Para mí esa declaración fue una sorpresa. Conmigo no se asesoró”.
La reacción de los magistrados contra el “decretazo” presidencial del jueves fue también contundente. El Club de Jueces de Egipto, órgano que representa a los jueces de todo el país, llamó a una huelga durante una reunión interrumpida por gritos exigiendo la “caída del régimen”, la frase de batalla en el levantamiento que derrocó a Mubarak el año pasado. El Consejo Judicial Supremo, la máxima autoridad judicial de Egipto, dijo que el decreto de Mursi es un “ataque sin precedentes” a la independencia judicia. Ambos organismos llamaron a Mursi a anular sus decretos.
Esa exigencia también fue formulada por el prominente líder de la oposición Mohamed ElBaradei, quien dijo que “no existe espacio para el diálogo cuando un dictador impone las medidas más opresivas y repugnantes”.
Constitución islamista. Y junto con este avance del poder del presidente y del islam radical se da la inminente sanción de una nueva Constitución de corte islamista.”Queremos que se aplique la Sharia”, clamaron recientemente miles de miembros del movimiento radical salafista. El borrador de la nueva Constitución egipcia presentado por el comité redactor, dominado por los Hermanos Musulmanes y los salafistas, presenta muchos puntos críticos.
Del total de 100 miembros del comité constitucional, 30 abandonaron el organismo en señal de protesta contra los avances integristas. Acusan a los Hermanos Musulmanes y a sus socios salafistas, aún más radicales, de ignorar todos los cambios planteados. La nueva propuesta constitucional recorta las facultades de la Justicia, insta a las mujeres a atender los asuntos hogareños y “permanecer en la cocina” y abre la puerta a los teólogos islamistas del Instituto Azhar para la elaboración de leyes.
Mahoma, obligatorio. Si bien en la antigua Constitución la Sharia era mencionada como principal fundamento legal, en el nuevo borrador, que fue presentado el 24 de octubre, también se incluye a la “Sunna” (relato sobre la vida de Mahoma), por lo que los cristianos y los egipcios seculares temen que se los obligue a vivir según el “ejemplo” de Mahoma. Además, los eruditos del Instituto Azhar decidirán en el futuro qué interpretación de los textos religiosos se aplica. Desde el punto de vista laico, es el primer paso en camino a un Estado religioso. “Este texto ha desatado una fuerte controversia en nuestra sociedad”, dice la vicepresidenta del tribunal electoral, Tahani al Gilabi. Gilabi es denostada por los islamistas, ya que no lleva la cabeza cubierta y defiende la independencia de la Justicia. Los islamistas consideran que las mujeres no tienen nada que hacer en un cargo de juez.
Aunque los laicos y cristianos esperaban que el Tribunal Constitucional deslegitimara a la comisión redactora, el decreto del jueves de Mursi da por tierra con esa esperanza. La versión definitiva del borrador constitucional deberá ser presentada el 12 de diciembre. El juez Amir Ramsi, un cristiano copto, considera que la propuesta constitucional es una catástrofe. Sin embargo, no cuenta con que se produzcan protestas masivas. “Las fuerzas seculares están todas frustradas, en sus casas y no hacen nada”, lamenta. (DPA y Reuters)