De Washington a Pekín, y del Ministerio de Economía a la city porteña, el ministro de Economía, Sergio Massa, pelea dólar por dólar para enfrentar una nueva corrida cambiaria y evitar una brusca devaluación en el año electoral. A fuerza de intervenciones y restricciones, tensionando incluso con el FMI, logró sortear el ataque especulativo de abril. Sin embargo, en un escenario de vulnerabilidad externa y una pérdida de u$s 11.600 millones en lo que va de 2023, el juego sigue abierto.
En abril, la corrida provocó el aumento de la cotización de los dólares financieros en aproximadamente un 15%. “Recién a partir de la decisión de volver a intervenir en el mercado de cambios, se logró contenerla y con ello disminuir, al menos parcialmente, la brecha cambiaria”, recordó el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) en su último informe de coyuntura. Al mismo tiempo, el gobierno aplicó medidas restrictivas para mejorar la efectividad de los dólares y/o bonos utilizados para esa intervención. El estudio advierte, no obstante, que la contracara de esta movida fue la dificultad del Banco Central para acumular reservas a pesar de las liquidaciones por el Dólar Soja III. Por eso se pregunta: “¿Alcanzan los dólares para continuar con esta estrategia?”.
El último reporte mensual del Mirador de la Actividad, el Trabajo y la Economía (Mate) destacó la magnitud de la caída de las reservas en lo que va del año, que llegó a u$s 2 mil millones desde el acuerdo con el FMI, “a pesar de los mecanismos utilizados” para amortiguarlo. Disminuidos por la sequía, estos ingresos “no alcanzan para atender los requerimientos de moneda extranjera”. El comercio exterior fue deficitario en tres de los primeros cuatro meses de 2023, de modo que “la única fuente genuina de dólares para afrontar el problema nodal de la economía está parada”. Y en este contexto, las “soluciones transitorias permiten ganar algo de tiempo pero ya empiezan a ser insuficientes hasta para eso”, advirtió.
Los economistas del Ceso analizaron, precisamente, el poder de fuego que le queda al BCRA. Y le pusieron un número: u$s 13 mil millones. Aclaran que, “si bien distintos análisis estiman que las reservas netas ya se encuentran en terreno negativo”, esas estimaciones en base al criterio que propone el FMI “tienen escaso valor conceptual” a la hora de evaluar esa posibilidad de intervención.
“Mientras los acreedores no exijan el pago de sus deudas al BCRA; lo que en la práctica no ocurre, al menos en el corto plazo; la autoridad monetaria puede seguir interviniendo”, subrayan. De esta forma, cuentan u$s 13 mil millones de capacidad de intervención, sin contabilizar el oro y los DEG. A esto “hay que sumarle tenencias de bonos en dólares por un valor de mercado cercano a los u$s 4.000 millones que también pueden ser utilizados para intervenir en el mercado de los dólares financieros”. Esta capacidad podría ser incluso mayor si apela a la conversión de los Derechos Especiales de Giro y los yuanes.
Sin embargo, las intervenciones en el mercado de cambios no son el único destino que poseen las reservas. “Este año marcado por las consecuencias de la sequía, también deberán ser utilizadas para cubrir el déficit de la balanza comercial, para pagar intereses de la deuda contraída con el sector privado, y para hacer frente a los pagos de la deuda con el FMI”.
En este contexto, el pedido al FMI para adelantar los desembolsos de este año que rondan los u$s 11.000 millones “se vuelve relevante a la hora de garantizar la estabilidad cambiaria”. Obtener ese monto antes de las elecciones, apuntan los economistas del Ceso, “podría resultar crucial para el FdT pensando en llegar competitivos a octubre”. El problema es el costo.
Si a cambio de adelantar los fondos exige un ajuste fiscal y monetario más abrupto, “reduciría las chances electorales del oficialismo pero lo mantendría políticamente con vida”, señalan. Si el pedido es una devaluación brusca, en cambio, sepultaría esas chances y “sumergiría a la economía en una espiralización de la, de por sí ya alta, inflación”. La conclusión es que “el remedio sería peor que la enfermedad y carecería de sentido aceptar dichas condiciones”.
Para comprender en su faceta más concreta las consecuencias de la tutela del Fondo, el informe de Mate se remite a la evolución del gasto y el déficit fiscal. “En abril se dio una nueva caída del gasto, que se sigue ajustando pero en simultáneo, y principalmente por la caída del cobro de derechos de exportación, cayeron los ingresos, en mayor proporción”, indicó. De ese modo, “el Estado se achica pero el déficit no se corrige”. Y al final del día queda “un Estado más chico con un déficit más grande”.
La importancia de consolidar un puente que permita atravesar la sequía y la inestabilidad macro, se expresa en las perspectivas que plantea el Ceso para 2024. “Lucen más alentadoras, la Argentina podría exportar por u$s 95.000 millones dejando un saldo comercial de bienes y servicios cercano a los u$s 14.000 millones dando la posibilidad al próximo gobierno de volver a acumular reservas internacionales”, señala. Y concluye que, si se tiene en cuenta que los vencimientos de deuda se reanudan con fuerza en 2025, “el próximo gobierno tiene una ventana de un año para intentar estabilizar la economía, y ganar la fortaleza política que le permita encarar nueva reestructuración de la deuda con los privados”.
Pero mientras tanto, hay que pasar el invierno. En marzo la economía todavía registró un crecimiento positivo de 1,3% respecto a un año atrás pero la tendencia sigue siendo a la baja, señala el informe de Mate, que concluye: “El crecimiento está frenado”.
Pesa a esto, aclara, el empleo registrado siguió creciendo y alcanzó un nuevo máximo en febrero de 2023. “Comparando con el comienzo del mandato ya se crearon 947.000 empleos, un tercio fueron registrados en el sector privado y más de la mitad, monotributo”, describe. Dentro del empleo registrado privado, la industria, “el sector más castigado durante el gobierno anterior”, fue la actividad que encabezó la recuperación.
La contracara es el salario, sobre todo en un contexto en el que la inflación “lleva medio año consecutivo desde el registro de noviembre pasado hasta el 8,4% de abril”. Los economistas de Mate calcularon que, en los primeros 40 meses de mandato de Alberto, los trabajadores acumulan una pérdida individual promedio equivalente a $ 184.000. En la misma cantidad de meses, con Cambiemos ya habían perdido 1,3 millón.
“El salario promedio actual está entre $ 80.000 y $ 90.000 por debajo del de 2015. Desde entonces, cada trabajador, por la pérdida acumulada en todos los meses transcurridos, perdió casi $ 5 millones, equivalente a un auto 0 km”, subrayaron.