La unidad de higiene urbana es la más reciente y fue creada al ritmo de la necesidad de diversificar negocios, cuando los efectos tardíos del conflicto del campo, sumados a la baja de precios internacionales y las especulaciones sobre un cambio de política económica, llevaron a los productores agropecuarios a paralizar las inversiones, sobre todo de maquinaria agrícola.
La evolución de las ventas en algunos rubros sensibles en la región permiten ver la magnitud del fenómeno. El mercado nacional de sembradoras, por caso, pasó de 4.500 en 2011 a 1.400 en 2015. El parate en el sector fue brusco, aunque no terminal. Durante la llamada posconvertibilidad, la industria de la maquinaria agrícola había experimentado un boom de producción, inversión y exportaciones. En ese período, la población de Las Parejas se duplicó. Hasta que se cortó para volver a recuperar luego de la devaluación y la quita de retenciones a los productos agrícolas en 2016.
El intendente de Las Parejas, Horacio Compagnucci, destacó el creciente papel de la diversificación en la estrategia de las empresas de la ciudad para atravesar los ciclos de expansión y retracción, muy pronunciados por las mismas características del mercado al que apuntan: el del sector agropecuario.
Los casos son variados. Ombú partió de la maquinaria agrícola y terminó proveyendo contenedores a las principales ciudades del país. Apache es una de las fábricas líderes en el mercado de sembradoras y vende también tractores de origen indio. Otra pionera del rubro, Super Walter, amplió su producción hacia el segmento de las retroexcavadoras y una de las firmas más jóvenes del cluster, Caimán, añadió a su líinea de pulverizadoras, las fertilizadoras.
La tercerización, la fundación de cientos de talleres que producen para las unidades principales, es otra de las herramientas elegidas por las empresas de agromáquinas para enfrentar los vaivenes de mercado. En el caso de Ombú, por ejemplo, Castellani reporta algo más de 400 empleados directos en las plantas desde donde salen tolvas autodescargables, cabezales maiceros, rastra de disco (un implemento que volvió con las malezas resistentes), embolsadoras y embutidoras; además de remolques y semirremolques, contenedores y compactadores de basura. Pero en los talleres que le proveen distintas piezas se ocupan otras 150 personas.
El dueño de Ombú destacó la reactivación del mercado de maquinaria agrícola en 2016 y en 2017, aunque acusó "cierto amesetamiento" en los últimos meses. "Igual hasta acá estamos bien, siempre y cuando se mantengan algunos apoyos y no se profundicen los tarifazos", advirtió. Entre otras cosas, está preocupado por la decisión del Banco Central de reducir gradualmente los créditos de la línea de inversión productiva, que habían sido creados por Mercedes Marcó del Pont. La preocupación se extendió a la política actual de mantener elevadas tasas de interés, ya que asi como las invesiones de las empresas, las ventas se hacen con financiación.
"Nos piden competitividad pero aumenta la tasa de interés, hay tarifazos y pagamos la chapa más cara que en el resto del mundo", advirtió. Ombú consume 600 toneladas de chapa mensuales.
Carlos Castellani, hermano de Orlando, es el titular de una de las firmas más tradicionales de Las Parejas y del país: la fábrica de sembradoras Apache, que cumple en 2017 sus 60 años de vida. "Como tantas otras empresas de la región, mi padre la inició fabricando bombeadores en el garage", recordó.
Luego vinieron, en los 70, los arados, rastras y cultivadores. En los 80 empezó a fabricar sembradoras con tiro de punta. "Cuando se introdujo la labranza cero, comenzamos a producir unidades adaptadas", relató Castellani, quien subrayó que "la sembradora es el corazón de la siembra directa". El empresario enfatizó que la firma fue una de las primeras en el cluster en contar con un departamento de diseño. También fue pionera en hacer pie en el mercado sudafricano, al que llegó hace unos ocho años junto a un conjunto de organismos públicos para participar del proceso de transformación tecnológica del agro africano. Ya colocaron 150 unidades en ese destino.
En Argentina, Apache es la tercera en ventas, con un 12 por ciento de la demanda. Produce unas 200 unidades por año, con 350 módulos. La estandarización del cuerpo de siembra y el dosificador en plano inclinado son características de sus unidades, así como como su porte y su ancho de labor. "Hoy se venden porque el gran cliente es el gran productor, los más pequeños utilizan más el sistema de contratista para las labores", dijo. Además de ser propietarios de una fundición, en la camino de diversificarse, la empresa se asoció con un grupo indio del que importa tractores de menos de 120 HP, que se venden con la marca Apache Solis, fundamenalmente en el mercado de producciones regionales. Hasta el 2015, explicó Castellani, estaban obligados a mantener un porcentaje de integración regional, actualmente los importan directamente.
