La obra local “La edad de la ciruela” se presenta hoy, a las 21, en Espacio Dorado, una nueva sala teatral de Rosario, ubicada en el subsuelo del Centro Cultural de La Toma (Tucumán 1349), que tiene capacidad limitada, y cuyas reservas se reciben en el 341-6438813. La obra de Arístides Vargas cuenta con las actuaciones protagónicas de Mónica Toquero, Gisela Bernardini, Ebelyn Rita y Marichi Bernard, con dirección y puesta de Christian Alvarez.
“Debe ser feo servir para algo y ser un infeliz. Somos mujeres que no sirven para nada, que no sirven para nadie”, reza el texto del autor, que explota en la voz de las intérpretes.
“La obra es una historia de mujeres, no de una, de muchas. De mujeres habitadas, habitables y habitantes de una casa en la cual todas sirvieron para algo, es decir, mujeres reconocibles, esas que nos cruzamos a diario, aquellas con las cuales compartimos el cotidiano, mujeres que se cansaron de servir”, dijo Alvarez a Escenario.
Y agregó: “La palabra circula y la que la sostiene puede ser nuestra madre, tía, abuela, hermana o hija. La voz de la mujer marca aquello que nos constituye, la que nos transmite aquello que viene de los orígenes. Es fuerza, pasión, ternura y contundencia”.
“En esa casa sucede, a lo Macondo, que el tiempo se detenga y sabemos que ya no es necesario habitar Macondo para que la realidad se vuelva «mágica» y vivir entonces un tiempo sin tiempo”, dijo el director en un guiño al pueblo ficticio del libro “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez.
“La edad de la ciruela”, con sus dolores y alegrías, con sus esperanzas y frustraciones, cuenta de un tiempo que ya pasó. Allí, en esa puesta, se podrán ver las imágenes difusas de un pasado que no se resigna a morir, un pasado que continuará vivo, mientras se tenga viva la memoria.
Al respecto indicó el director rosarino que “en la obra, al detenerse el tiempo, las mujeres tendrán más tiempo para hacer cosas que nunca hacían. A alguna la encontrará ese tiempo dormida y otra muy despierta. Ellas son mujeres rompecabezas”.
Sobre esa particularidad, una de ellas dice: “Entrás al baño y te encontrás con prótesis para levantar los pechos, el traste, prótesis dentales, somos mujeres para armar”. “Ese texto lo grita una de ellas desde los confines de una locura que encontramos acá nomás, con solo levantar la cabeza y abrir las orejas. El texto tiene mucho humor y fundamentalmente ternura. Porque son mujeres entrañables que te acarician, pero que también son capaces de las furias más irresistibles”, concluyó.