“Hay que transformar esta recuperación industrial que hubo en el último año y medio en un crecimiento sostenido”, dijo el economista jefe y director ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), Diego Coatz, en el Día de la Industria. El ejecutivo consideró que las medidas que está tomando el ministro de Economía, Sergio Massa, son “señales de que se busca cierto orden macroeconómico, monetario y fiscal” pero admitió que podrían tener como consecuencia una ralentización de la actividad. Confió en que “la desaceleración sea suave” y que en la medida que se recuperen reservas y confianza, “se pueda de nuevo poner en movimiento el sector productivo”. Hasta el primer semestre mostró tasas de crecimiento del 6% y 7% y recuperó los niveles de 2018.
Coatz identificó a la escasez de reservas, a la incertidumbre macroeconómica “provocada por la brecha cambiaria” y a los altos precios internacionales que generan tensión con los insumos, como los principales problemas que hoy enfrenta el sector. Y planteó que la Argentina enfrenta la particularidad de “tener una actividad que anda bien pero con un deterioro de los indicadores sociales por la inflación”.
_Después de la pandemia la industria se empezó a recuperar y el 2021 creció fuerte crecimiento. Obviamente, con gran heterogeneidad. El primer semestre de 2022 también continuó con números muy buenos, de 6 ó 7%. Volvimos a niveles que teníamos a comienzo de 2018, es decir recuperando lo perdido en la pandemia y en las crisis de las devaluaciones del 2019. Este segundo semestre empiezan a aparecer ciertos signos de amesetamiento, producto de los problemas macroeconómicos. Veíamos dos elementos que podían complicar el crecimiento. El primero tenía que ver con el abastecimiento energético. Finalmente, con el clima y la importación de GNL no hubo problemas. El segundo, que es la contracara del primero, es que faltan los dólares que se usaron para el gas.Y ese es el problema que estamos viendo con los insumos, que está empezando a afectar a muchos sectores.
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Diego Coatz, economista y director ejecutivo de la UIA, se refirió a la “doble agenda” económica.
_ ¿Se está administrando el tema de los dólares? ¿Tiende a mejorar o a empeorar?
_Hay un problema de escasez de reservas, un nivel de actividad alto con precios internacionales también altos para los insumos importados. Además, hay una cuestión más general que tiene que ver con la macroeconomía, por la incertidumbre provocada por la brecha cambiaria. Hay que dividir el tema en dos partes. Uno más estructural, que tiene que ver con recuperar la certidumbre cambiaria, reducir la brecha y bajar el riesgo país. Y por otro lado, temas más puntuales. Con esta brecha y esta escasez de reservas van a seguir los controles. Hay que ver cómo se flexibilizan y no generan problemas en insumos críticos para la producción, que terminan tensionando la actividad e incluso presionando sobre los costos y los precios. Hay una doble agenda. En el marco del diálogo que hay con el sector público se busca resolver los problemas que tienen las cadenas.
_¿Cómo evalúa las medidas que adoptó el nuevo ministro de Economía tras asumir?
_Las señales son que se busca cierto orden macroeconómico, monetario y fiscal. Cuando uno hace una política monetaria más restrictiva, con más tasas de interés o focalizada en el tema fiscal va ralentizando la actividad y eso impacta en la demanda agregada y el consumo. Esperamos que esa desaceleración sea suave y que, en la medida es que se vayan recuperando reservas y confianza, se pueda de nuevo poner en movimiento el sector productivo. Desde la UIA se intenta lograr que haya un diálogo entre las urgencias de corto plazo con las cuestiones estratégicas y oportunidades de largo plazo. La energía es un reflejo de eso. Este trimestre fue complicado el tema energético porque no estaba el gasoducto Néstor Kirchner. Ahora se puso en movimiento. Y con Vaca Muerta, lo que hoy es una falta de gas puede convertirse en exportación, en petroquímica, en desarrollo de proveedores locales. Entonces, la sociedad tiene esta doble necesidad de atender lo urgente pero no olvidar lo importante, que es Vaca Muerta, desplegar el sector minero, buscar un régimen para que el sector agroindustrial aumente la exportación de valor agregado.
