Una adolescente de 15 años y un joven de 25 murieron baleados ayer en un presunto intento de robo que sufrieron apenas se iniciaba la mañana. Micaela Leila Pintos, de 15 años, cayó herida de muerte en el pasaje Chancay entre Cafferata e Iriondo. Junto a ella iba un muchacho de 25 años, Raúl Luis Moreyra Alvarez, alias "Rauli". El joven agonizó doce horas en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez y falleció cerca de las 18. En lo poco que pudo hablar con la policía, el joven declaró haber reconocido a los autores de los balazos y con ese dato la policía comenzó la búsqueda en el barrio San Francisquito, donde vivirían los asesinos, aunque hasta anoche no había novedades de ellos.
La fría cifra de 2016 arroja 171 muertos en el departamento Rosario y la estadística puede tener una lectura aún peor: de esas víctimas, 17 no llegaban a los 18 años.
"Mica", como le decían sus amigos y en su casa, vivía junto a su madre Ramona y a sus tres hermanos menores en una casita de Riobamba al 4300. A las 4 de la mañana Rauli se comunicó con ella por la red social Facebook y le dijo que la pasaría a buscar por Riobamba y Avellaneda, a sólo tres cuadras de done ella vivía. El plan era ir a ver al grupo de cumbia "Freddy y los solares" que se presentaba en una cantina de San Nicolás al 2200. "Le dije varias veces que no fuera, pero no me daba bola", diría Ramona más tarde.
La adolescente salía con Rauli, diez años mayor que ella, desde hacía poco tiempo. El muchacho la espero en la esquina pautada a bordo de una moto Honda Cripton azul y ambos se internaron en la madrugada a alta velocidad y, como tantas otras veces, con destino poco seguro. Pero pasaron las horas y ya cerca de las 6 de la mañana nadie sabía nada de la pareja.
Detonaciones
En tanto, a las 6.30 de ayer en Cafferata al 3500, a la altura del pasaje Chancay, se escucharon dos detonaciones secas. En la ochava estaban Mica, Rauli y un joven al que apodan "Flaqui". Los tres charlaban cuando, según Flaqui, llegaron dos muchachos que quisieron "robarles" la moto. No hubo otros tiros, no hubo resistencia. Uno de los disparos dio en la adolescente dejando en su cuerpo "un orificio de entrada sin salida por la espalda", diría el parte del Instituto Médico Legal.
Los agresores, en tanto, corrieron y un segundo disparo dio en el tórax de Rauli. El tercer joven, Flaqui, se salvó de milagro. La guardia del Hospital de Emergencias recibió a Moreyra Alvarez en estado delicado. Tenía un disparo en el tórax y el médico Marcos Ivanich diagnosticó "herida de arma de fuego en tórax con orificio de entrada, sin salida, con pronóstico grave". Doce horas después el joven falleció.
En la puerta del Heca la familia de Moreyra sólo dijo que "le quisieron robar la moto". Más tarde la Fiscalía determinó que el muchacho tenía antecedentes por delitos contra la propiedad y las personas, entre ellos varios robos a mano armada.
Mica, en tanto, después de recibir el balazo aparentemente corrió unos metros y cayó en la esquina de Chancay e Iriondo. Lo último que vio fue una mata de pasto. La moto, con el motor encendido, quedó tirada bajo un árbol a mitad de la cuadra. Nadie robó nada. Ni la moto ni el celular de Mica.
Desolación
El mediodía de ayer, en la humilde casa de Riobamba al 4300, Ramona aún esperaba que Mica le respondiera los mensajes que le había enviado a su celular desde las 5.30. Eran las 12.30 y la mujer no tenía respuestas. Varios indicios apuntaban a que el cadáver que por entonces estaba en la morgue era el de su hija y así lo confirmó la mujer pasadas las 14. La adolescente había dejado su casa a las 4 sin llevar ningún documento.
Ramona contó que Mica había dejado los estudios hace unos años y que le prometió que en 2017 iba a retomarlos en la escuela "Marcelino Champagnat", cerca de su casa. "Ella vive acá y además con la abuela. Ella es la que le da plata para que ande. Yo tengo tres hijos chiquitos más", dijo sin llorar pero desbordada por la muerte.
En la zona de Chancay e Iriondo varios vecinos dijeron no conocer a Mica ni a los otros dos jóvenes. Pero a unos cien metros de esa esquina una vecina no dudó en adjetivar el pasaje como "peligroso". Y no quedó allí: "A la noche venden drogas en la ochava, vienen autos buenos y motos y se escuchan todo tipo de cosas. Los vecinos no podemos ni salir a la calle, hay delivery de drogas y lo que se le ocurra", dijo a La Capital.
Varios jóvenes que merodean por la zona de pasaje Chancay dijeron desconocer a Raúl Moreyra Alvarez. Las actuaciones las lleva la Policía de Investigaciones (PDI) y la fiscal de Homicidios Marisol Fabbro.