Su dueños es también director del Banco de la Nación Argentina (BNA) y, desde esa condición, intenta achicar el pánico sobre la posibilidad de un corte del financiamiento al sector productivo. "En los últimos años volvimos a las exposiciones del agro y con nuestras líneas de crédito ayudamos mucho al mercado, esto va a seguir, incluso tenemos acuerdos con la provincia de Santa Fe para subsidiar tasas", dijo.
El tema no es menor. El 70 por ciento de las ventas de maquinaria agrícola en el país se realizan con crédito a tasa subsidiada, asegura Daniel Scarpeccio, uno de los tres hermanos que conduce los destinos de Bufalo SA, la fábrica de las sembradoras Super Walter. La firma fundada por su padre es otra de las veteranas de Las Parejas. Del garage a las dos unidades fabriles de 16 mil metros cubiertos, hoy la firma cuenta con 130 empleados. Produce entre 28 y 30 sembradoras por mes, que son, de acuerdo a lo que señala su dueño y encargado del departamento comercial, "trajes a medida".
"No trabajamos con stock porque tenemos distintas opciones en ancho de labor y módulos, que fabricamos de acuerdo a los pedidos de los clientes", indicó. En los años 2014 y 2015, cuando los productores no compraban máquinas agrícolas, se diversificaron hacia la fabricación de retroexcavadoras.
Duchos en capear temporales en el sector, Scarpeccio recordó que ya en 2008, cuando el conflicto de la 125 paralizó el mercado interno, lograron esquivar el mal momento con la exportación. En los años 2011 y 2012 llegaron a vender al exterior el 50 por ciento de la producción y fueron número uno en el segmento. Ya hay 1.500 unidades de la firma en distintos lugares del mundo como Uruguay, Paraguay, Bolivia, Rusia y Kazajistán. Hoy venden el 8 por ciento al mercado externo.
Con mejores y menores años, la exportación es un horizonte permanente de las empresas de maquinaria agrícola. El menor dinamismo del mercado internacional, la suba de costos y el tipo de cambio limitaron esa capacidad en los últimos años, al tiempo que comenzó a registrarse un incremento de las importaciones.
Pablo Basta, gerente del centro industrial de Las Parejas, describió que el año pasado se importaron 50 sembradores, y este año 142. En el caso de las pulverizadoras, la progresión fue de 40 en 2015, 90 en 2016 y 170 en 2017. Al mismo tiempo que aseguran no temer miedo a la competencia con las unidades provenientes del exterior, los empresarios se cuidan de subrayar que registran un aumento potente.
"Vemos que en los últimos años aumentó la importación, nuestros costos de producción son más altos, los tarifazos fueron un poco violentos y el gobierno ahora vuelve a subir la tasa", señaló Scarpeccio.
Sebastián Sánchez, director del departamento de comercio exterior de la fábrica de pulverizadoras autopropulsadas Caimán, destacó que sobre un mercado de 1.800 unidades por año, el porcentaje de importados no deja llamar la atención. Al mismo tiempo, admitió que la apertura importadora le facilitó ingresar piezas que no se fabrican en el país y mejorar su producto, por ejemplo, con la importación de partes de cabina desde Italia.
Es que Caimán, una "milenial" del cluster de Las Parejas, está desarrollando un ambicioso plan de inversiones. Por un lado, para construir una nueva planta de pintura. También en una línea de armado de cabinas.
Fundada en 2001, la fábrica fundada por Alejandro Flatron y Aberto Riva, Caimán comenzó con la producción de pulverizadoras de arrastre. Alexis Gigli, a cargo de la operación industrial, recordó que en 2008 comenzaron a producir equipos autopropulsados. Actualmente fabrican ocho por mes. "Las de arrastre las seguimos fabricando, porque nos permite atender a un segmento de productores que muchas veces luego dan el salto a la autopropulsada".
Con 700 unidades de la firma "en la calle", Gigli asegura que estos fierros se caracterizan por su "robustez". El 15 por ciento de la producción lo exportan a Uruguay, Paraguay, Bolivia y Rusia, entre otros. Con un plantel de 70 trabajadores, en 2017 diversificaron su cartera de productos y comenzaron a fabricar fertilizadoras de arrastre.
El sábado por la mañana, con el último turno de la semana, la industria de Las Parejas mantiene su actividad febril. Sin recuperar los picos de la poscovnertibilidad, el sector volvió a respirar hace dos años, cuando el nuevo gobierno cerró el conflicto con el campo, devaluando y bajando impuestos a los productores. Este miniboom les permitió ir a contramano de la retracción de otros sectores industriales, crecer y encarar un nuevo proceso de inversiones. Los mejores momentos coincidieron con las exposiciones de marzo de 2016 y 2017, aseguran los industriales.
Desde 2017 perciben una desaceleración pronunciada pero, por ahora, no del todo preocupante. La suba de costos del sector, tanto energéticos como financieros, se potencian con menores precios agrícolas, cierta especulación por el tipo de cambio y la cautela de los agronegocios por el esquema de reducción de retenciones a la soja. Un desafío más en la historia del principal distrito industrial de la maquinaria agrícola del país.