Parece una época lejana, pero en las primeras noticias sobre posibles o comprobados casos de gripe A en la provincia, a mediados de junio, tanto las fuentes informativas como los medios aún podían discriminar entre casos "autóctonos" e "importados".
Parece una época lejana, pero en las primeras noticias sobre posibles o comprobados casos de gripe A en la provincia, a mediados de junio, tanto las fuentes informativas como los medios aún podían discriminar entre casos "autóctonos" e "importados".
El 16 de junio, en el marco de los entonces discutidos anuncios del ministro Miguel Angel Cappiello sobre la necesidad de suspender los viajes estudiantiles a Bariloche, se anunciaba la existencia del caso confirmado de una pequeña en Granadero Baigorria y que, además, en el hospital Garrahan de Buenos Aire, había sido internado un chico oriundo de la localidad norteña santafesina de La Gallareta, pero radicado en Capital Federal.
Venado y Casilda.Cuando en Rosario despuntaban los primeros cierres de cursos o de escuelas completas —al principio, en el nivel primario del ámbito privado—, el 22 se produjo en la región la primera suspensión de labores en un curso primario en una escuela religiosa de Venado Tuerto. Paulatinamente empezaron a registrarse casos sospechosos y confirmados en localidades como Casilda, San Jerónimo, Rufino, Capitán Bermúdez y la capital provincial.
Las dos localidades provinciales que hicieron punta en la determinación de prevenir la expansión de la pandemia suspendiendo todo tipo de actividades de fin de semana durante 72 horas fueron Chabás y Casilda. En Chabás, se había producido el caso de un hombre de 25 años que fue dado de alta, pero en Casilda existían ya 20 casos confirmados y 40 en estudio. Tanto en Pujato como en Fuentes se estudiaba adoptar medidas similares.
Para el viernes 26, en toda la provincia de Santa fe se llevaban contabilizados 403 casos sospechosos, de los cuales 34 resultaron positivos, 37 con resultados de laboratorio negativos y 332 en estudio, entre los que se contaban 40 confirmados por laboratorios privados pero cuyos análisis debían ser validados por el instituto Malbrán. La distribución geográfica de casos era, según el Ministerio de Salud de la provincia — y sin contar Rosario—, Santa Fe, 84; Venado Tuerto, 13; Rafaela, 2; Reconquista 2 (uno fallecido en Buenos Aires) y el restante, un niño de otra provincia que presentó síntomas durante su permanencia en la ciudad de Rosario.
Escuelas. Siempre descontando las cifras correspondientes a Rosario, ese día ya se registraba el cierre de 32 escuelas en toda la provincia y faltaban pocas horas para que, desde el gobierno provincial, se decidiera el cierre de todos los establecimientos educativos.
El sábado 27, horas antes de las elecciones, las autoridades de localidades como Venado, Cañada de Gómez, Las Parejas y Beltrán se sumaron a la medida tomada en Chabás y Casilda. También, por iniciativa propia, muchas entidades deportivas o culturales, oficiales o privadas, suspendieron las actividades previstas en toda la provincia.
Después, vendrían Villa Constitución y Arroyo Seco, y las localidades del centro-oeste Sastre, San Jorge, El Trébol, Carlos Pellegrini, Las Rosas y San Martín de las Escobas.
Con la declaración de la emergencia provincial, todas adhirieron, pero límites hacia adentro, cada una fue generando distintas estrategias.
Variantes. Mientras Cañada buscaba flexibilizar las medidas extremas que había tomado en la semana, San Lorenzo y las ciudades del cordón industrial apuntaron a la suspensión de actividades en los boliches nocturnos y a las actividades juveniles, mientras que las localidades de la ruta 9 pusieron el acento en frenar la actividad oficial y lanzaron una serie de recomendaciones al sector privado, aunque sin imponer restricciones específicas.
Por Hernán Cabrera
Por Andrés Abramowski