Las graves consecuencias que sufrieron una mujer y su bebé la semana pasada en Rosario, luego de que se intentara un parto domiciliario, reavivaron la polémica sobre esta modalidad que tiene adeptos en todo el país pero que suele ser rechazada por las sociedades médico-científicas.
Pasado el mediodía del martes una parturienta —que cursaba un embarazo a término— arribó al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria presentando dolor abdominal y hemorragia. Los médicos que la recibieron constataron que no se registraban latidos cardíacos fetales. Ante la gravedad del cuadro, decidieron hacer una cesárea de urgencia. Poco después los neonatólogos que revisaron al bebé confirmaron su muerte. Además, a la paciente tuvieron que practicarle una histerectomía (intervención que consiste en extirpar el útero total o parcialmente).
El hecho cobra especial relevancia porque la mujer, que ya había tenido dos partos por cesárea, llegó acompañada de una obstetra que estaba asistiéndola en un parto domiciliario en el que se intentaba que el bebé naciera por vía vaginal. Tanto los médicos de guardia como el jefe del servicio de obstetricia del hospital Eva Perón dejaron constancia del hecho y advirtieron "la preocupación que genera la actividad que realiza esta médica, sabiendo que no es el primer caso fatal relacionado con esta profesional", y por entender que se intentó un parto en domicilio de una mujer que ya había tenido dos cesáreas previas y por lo tanto "no debía tener un parto domiciliario".
Hace un año, la Asociación de Obstetricia y Ginecología de Rosario (Asogir) ya había advertido al Colegio de Médicos para que su comité de ética evalúe el accionar de esta profesional, conocida entre quienes practican partos domiciliarios en la ciudad y zona. El viernes la entidad decidió reiterar el pedido al colegio profesional.
Hasta el cierre de esta edición no había ninguna denuncia formal contra la médica, presentada por la paciente — que se encuentra estable— ni sus familiares.
La Capital se comunicó con la obstetra para que diera su opinión sobre los hechos que la involucran, aceptando resguardar su nombre y apellido. "Si la Asociación de Obstetricia y Ginecología decide hacer público esto se hará cargo debidamente. A mí no me llegó ninguna información, ni ahora ni nunca antes. Ni siquiera de lo que usted menciona en relación a un pedido anterior de informes al Colegio de Médicos. Me respaldo en el secreto profesional para no hablar, porque es el derecho personalísimo de una paciente a que su historia sea preservada. Mucho más cuando esa paciente está aún internada. No es que no quiero hablar, no se trata de eso, es que considero que no corresponde y que el secreto médico lo impide, y yo lo respeto", expresó.
Contraindicado
Miguel Angel Paccioco, jefe del servicio de obstetricia del Hospital Baigorria, dijo que "no se trata de discutir si el parto domiciliario es bueno o malo. Yo en lo personal lo desaconsejo, pero hay un tema que no amerita debate: los partos de alto riesgo no deben hacerse en una casa. Y si hablamos de una paciente que tuvo dos cesáreas y va a tener otro parto, no puede ser un parto vaginal. Toda la bibliografía médica lo contraindica y respalda lo que estoy expresando".
El 80 % de los partos — explicó Paccioco— quien además es el presidente de Asogir, son de bajo riesgo y se realizan sin problemas, pero hay un 20% que puede derivar en situaciones de riesgo. De ese grupo, el 10% puede tener consecuencias graves como la muerte del feto, de la madre o de ambos.
Los partos domiciliarios en la Argentina se multiplicaron en los últimos años. El hecho de que muchas mujeres "famosas" hallan optado por parir en casa fue uno de los estímulos que alentó aún más a esta práctica, que pone el acento en la atención súper personalizada a la mujer en proceso del preparto y parto.
La posibilidad de que la familia completa participe del nacimiento o no (según deseo de la mujer), el hecho de que la madre pueda hacer lo que desee en los momentos previos (ducharse una o ninguna vez, rasurarse o no, utilizar o no enemas, caminar, sentarse, además de estar en un entorno conocido y por ende contenedor), y también durante el parto (tener el bebé en el agua, sentada, acostada en su cama), más las ventajas de un vínculo mucho más íntimo con el propio cuerpo y el bebé (al no estar rodeada de médicos), son ejes de esta práctica.
A la par, distintas organizaciones de mujeres vienen manifestando quejas a los partos en instituciones médicas por entender que no se respetan las necesidades de la mujer, o porque hay un número creciente de cesáreas, entre otras críticas al sistema de salud.
En el país unos 7.500 niños al año nacen fuera de sanatorios u hospitales. El Ministerio de Salud indica que es en el 1% de la totalidad de los partos. En 2015 la Asociación de Parteras Independientes pidió que una ley que regule los partos en domicilio.