_Tras la crisis de 2018/19 y la pandemia, la industria mostró un sendero de crecimiento pese a los problemas que hoy la afectan. ¿Se puede evaluar este período como de un ciclo distinto?
_Lo que se ha observado en el último tiempo es una recuperación importante de la actividad industrial desde niveles muy bajos. En 2018 y 2019, con las crisis financieras y cambiarias, la actividad cayó fuertemente. Además, había un contexto de tasas de interés altas y pocas líneas de financiamiento y crédito para la producción. Creo que después de pasar la pandemia la industria se recuperó de forma intensa. Obviamente con diferencias sectoriales. Aparecieron muchos más programas y líneas, pero hoy lo que reina es la incertidumbre macroeconómica. La gran cuestión es cómo transformamos esta recuperación que hubo en el último año y medio, que fue intensa, federal y con mirada pyme, en un crecimiento sostenido. Donde uno pueda discutir temas tecnológicos, de formación, y cómo generar empleo formal. La recuperación de la actividad fue mucho más rápida que la del empleo privado formal. Acá hay un gran desafío que tiene la Argentina en un mundo que plantea oportunidades pero que también grandes tensiones.
_¿Cuáles serían las más importantes?
_ Hoy estamos atravesando tres grandes nuevas corrientes para la industria. La primera, tiene que ver con la relocalización de la producción. En un mundo donde ya no hay tanto incremento en las grandes cadenas de valor sino que existe lo que se llama la economía modular. Es decir, socios de China, de Asia, de Estados Unidos. No sabemos para dónde va el proceso productivo mundial, entonces nos tenemos que insertar en esas tensiones. En segundo lugar, hay todo un mundo que tiene que ver con la economía verde, que genera oportunidades pero grandes desafíos porque la energía va a ser muy cara en los próximos veinte años. El tercer elemento es que la pandemia puso a pie a fondo en la inversión en tecnologías hoy denominada industria 4.0 como la digitalización, la inteligencia artificial, las manufacturas inteligentes. Son tres grandes corrientes a nivel mundial y Argentina tiene que ver cómo transita y aprovecha las oportunidades y quizás los riesgos.
_¿Cómo se encuentra la industria argentina frente a estos desafíos?
_El sector industrial argentino es muy heterogéneo. A las empresas pymes o grandes que dialogan con estas tecnologías, con el mundo y exportan, hay que ayudarlas, sacarles las trabas. Después hay todo un universo de pymes muy golpeadas por los últimos años para las que claramente hay que pensar políticas más selectivas con el fin de que se formalicen, aumenten la productividad, etc. Eso como una parte de la agenda. La otra parte tiene que ver con nuestras grandes oportunidades a nivel de sectores y recursos que tenemos que desarrollar. Como la minería. s como Perú exporta casi u$s 20 mil millones de dólares de cobre. El mundo va a la electrificación, a la electromovilidad, se requiere más cobre, además de litio. Argentina exporta cero de cobre. Ahora se están desarrollando algunos proyectos para incrementar fuertemente las exportaciones en ese segmento. Le perdimos la carrera en la foresto industria. Hoy Uruguay, Brasil exportan casi 15 mil millones de dólares en ese sector y nosotros importamos pasta celulosa. Hay tres o cuatro grandes sectores donde hay que generar consensos para las inversiones y exportaciones pero la clave es que eso tenga producción argentina y proveedores especializados, pymes en cada provincia que puedan crecer en la medida que crezcan esos sectores. Ahí entra la política industrial. La energía es un ejemplo. Yo puedo tener, como Noruega, fabricantes locales de equipos de perforación o de componentes electrónicos, metalmecánicos y exportarlos también o bien traer todo de China para abastecer a esos sectores. Hay que buscar un equilibrio y que esos sectores que pueden incrementar sus exportaciones desarrollen la industria argentina.
