Realmente debo mostrar mi experiencia con los señores taxistas. En ningún momento su conducta es irrespetuosa, conversamos amablemente en el trayecto hasta mi domicilio y saludan cuando me despido con una sonrisa. Quizás sea que espero el taxi en las paradas, los saludo con respeto y solicito me lleven al sitio que voy. Es costumbre de cortesía agregar el "por favor". Durante el trayecto siempre surge un tema neutro de conversación amable; si van un poco fuerte, les solicito que aminoren la velocidad, no hay problema y pago, facilitando el cambio y en la despedida nunca falta un "buenos días señora", con una sonrisa. Creo que así como muchos conductores particulares descargan sus frustraciones en el volante, muchos pasajeros de taxis quizás descarguen sus frustraciones, rabias, mala onda con el taxista, que encima de sus propios problemas, que se los tragan, tienen que soportar conductas inadecuadas, despectivas, groseras, algunas realmente insultantes. ¿Qué tal si los tratamos como personas que como la mayoría trabaja muchas horas, en un tránsito endemoniado, los respetamos y nos tragamos nuestra violencia contenida y lo tratamos como queremos que nos traten a nosotros?