"Hice esta película porque si no la hacía me moría", confesó Lucía Cedrón como
una de las razones que la impulsaron a rodar "Cordero de Dios", que se estrena mañana en Rosario.
El filme transcurre entre 1978 y el 2002 y está protagonizado por Mercedes Morán, Jorge Marrale,
Malena Solda y Leonora Balcarce. Según adelantó Cedrón, hija y nieta de artistas, que creció en el
exilio en París, "si bien cuenta algunas tragedias que atraviesan la vida de una familia, siempre
trata de rescatar la luz en este mundo hecho de grises y de tormenta".
—¿Cuánto hay de autobiográfico en la película?
—Todo lo que uno dice o emite es autobiográfico. Los hechos y las
circunstancias que me tocaron me sirvieron como puntapié o encausante para poder compartir algunas
inquietudes que van más allá de eso, como por ejemplo el silencio como actor de amor. Si es
legítimo o no callar una información a un ser querido si pensamos que eso le puede causar algún
tipo de sufrimiento. Ese tipo de preguntas son las que se desarrollan en la película. De hecho es
una película de preguntas más que de respuestas e invito al espectador a que reflexionemos
juntos.
—¿Cuál es la actitud ante la historia?
—La película va y viene en el tiempo, no como flashback, sino como
convivencia con nuestra historia. Como diría San Agustín "los muertos aunque invisibles no están
ausentes", estoy convencida de que uno convive con su historia de forma más o menos consciente o
más o menos visible. Una de las preguntas es qué hacemos con ella, si llorar, apiadándose sobre la
propia suerte, o más bien decir desde este lugar cómo encaramos hacia adelante. Por eso digo que es
una película de vaso medio lleno y no de vaso medio vacío. Si bien cuenta algunas tragedias que
atraviesan la vida de una familia, siempre trata de rescatar la luz en este mundo hecho de grises y
de tormenta.
—El cine que aborda la época desde los gobiernos militares hasta la democracia pasó
por distintas etapas y tuvo varios exponentes. ¿Es un tema que en algún momento se va a agotar o se
va a dar por concluido?
—No. Primero me parece que todos los pueblos que sufrieron tragedias
necesitan de cierto tiempo e instancias para ir procesando las heridas. De alguna manera también
son temas tabú, porque hablar de nuestras heridas duele. Me parece que siempre que uno intente
aportar una nueva lectura es válido. Por eso esta es una película sobre el presente, sobre el día
de hoy. Lo que plantea la película es qué hacemos con nuestra historia y cómo se nos entrelaza a
nuestro presente y se filtra en nuestro vínculos. La película se centra en mi historia de familia
porque estoy convencida que cuando más singular es la historia más universal será el filme. De
todas maneras, en mi película a la hora de hacerla usé un lema que era "todo lo que no es necesario
es inmoral". Me resultaba muy pesado filmar escenas de violencia y de tortura y no tenía ningún
deseo de hacerlo.
—Viniendo de una familia de artistas, ¿tu destino era ser directora de cine?
—No creo en el destino, solamente creo en hacer. Mi tío, el patriarca
Alberto Cedrón, que era pintor y uno de mis grandes mentores, decía que todos los días había que
sumar y no restar desde el lugar que sea. Creo en el trabajo. Hacer películas es una buena idea y
mucho, mucho, mucho trabajo. Mucha paciencia y mucha humildad y ahí tal vez cuaja, sólo a veces te
sale alguna rica que te chupás los dedos.
Rodolfo Bella
La Capital
"El punto no es sentarse a llorar ni lamerse las heridas, sino ver desde este
lugar qué construimos", dijo la directora sobre el filme protagonizado por Jorge Marrale (foto) y
Mercedes Morán.
Lucía Cedrón dirigió su primer largo, en el cual se plantean varios temas
relacionados con la historia reciente del país.