Coronado por la historia como uno de los grandes galanes de las telenovelas argentinas, con roles principales en enormes éxitos como “Piel naranja” y “Amo y señor”, Arnaldo André regresó al teatro con “El enganche”, obra de la década del 80 del autor argentino Julio Mauricio que protagoniza junto a Miriam Lanzoni bajo dirección de Osvaldo Laport. “El enganche”, definida por el actor como “una comedia con toques muy románticos”, se presenta este viernes, a las 21, en el teatro Broadway (San Lorenzo 1223).
La historia es simple y está llena de ternura sobre dos personajes (una prostituta y un hombre común) que se encuentran en una cita y donde lo interesante, según André, “es que el público va a ir descubriendo a los personajes a lo largo de la obra y no todo lo que se dice es así, sino que se podrá ir ahondando en un mundo interior que primero no aparece muy rico en estas personas que no son ganadoras”.
“Se habla un poco de la vida, del mundo, de lo difícil que es transitar por la vida y lo que tiene Julio Mauricio en esta obra, además de una inmensa ternura hacia sus personajes que te conmueve, es un diálogo con un texto muy cotidiano que es como si estuvieras escuchándolo en la calle”.
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Arnaldo André y Miriam Lanzoni.
La idea de hacer esta obra surgió por recomendación de Luis Brandoni, a quien André contactó para que lo dirigiera en otra obra de autor extranjero y el actor de “Esperando la carroza”, que declinó la invitación por compromisos profesionales ya asumidos, le sugirió volver sobre autores nacionales que muchas veces quedan dormidos y tienen gran valor.
Julio Mauricio (1919-1991) fue un autor prolífico del teatro argentino, conocido fundamentalmente por “La valija”, que Luis Sandrini y Malvina Pastorino llevaron al cine, y “El enganche” es una obra suya estrenada en 1982 y que tuvo conocida versión protagonizada por Carlos Carella y Leonor Manso bajo dirección de Héctor Tealdi en 1985.
Con “El enganche”, André regresa al teatro, espacio donde se hizo famoso con “40 kilates”, un éxito de tres temporadas que protagonizó junto a Mirtha Legrand en 1970 para luego pasar a formar parte de muchas de las más destacadas telenovelas argentinas.
“Esa obra con Mirtha”, recordó el actor, “fue la que me sirvió de trampolín y a partir de ahí no paré de trabajar. “Pero más allá de las elecciones teatro-televisión, yo creo que ningún actor te va a decir honestamente que prefiere una cosa por sobre la otra porque en este medio lo que queremos, por sobre todas las cosas, es actuar. Si me preguntás qué imagen tengo yo de un actor que no trabaja es la de un automóvil abandonado en la calle con las ruedas pinchadas y las chapas corroídas, nosotros tenemos un motor adentro que necesita estar en funcionamiento. Cuando uno está actuando lo siente y no es solamente por el dinero, que es importante lógicamente, pero fundamentalmente se trata de mantener ese motor en funcionamiento”.
Con su extensa trayectoria, el intérprete destacó cuáles son las diferencias entre uno y otro medio. “Con cada tipo de actuación tenés distintos registros de tu propio trabajo: en televisión te ves a vos mismo ahí en forma instantánea, en el teatro es un registro mucho más sensorial, más abierto, no te estás viendo pero tenés al público que está pendiente de lo que vos estás contando y de cómo lo estás contando, y eso no tiene comparación con nada”, afirmó.
Sobre su reconocido rol de galán, donde se destacó en roles protagónicos de exitosas propuestas como “Amo y señor”, André dijo que en su caso contribuyó ser “un seductor nato”. “Creo que eso me ayudó mucho para construir al galán. Si me decís si soy romántico, y eso me pudo haber ayudado a construir al galán, no lo sé, pero soy apasionado para todo y volcar mi grado de seducción por la pasión que pongo para todo lo que hago me ayudó mucho a construir al galán”.
En ese sentido, André afirmó: “Como soy un tipo de aburrirme rápido, la repetición de esos personajes en un momento momento me cansó y empecé a pedir por favor que me llamaran para otros papeles, yo quería hacer comedia pero en ese momento que era el auge de programas como «La banda del Golden Rocket» o «Son de diez», mi representante me dice que en los canales le señalaban que yo no era el tipo ideal para papeles de comedia. Eso me rompió el alma y decidí irme a Estados Unidos a estudiar cine. Estando allá, un día me llama mi representante para hacer un papel en un programa de Guinzburg y me volví inmediatamente, se grabaron dos capítulos y al día siguiente de la emisión del primero, esa misma persona de Canal 13 que había dicho que yo no servía para la comedia me estaba ofreciendo hacer «Gerente de familia», que hice por tres temporadas. Yo quise romper esa imagen del galán intocable”.
De hecho, en sus telenovelas había toques importantes de comedia. “Como yo quería hacer comedia y no me llamaban, metía siempre comedia”, aseguró el actor. “Hice dupla con Jorge Sassi en «Amo y señor» y trabajé con Francella en «El infiel». «El infiel”», por ejemplo, lo escribía Oligia Lezama una autora venezolana que mandaba los libretos por fax. Yo me encuentro con ella en Miami después de que terminó la tira y ella me dice: «Yo no recuerdo de haber escrito ese personaje» y era el personaje de mi mucama que yo lo había incluido por decisión propia junto al productor Raúl Lecouna y que lo hacía Amalia Freytes, una actriz humorística cordobesa que había visto en teatro y me encantaba, entonces decidí incorporarla al elenco para jugar con ella pasos de comedia. Estaban bien los besos y el galán, pero yo quería hacer comedia”.