Calificación: ***. Intérpretes: Karla Ojeda, Maira Ramírez, Gabriela Mansilla, Susy Shock. Dirección: Lucrecia Mastrángelo. Género: Documental. Sala: El Cairo.
Por Pedro Squillaci
Calificación: ***. Intérpretes: Karla Ojeda, Maira Ramírez, Gabriela Mansilla, Susy Shock. Dirección: Lucrecia Mastrángelo. Género: Documental. Sala: El Cairo.
"Reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo normal", dirá Susy Shock. Y oído de boca de una artista trans en el contexto de un espectáculo hasta puede disparar alguna sonrisa. Pero nada más tremendamente serio. Lucrecia Mastrángelo compuso un documental coral con cuatro protagonistas que tienen un común denominador: todas pelean por relaciones igualitarias, por derribar prejuicios en los vínculos de pareja y por la apertura hacia las identidades transgéneros. Con una cámara sensible, que nunca incomoda sino que se tutea con la persona que cuenta su historia, Mastrángelo tendrá dos disparadores de alta sensibilidad. Y será con los testimonios de dos travestis muy particulares. Una es Karla, que vive con su marido hace 20 años; y la otra es Maira, quien vive con su hijo veinteañero, y tiene el sueño de festejar su cumpleaños de 50 como si fuera uno de 15. El otro vértice tiene que ver con Susy Shock, que es activista trans y tiene testimonios tan logrados como efectistas. Se nota más en la charla de bar, con Maira y Karla, que es el único momento que tiene diálogos algo sobreactuados, que se corren un poco de la sintonía fina que atraviesa todo el documental. Y el tercer eje pasa por Gabriela Mansilla, la mamá de Luana (que nunca se muestra en una acertada decisión), quien es la primera niña trans del mundo en obtener su DNI a los 6 años, acorde a su identidad de género. "He criado una monstrua", dirá Gabriela y suena más fuerte que la misma palabra dicha por Susy Shock. Entre los cuatro relatos se va construyendo un concepto de lucha, de resistencia y de no temer a ir contra la corriente en virtud de un sentimiento genuino. Es conmovedor escuchar a Miguel, la pareja de Karla, decir: "Cuando la conocí pensé que era una chica más y después me di cuenta que no era una chica más, era el amor de mi vida". También impacta toda la previa de Maira para celebrar su cumple y es imposible no lagrimear con su emoción en el día de la fiesta. El filme tiene animaciones que aportan sutileza artística y la participación de niños que suman frescura. Son momentos para tomar aire, porque los testimonios tienen banderas de lucha pero también transpiran sufrimiento, dolor y honestidad. "Siempre fui una travesti de barrio y muy pobre. Voy a morir pobre pero honrada" se oirá y calará hondo. Tan hondo como este laberinto de lunas.
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