Aunque el consumo de pollo se haya duplicado en los últimos 20 años en el país, la actualidad del sector pone en alerta a los productores. Hoy combaten en un mercado contra importaciones que llegan desde “jugadores muchísimos más grandes” en Brasil, señaló Alejandro Coianiz, presidente de la Cámara Avícola Santafesina.
En las calles de Rosario se pueden ver los carteles: “Cajón de 20 kilos de pollo: 40 mil pesos”. Este precio se traduce a unos 2 mil pesos el kilo y en los comercios se puede conseguir a poco más de 3 mil pesos el kilo de pollo. A su vez, cada parte de la carne de pollo se puede conseguir por separado y la pechuga se configura como una férrea competencia contra los cortes que llegan del exterior, que reducen el precio por kilo al consumidor final entre un 25 a 30 por ciento. Es decir, la pechuga nacional se consigue a 7.500 pesos por kilo y la importada ronda los 5.500 pesos por kilo.
“Estamos compitiendo contra Brasil que es el primer exportador a nivel mundial con 5 millones de toneladas al año. Para tener una idea, Argentina no supera las 200 mil toneladas”, señaló Coianiz en LT8.
“Si miramos la película, no estamos mal, pero la foto de este momento nos encuentra bastante preocupados”, apuntó el referente avícola de Santa Fe, y explicó: “El pollo es muy sensible a lo que es oferta y demanda. Si bien no le tenemos miedo a la competencia, el problema es cuando nos enfrentamos a jugadores de otro calibre o con otras condiciones, como pasa con las importaciones”.
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En esta línea, Coianiz subrayó que los productores avícolas esperan porque “se acomode la famosa baja de impuestos” como por ejemplo “la carga laboral, sin inferir en los salarios sino en la parte impositiva, el estado de las rutas y el costo en los puertos”. En cuanto a los conflictos a resolver en el ámbito provincial, reconoció que su actividad está exenta de Ingresos Brutos, pero “todo lo previo o lo que compramos, sí lo pagan y repercute”.
El consumo de pollo
A principio de siglo, en Argentina, el consumo de pollo per cápita anual apenas superaba los 20 kilos. Pero con el correr de los años se volvió un producto más amigable para los argentinos debido a su precio y aportes nutricionales, sobre todo por ser una carne magra y rica en proteínas.
En 2011 se dio la ruptura, pasando a 39 kilos de pollo por argentino por año y desde hace diez años se mantiene en 45 kilos de pollo anuales por persona, según la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) de la Nación.
En este contexto, los productores de pollo se encuentran con un “consumo bastante acotado”, expresó Coianiz. Y reconoció que “en los últimos meses eso hizo que el precio baje”.
“Es oferta y demanda”, resumió el productor. Para entender esta realidad en la que hay consumo reducido, pero su precio sigue siendo amigable al bolsillo de la gente, Coianiz aseguró que “los productores y frigoríficos están vendiendo al mismo precio que septiembre de 2024. La inflación nuestra es cero”.
Por qué hay inflación cero en el sector avícola
Esto se debe, apuntó el presidente de la Cámara Avícola Santafesina, a una combinación de factores: una buena temporada climática que lleva a un mejor crecimiento del pollo, unidades de mayor kilaje y una demanda de pollo en kilos similar a la de carne de vaca, a pesar de ser productos con gran distancia de precios.
En el último informe de Índice de Precios al Consumidor (IPC), un kilo de pollo en agosto cotiza a 4.114,20 pesos en la región Pampeana, a la cual pertenece Santa Fe. En tanto, la carne picada común, en el mismo reporte, se encuentra a 7.593,59 pesos el kilo.
Si se apuesta por otros cortes, el valor por kilo no baja de los 12 mil pesos. “Mientras siga esta proporción, el consumo será firme. No obstante, el bolsillo de la gente está resentido, cada uno cuida las compras y vemos que cae en nuestro sector. De todas formas, todavía somos una de las carnes más preferidas. No creo que haya nada que se compare en calidad y precio con el pollo”, manifestó Coianiz.