Los bonos argentinos bajaron por segundo día consecutivo y marcaron caídas de hasta 1,5%, en medio de un contexto global adverso, marcado por la suba de tasas de los títulos del Tesoro de EEUU. De esta forma, el riesgo país argentino subió fuerte y volvió a rozar los 1.200 puntos básicos. A su vez, las acciones argentinas que operan en Nueva York finalizaron con mayoría de retrocesos, mientras que también cedió la Bolsa porteña.
El dólar blue, por su parte, subió por tercera jornada a $ 1.245 para la venta en la city porteña. En Rosario cerró a $ 1.258. El billete informal avanzó $5 y acumuló una suba de $20 en lo que va de la semana. Así, alcanza un valor máximo desde el 27 de septiembre pasado.
Los dólares financieros, en cambio, cortaron su racha alcista. El CCL cortó una racha de cuatro ruedas al alza. Por noveno día hábil consecutivo la cotización ceró por debajo de los $ 1.200. Se mantuvo estable a $ 1.194,93, por lo cual la brecha con el tipo de cambio oficial cedió levemente al 21,4%. Por su parte, el dólar MEP bajó $ 5,94, o un 0,5%, hasta los $ 1.161,97 y el spread con el mayorista se posicionó en el 18%.
Fuentes del mercado aseguraron que a lo largo de la jornada "se noto el flujo de exportadores", lo cual mantuvo en calma a las cotizaciones. El BCRA compró u$s 174 millones, el segundo saldo más alto en cinco meses. En ese marco, las reservas brutas internacionales crecieron en u$s 84 millones para culminar el martes en u$s 28.407 millones.
El ministro de Economía, Luis Caputo, se encuentra en Washington participando de la reunión del Fondo. En ese marco se reunió con el vicepresidente para Amércia Latina y el Caribe del Banco Mundial, Felipe Jaramillo, quien destacó en un posteo de su cuenta de X (ex Twitter) que la reunión con Caputo había sido "muy positiva" y afirmó que "el Banco Mundial está listo para acompañar a la Argentina con más de u$s2.000 millones en préstamos" para las áreas de protección social y educación y para apoyar a los más pobres en su acceso al transporte y la energía.
Caputo fue a Estados Unidos a pedir plata, con los resultados de su veranito cambiario bajo el brazo. Sin embargo, en el mercado hay señales de que el carry trade que armó tras la puesta en marcha de la fase II de su programa, comienza a flaquear.
Pronósticos
Horas antes del inicio de la asamblea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó el informe Perspectivas de la Economía Mundial. Par Argentina pronostica una caída de 3,5% en el año en curso y un repunte de 5% del PBI en 2025. También proyecta que la inflación baje de 139,7% este año a 45% el próximo. Así surge del informe Perspectivas de la Economía Mundial difundido el martes en Washington.
El organismo multilateral transmitió un mensaje positivo sobre el estado de la economía planetaria al señalar que “parece que la batalla global contra la inflación ha sido en gran medida ganada”, según sostuvo el consejero económico Pierre-Olivier Gourinchas.
El economista admitió que la actividad económica en Argentina se contrajo sustancialmente en la primera mitad del año, pero aseguró hay señales de que está empezando a recuperarse gradualmente. Los números del Fondo también muestran que el organismo espera una mejora en el frente externo de la economía. Proyecta un superávit en la cuenta corriente del balance de pagos de 0,6% del PIB tanto en 2024 como en 2025, revirtiendo el saldo negativo de 3,2% de 2023.
La proyección de inflación del FMI para el año en curso se ubica por encima de las últimas proyecciones privadas, contenidas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado, que la sitúan en 123,6%. La estimación del Fondo también excede – y por mucho – la inflación esperada por el Gobierno según el proyecto de presupuesto 2025. Contra 45% que augura el FMI, el Poder Ejecutivo proyecta un aumento de precios de 18,3%.
A pesar de la desaceleración de los índices de los últimos meses, la Argentina se ubica entre los cuatro países que registran la mayor inflación proyectada para el año en curso. El organismo internacional prevé que Zimbabue encabece el ranking de este año con una suba del índice de casi 408%. Le siguen Sudán y Sudán del Sur con 242% y 216%, respectivamente.
Después de alcanzar un máximo del 9,4% interanual en el tercer trimestre de 2022, el Fondo Monetario Internacional ahora proyecta que la inflación mundial caerá al 3,5% para finales del próximo año. Se trata de un nivel ligeramente por debajo del promedio registrado durante las dos décadas anteriores a la pandemia. De ahí que considere que “parece que la batalla global contra la inflación ha sido en gran medida ganada”, según sostuvo el consejero económico Pierre-Olivier Gourinchas al presentar este martes la actualización del informe Perspectivas Económicas Mundiales.
Entre las economías avanzadas se destacan los Estados Unidos, con una previsión de crecimiento de 2,8% en 2024. Las perspectivas para los mercados emergentes son estables con previsiones de 4,2% de aumento tanto para el año en curso como para el próximo. En este conjunto se destaca el “robusto” desempeño de las naciones asiáticas.
De todos modos, Pierre-Olivier Gourinchas advirtió sobre posibles riesgos. Entre ellos, “una escalada de los conflictos regionales, especialmente en Oriente Medio, podría plantear graves riesgos para los mercados de materias primas”. También sostuvo que cambios hacia políticas comerciales e industriales indeseables pueden reducir significativamente la producción en relación con el pronóstico base de Fondo. Finalmente, “la política monetaria podría seguir siendo demasiado estricta durante demasiado tiempo y las condiciones financieras globales podrían endurecerse abruptamente”.
El economista consideró que el retorno de la inflación a niveles cercanos a los objetivos de los bancos centrales allana el camino para un triple pivote de política. Uno es el monetario, actualmente en curso, con la mayoría de los bancos centrales de los países desarrollados comenzando a recortar sus tasas de interés. El segundo eje es el fiscal, un aspecto central para el Fondo. Al respecto consideró que es el momento de estabilizar la dinámica de la deuda y reconstruir las tan necesarias reservas fiscales. El tercer giro – consiste en ir hacia reformas que mejoren el crecimiento. El organismo considera que es necesario hacer mucho más para mejorar las perspectivas de crecimiento y elevar la productividad, ya que ésta es la única manera de abordar los numerosos desafíos que enfrenta la economía mundial.