_Hay quienes señalan que la sustitución de importaciones adquiere hoy un nuevo concepto, que no hay que fabricar todo lo que se necesita sino insertarse estratégicamente en determinadas áreas.
_Lo primero que hay que hacer es defender la producción nacional que tenemos. Tenemos una base productiva y hay que mantenerla. Y despues buscar nichos de oportunidades. Porque Asia avanzó mucho a nivel industrial, China hoy es un gran jugador y sus satélites compiten con tecnología, con subsidios, con otro tipo de reglas y es difícil igualarlos. Pero hay espacios en los que uno puede pensar la producción, la sustitución eficiente e inteligente a futuro. Alguna vinculada a los grandes sectores como el caso de la pasta celulosa o la urea. En este último caso, Brasil y Argentina importan muchísima desde Rusia, porque es el gran fertilizante del agro. Se trata de gas transformado en nitrógeno. ¿Si tenemos gas natural por qué no podemos desarrollar la petroquímica?. En algunos sectores tradicionales hay oportunidades de sustitución y después hay que ir pensando en nichos donde sabemos que en el futuro se va a producir y Argentina tiene capacidades como el sector semillero, la maquinaria agrícola, el mundo automotriz que va hacia la electromovilidad y se puede pensar en la fabricación de baterías con el litio. Hay que entender en donde tenemos recursos, trayectoria y capacidad para poder competir en el marco de estas grandes tendencias productivas.
_¿Sería una forma de superar el problema cíclico de la industria, que ante el crecimiento se enfrenta con la restriccion externa?
_ La restricción externa tiene dos motivos. Uno tiene que ver con la macroeconomía. Y se retroalimenta. La macroeconomía tiene que reducir la inflación, recuperar el peso como reserva de valor. Tenemos que dar un sendero con el que de logremos, mes a mes, año a año, recuperar confianza en nuestra moneda. Porque si no los actores tienden a ahorrar en moneda extranjera y eso presiona a nivel financiero en la restriccion externa. Pero con eso solo no alcanza porque cuando lo hacemos y descuidamos la politica productiva e industrial, cuando el país crece requiere más importaciones. La política productiva tiene que inyectarnos divisas desde la matriz de la producción. Lamentablmente no es fácil porque son dos agendas las que hay que pensar, una buena política macroeconómica y una industrial. Puedo hacer la mejor política industrial del mundo pero si la macro es mala no le puedo pedir a la producción y la industria los dólares para que los argentinos ahorren. En cambio, puedo hacer la mejor macro del mundo y que los argentinos ahorren en pesos, pero si no hago una buena política productiva no voy a tener los dólares para las importaciones. Es una agenda complicada. Son cinco o seis temas importantes que el país tiene que resolver para crecer a largo plazo.
_Este segundo semestre de ordenamiento macro va a tener algún impacto en el nivel de actividad y eso impactará en la industria ¿Tenés expectativa de que se va a poder atravesar esa situación sosteniendo el ritmo de crecimiento y generando expectativas hacia el año próximo?
_La actividad está en buenos niveles, obviamente el problema es la inflación y los temas macroeconómicos. Hoy no están las divisas necesarias para que la industria y el sector productivo pueda seguir creciendo a estos niveles. Hay que tocar varios puntos de la botonera. Creo que el esfuerzo que se está haciendo es para que haya alguna desaceleracion de la actividad pero que no tensione mucho la producción y el mercado de trabajo. Todos somos entusiastas de que esto se pueda lograr, pero hay que ser realistas y las dificultades son muchas. Hoy Argentina tiene una particularidad, la actividad anda bien pero hay un deterioro en indicadores sociales por el problema de la inflación. No es un fenómeno local sino mundial pero aquí se monta sobre varios años complicados para el mercado de trabajo. Es un escenario global difícil que se suma a un escenario local también muy complejo.