Con una propuesta que incluye tradición y cultura, el Viejo Hotel Ostende propone para la temporada de verano un cronograma de actividades que incluye proyecciones de películas, librería temporal y charlas con escritores, en el marco de una celebración por los 110 años de historia que reivindica el valor de un acervo que resiste el paso del tiempo y se reinventa para ofrecer siempre nuevas experiencias.
Dicen que el hotel fue edificado en medio de la arena. Solo, como si fuera una torre en medio del desierto. Como si fuera el baobab que Antoine de Saint Exupéry imaginó en su libro más famoso, “El principito”, después de pasar una temporada en el hotel que él mismo calificó como “inolvidable”.
El tradicional hotel abre, por tercera vez consecutiva, un calendario de actividades culturales de verano que celebran la coincidencia con el paisaje, el mar y la naturaleza. Además, aprovecha el aniversario para presentar el corto “Viejo Hotel Ostende 110 años”, un trabajo dirigido por Mariano Llinás que recorre, con belleza y creatividad, la historia del mítico hotel.
El mítico hospedaje apuesta a una cultura que va en línea con los lemas con los que se fundó el espacio y se sostiene con los años: escapar a las modas, reafirmar convicciones, aunque suenen caprichosas y amar lo insólito.
Entre otras perlas que tendrán lugar entre enero y febrero, volverán las proyecciones del “Cinemar”, el cine al aire libre, en donde se proyectará, entre otras películas, “Balnearios”, film de Llinás que se dio por primera vez en 2003. También habrá una librería temporal en donde se destacan algunos tesoros para leer frente al mar, bajo la curaduría de “Te llamaré viernes”, el proyecto literario de Paulina Cossi y Paola Lucantis.
“El Viejo Hotel Ostende es muy particular, austero, muy consciente de lo que es. Un lugar antiguo, pero muy vivo y vital. Pasado, presente y futuro es el trípode que nos sostiene, un proyecto cultural que llevamos adelante combinando historia y vanguardia”, explica Roxana Salpeter, directora y alma máter del lugar. Roxana es hija de Abraham Salpeter, quien junto a su mujer Miriam compraron el hotel en 1970. El lugar todavía era muy solitario, pero esto les produjo cierta atracción y por eso firmaron la compra.
Dado su nivel y exclusividad, el hotel vio pasar por sus cuartos muchas figuras. En 1946, por ejemplo, Silvina Ocampo y Bioy Casares dieron forma a la novela “Los que aman odian”. También fue hogar de distintas figuras del jazz, y ya entrados los años 2000 alojó a Hebe Uhart, Rodolfo Fogwill, Mariana Enriquez y Gabo Ferro, entre tantos otros referentes.
En el año 2002 el hotel -que fue fundado el 15 de diciembre de 1913- comenzó a organizar diversas actividades culturales para la comunidad, como muestras de arte, el ciclo Cinemar con proyecciones de películas en la playa, clínicas y encuentros dedicados al intercambio de las artes y las letras.
En su historia, cada verano ha recibido a decenas de huéspedes, muchos de ellos, ilustres. Uno de los destacados es de Saint Exupéry, quien visitó el hotel en la década de 1930 y, según la tradición oral ahí escribió la novela “Vuelo nocturno”. La habitación 51, donde se hospedó, se conserva hoy como una pieza de museo en homenaje al autor de “El principito”, con sus objetos originales y su decoración.
La historia del mítico espacio también alcanza las letras del Indio Solari, quien escribió “Ostende hotel”, una canción alojada en el disco “El ruiseñor, el amor y la muerte”. “Se suelta el pelo, y se la ve reinar. Allí en el mar, como en el bar, del viejo hotel Ostende. Lover boy, amor fugaz, turístico en el aire, del Ostende hotel, que me quitó, su suave y bella piel”, canta Solari.
En 2018 el balneario del Viejo Hotel Ostende fue sometido a una renovación realizado con materiales sustentables, un nuevo balneario que interpreta y respeta el paisaje en donde está anclado el hotel. Fue hecho de madera rústica, con amplios ventanales y variedad de texturas que permiten una estancia sumamente agradable.