Viendo la resolución que tuvo en el Senado (¿traición mediante?) el tema de las retenciones móviles, y luego de leer el artículo "La falacia de las retenciones", del diputado nacional Mario Cafiero (ver en Internet), donde se detalla cómo las exportadoras, por medio de triquiñuelas técnicas y no tanto, se quedan con cientos de millones de dólares que pertenecerían al Estado nacional, al que habría que añadir a las arcas de las simpáticas exportadoras que en la provincia de Santa Fe están exentas de pagar ingresos brutos (aproximadamente 900 millones de dólares anuales, dinero que no estará en las comunas y municipalidades ya que es coparticipable), siento que los que deseamos una justa distribución de la riqueza hemos sido traicionados no sólo por Julio Cobos sino por el mismísimo matrimonio Kirchner. Su inexplicable actitud y manejo de la situación, su necedad e ineptitud, permitieron un nuevo milagro a la alianza estratégica de la Federación Agraria y la rancia Sociedad Rural. Tanta ineficacia asombra y hasta podríamos sospechar que fue a propósito. Deseo humildemente sumar un nuevo milagro al matrimonio K: ha logrado que una importante parte de la ciudadanía de clase media y baja justifique y avale la mala distribución de las tierras, y las ganancias desproporcionadas que obtienen la clase terrateniente y los pooles de siembra. Logró la aceptación de la población del fin del bien común. Ahora la acumulación de capitales de la alianza terratenientes/exportadores fue avalada y fortalecida por el ciudadano común, manipulación mediante. ¿Cuántos años tendremos que esperar para que nuevamente se discuta la mejor distribución de la renta nacional? ¿Cuántos años tendremos que esperar para tener un régimen impositivo que no sea regresivo, y convertirlo en algo justo y equitativo? ¿Cuándo tendremos realmente un gobierno popular y no unos meros imitadores que terminan traicionándonos? ¿Qué diría hoy Lisandro de la Torre o Enzo Bordabehere, asesinado en el Senado por combatir la evasión fiscal de los frigoríficos ingleses? Somos una sociedad de intereses irreconciliables, con bolsones de riquezas con mucho poder y ghettos de miseria que dan vergüenza. ¿Todos los ciudadanos que pagan impuestos religiosamente, que no negrean, que no tienen exenciones impositivas, que no tienen subsidios, tendrán el derecho de cortar las rutas para defender sus intereses individuales? Conclusión: después de estos meses de conflicto lo que queda en claro es que los ricos serán más ricos y los pobres más pobres, que los ingresos del ciudadano común sirven menos gracias a los aumentos de precios y las desigualdades plebiscitadas y aprobadas en el Senado. El mismo Senado que en julio del 1935 vio morir al senador Bordabehere y un mismo mes de julio vio morir las esperanzas de una sociedad que camine hacia la igualdad social.




























