Más de 15 días de acampe en la puerta de nuestras viviendas. La calle cortada, sin acceso de vehículos ni siquiera para aquellos vecinos que no tienen movilidad y con gente aglomerada, la mayoría sin barbijos en medio de esta pandemia. Los manifestantes, al sentir vulnerados sus derechos, recurren a esa medida para exigir una solución. Mientras tanto, algunos de ellos sin que nadie se haga responsable vulneran nuestros derechos rompiendo cosas de nuestra propiedad, orinan en la vía pública, entre otras cosas y dificultan nuestro descanso con oradores nocturnos que hablan a viva voz mientras nosotros nos vemos impedidos de dormir e igualmente debemos madrugar para cumplir nuestras obligaciones. Nosotros, los vecinos de Desarrollo Social, ¿acaso no tenemos también derechos que debieran ser respetados? Señor intendente: ¿qué ciudad nos queda a los ciudadanos decentes que trabajamos y pagamos nuestros impuestos, que por cierto aumentaron bastante? ¿Qué ciudad nos queda luego de tomar papel y tijera, y sacar del mapa las zonas que no se pueden transitar por el narcotráfico y sus muertos? Ya sé, ya sé, no me diga nada, eso no le corresponde a usted señor intendente, le corresponde a la Nación. Y si seguimos con la tijera, tenemos que recortar los lugares que no podemos habitar porque los motochorros y demás delincuentes comunes nos lo impiden. Uy, ya sé, le evito palabras señor intendente, el poder de policía es de la provincia. Bueno, mire me queda muy poco mapa en mi mano, me atrevería a decirle que sólo estaré a salvo en mi casa. No quiero seguir con la tijera. Quiero vivir la ciudad, quiero caminar mirando el río y no las motos y bicicletas que a cada paso amenazan con atropellarme. Quiero respirar en una ciudad limpia, quiero salir a la vereda sin cuidarme de las motos que la toman como atajo a gran velocidad. Hace poco más de un año le escribí por este mismo motivo, se comunicó conmigo el señor Jorge Avila de la GUM. Nada cambió, todo sigue igual en el mejor de los casos. Me atrevo a decirle que la educación vial es más barata y feliz que las muertes. Esa parte es suya, toda suya señor intendente, igual que la limpieza, igual que jerarquizar a la Guardia Urbana con mayores atribuciones. Tampoco está exento de pedir a las autoridades provinciales que protejan a los ciudadanos rosarinos. Le pido que no naturalicemos conductas que son humanas y normativamente reprochables. Quedo a su disposición, y me despido porque no estoy entrando en el mapa de Ciudad Gótica.