
Miércoles 21 de Enero de 2009
Buenos Aires.- “¡Mueva la Patria!-La ópera cumbia argentina”, el espectáculo musical que repasa 200 años de historia argentina según la atrevida visión de los creadores de la revista Barcelona y con puesta de la directora Valeria Ambrosio, debutará mañana a las 21 en La Trastienda Club.
Aunque no es tarea fácil condensar 200 años de historia -desde 1810 hasta la actualidad- en una hora y media y 40 canciones, para la directora de la pieza es interesante ser parte de este “experimento” porque está ligado a su “búsqueda de estar detrás de nuestra identidad en el género del musical”.
Al compás del ritmo tropical “¡Mueva la Patria!...” se presenta como un repaso audaz por la historia argentina contada y cantada por un “morocho” del interior, una “cheta” de Caballito, un coro de “garcas” (conformado por un militar, un terrateniente, un obispo y una señora bien), un montón de próceres y el pueblo.
“Es interesante abordar nuestra historia, hablar desde el humor de todo lo que nos pasó, de nuestros fracasos, es una forma de desolemnizar algunas situaciones. En la obra hay algo de ironía no expresa que cuenta toda esta mezcolanza que somos, que nos identifica y nos organiza”, sostuvo Ambrosio en charla con Télam.
Escrita y compuesta por Pablo Marchetti, Fernando Sánchez, Javier Aguirre y Eduardo Blanco, cuatro de los hacedores del semanario de humor Barcelona, la ópera-cumbia cuenta con 13 artistas que cantan y bailan en escena.
Valeria Ambrosio, de 41 años, participó de espectáculos como “Ella”, “Rent”, “Grito”, “La fiaca” y “Nuevas ilusiones”, entre muchas otros, es la directora de arte de la comedia televisiva “Los exitosos Pells” (Telefé) y junto a su hermano creó Autombombo TV, productora que también aportó para el financiamiento de “¡Mueva la Patria!...”
El musical cuenta con el asesoramiento en guión de Néstor Montalbano y la dirección musical de Martín Telechanski“ y tendrá funciones todos los jueves, viernes y sábados en la sala ubicada en Balcarce 460, del barrio porteño de Monserrat.
Las pegadizas cadencias del ritmo cumbiero constituyen el hilo conductor de este espectáculo, algo que según la directora enriquece la idea de la obra producida por La Trastienda y la revista Barcelona y que cuenta con el auspicio del Centro Cultural Caras y Caretas.
“La cumbia representa lo más bajo en nuestra cultura, llevarlo a la ópera de alguna manera lo equilibra, se trata un poco de ironizar sobre esa cosa de la ópera-rock o el rock sinfónico”, opinó Ambrosio.
En el mismo sentido, agregó que “la cumbia es la música del pueblo, de las bases, pero hoy todos la escuchan y esa es la magia de la música que unifica al pobre, al rico y al de clase media”.
-¿En el espectáculo se cuenta una historia de amor?
-Sí. La obra es la mirada que tendría un “negro cabeza” de la villa (interpretado por Esteban Masturini) que es la que nos resguarda a nosotros, con “Romina de Caballito” (Natalia Cociuffo) que es la concheta medio pelo con aspiraciones.
El la busca durante 200 años. Es un romance que empieza en la Plaza de Mayo en 1810 y termina en la actualidad, todo contado en un escenario.
-¿Para comprender la obra se requiere de un cierto nivel cultural?
-Está pensado para todo el público, me parece una obra que se puede dar en grupos de colegios, porque no deja de ser instructiva a la hora de la cronología histórica.
Creo que va a convocar a un público que no está acostumbrado a ver musicales o teatro y me interesa cautivarlo.
-¿Cómo fue llevar esta idea al teatro?
-Cuando leí el libro pensé que era imposible hacerlo, pero fuimos laburando y le fuimos poniendo esa teatralidad que no tenía, ese código de tiempo y espacio un poco más sueltito: el humor te permite ciertas libertades temporales.
Parecería imposible contar 20 años de democracia en una sola canción, pero
el código del musical te pide eso. La intención no es banalizar las situaciones sino meterlas
dentro de un género, el musical es así: en una canción se resuelve el conflicto. Me
interesó eso del lenguaje aparentemente liviano, aunque lo liviano está sólo en la forma.
(Télam).-
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