Certero y dueño de un humor único, Diego Peretti sale siempre con la suya. Desde el audaz Máximo Cozetti en “Los Simuladores”, pasando por su escena memorable en “Tiempo de valientes”, en la que revela que las melodías de “El payaso Plin Plin” y el “Feliz cumpleaños” son idénticas, hasta su papel de amigo leal en el drama “La reconstrucción”, por el cual obtuvo el premio del Festival Internacional de Cine de La Habana a mejor actor, el actor seduce al público con todas sus caras.
Esta vez, Peretti llega a Rosario con la obra “Los vecinos de arriba”, que lleva tres años en cartel en Capital Federal y ya es un éxito. La pieza, que sube a escena hoy y mañana, a las 21, en el Auditorio Fundación Astengo (Mitre 754), cuenta la historia de dos matrimonios que a pesar de vivir en el mismo edificio practican dos “estilos de pareja” diametralmente opuestos. La obra escrita por el español Cesc Gay, dirigida por Javier Daulte y protagonizada por Peretti, Muriel Santa Ana, Rafael Ferro y Julieta Vallina aborda la vida sexual de los matrimonios.
“Hay tantas formas de amor como personas en el mundo”, sostiene Peretti en una entrevista íntima con Escenario antes del estreno en Rosario. Después de su jornada de grabación de la película “El robo del siglo”, junto a Guillermo Francella, el actor habló de su visión del sexo en tiempos modernos, la influencia de la psiquiatría en su profesión de actor, la crisis económica actual y el posible regreso de “Los Simuladores”.
—¿De qué se trata “Los vecinos de arriba”?
—Es una comedia dramática. Es la historia de un matrimonio que lejos de tener una relación de indiferencia, es una pareja que está a punto de explotar. Y cualquier discusión les provoca una gran irritación. Esa irritación se debe a que no se tragan a los vecinos de arriba porque tienen una vida sexual muy demostrativa, poco común, según lo que pueden escuchar. Mi mujer (Santa Ana) los invita a cenar sin mi permiso. Y eso provoca una gran discusión.
—¿El sexo es el leit motiv de la obra?
—Los puntos de discusión tiene que ver con el sexo. Los motivos conflictivos no tienen nada que ver con la suegra, la familia o la economía, sino con la vida sexual de la pareja.
—¿Considerás que es posible el amor para toda la vida con una sola persona o creés en el poliamor?
—Es una pregunta tan compleja con sólo dos opciones. ¡Es muy poco! Hay tantas formas de amor como personas en el mundo. Si no tenés mala intención, si seguís tus deseos, si seguís tu corazón, si te preocupás por la otra persona, si sabés decir que no, si sabés decir que sí. Me resulta muy corta la apertura que se le da al tema. “¿Creés en la fidelidad o no?”. Es muy ingenuo y simple pensar en un sentimiento así. El otro día, en el diario Clarín, había una noticia que decía: “Crimen doble aparentemente por una relación de amor”. Y no ponían la palabra amor entre comillas. Hay gente que se cortó la oreja por amor. El amor debería ser el sentimiento más elevado y sin embargo, la primera plana del diario comunicacional de nuestro país, culpa a ese sentimiento de homicidio. Y no me meto en la boludez de que haya sido Clarín, pudo haber sido Página 12. Creo que hay que abrir ese tema, que hay que ser menos inmaduro. Cuando se tocan esos temas en la televisión, la gente grande se empieza a reír, se ponen nerviosos.
—El sexo sigue siendo un tema tabú aún en 2019...
—En el terreno de la igualdad de género veo una mínima evolución espiritual. Ligo mucho la libertad en la sexualidad con la evolución espiritual. Lo veo mucho ahí. Pero creo que estamos estancados en las relaciones laborales, familiares, educacionales y políticas. Hace 3 años que la obra está en cartel, algo muy difícil. Vamos a Rosario recién al tercer año, y por lo general, vamos al segundo año, como lo hice con “La chica del adiós” y “El placard”. Creo que el secreto está en cómo la gente espía la vida sexual en un matrimonio a la vieja escuela.
—¿Ser psiquiatra te ayuda a componer tus personajes?
—Me sirvió mucho para hacer “Criminal” en Canal 9 para Ideas del Sur con Inés Estévez. Ese personaje estaba muy corrido de mi imaginación o de mis valores, entonces miraba libros que tenían que ver con una patología más grande. Yo puedo hacer un loco, pero la trama tiene que tener que ver. Siempre depende del guión. Y nunca me tocaron personajes muy border.
—¿La crisis económica afectó al teatro?
—Sí, afectó. El año pasado, que era nuestro segundo año, estábamos dentro de los 5 espectáculos más vistos del año. Pero si vas 5 años atrás, y veías cuánta gente iba a los 5 primeros espectáculos de la calle Corrientes, era el doble de gente que la que nos establecía a nosotros en el mismo puesto un año atrás. Es decir, que ahora, concurre mucha menos cantidad de gente. Pero aún así, “Los vecinos de arriba” fue la única obra de texto que se mantuvo. Y esto habla muy bien de la obra y del texto. La dirección de Javier Daulte es muy rigurosa, y eso nos sigue sirviendo a los actores después de dos años...
—Y de los actores, porque uno ve el nombre Peretti y la quiere ir a ver...
—Sí, somos un equipo que atrae a la audiencia. Pero no es sólo eso, porque también estuvimos con Florencia Peña, que fue reemplazada por Muriel Santa Ana y siguió funcionando. Después de dos años, la obra es la que empieza a tener su run run más allá de los actores que estén.
—¿Qué otros proyectos tenés además de esta gira con la obra?
—Estoy coprotagonizando “El robo del siglo” junto a Guillermo Francella, dirigida por Ariel Winograd. Somos dos líderes de la banda que ejecuta este robo tan emblemático en la historia argentina. Se va a estrenar en enero del 2020.
—Hace poco Federico D’Elía y Martín Seefeld bromearon, o no, sobre un posible regreso de “Los Simuladores”. ¿Qué hay de cierto en este rumor?
—Me encantan “Los Simuladores”. Si habría un guión lo haría, pero no lo hay. Dijimos que si lo hacíamos teníamos que estar los 4 y Szifrón como guionista. Y no nos veo cercanos a eso. Que se va a dar, puede ser que se dé, pero no en los próximos tres años.