El filósofo Santiago Kovadloff es terminante. En su opinión, en 2023 “se decide el porvenir del sistema que va a gobernar al país”. “Confrontan dos concepciones de la política: de un lado, una visión republicana; del otro, un régimen populista fuertemente verticalista”, sostiene. También pide cautela a los dirigentes opositores que se entusiasman con un reformismo relámpago. “Quienes quieran avanzar rápidamente no tienen ni idea de la magnitud de los problemas de la Argentina”, advierte.
Kovadloff vino el jueves pasado a Rosario para participar de una charla organizada por el Instituto de Derecho Político del Colegio de Abogados, donde le entregaron la distinción de visitante ilustre de la ciudad. Después de la actividad el ensayista e integrante de las academias argentinas de Letras y de Ciencias Morales y Políticas mantuvo esta entrevista con La Capital, en la que reflexionó sobre federalismo, corporativismo, la emergencia de Milei y el impacto en la vida institucional de la sentencia en la causa Vialidad.
—Las razones son varias. Tal vez mi enumeración sea insuficiente, pero el problema primordial del federalismo tiene que ver con la posibilidad de transitar de un concepto, yo diría corporativo, fuertemente caudillesco, de país a una noción de interdependencia que debe descansar sobre las imposiciones de la ley. Nuestra Constitución es federal, aspira a transitar de los fragmentos residuales generados por la caída del colonialismo español hacia una unidad regional y nacional que dé fundamento a la identidad de nación. Esto no se ha cumplido entre nosotros porque ha preponderado precisamente la asimetría de los intereses sectoriales por sobre los intereses globales o los intereses de conjunto. Creo que este problema se puede rastrear ya en la índole de la educación generada por el colonialismo español y transmitida a quienes lucharon contra ese colonialismo.
—¿A qué se refiere?
—Por ejemplo, el caso de Güemes. Le comenta a Belgrano sobre la liberación de la provincia de Salta: “Hemos logrado con la paisanada expulsar a los godos de Salta, pero no consigo que me vayan a pelear al Tucumán porque dicen que Salta ya es libre”. Este concepto de la libertad de Salta es feudal, porque implica que el adversario o enemigo queda del otro lado de un muro. Pero en la medida en que queda del otro lado de un muro lo tenemos al lado nuestro. Belgrano le responde a Güemes que Salta queda en Tucumán.
—¿Qué efectos concretos tiene esta forma de federalismo sobre la vida pública de la actualidad?
—Es un pseudofederalismo. Encuero varios síntomas hipertróficos. Uno de ellos es la concentración del poder económico en el Poder Ejecutivo, que distribuye a su propio saber y entender las recaudaciones que el país hace entre provincias que contribuyen a ese fondo común pero en forma desigual. Y son atendidas en forma desigual, también, según motivaciones ideológicas. Uno lo advierte con alguien que representa el reverso de un ideal democrático como Insfrán. Es asistido económicamente de una manera verdaderamente cruel para el resto de provincias que por tener diferencias, a veces ideológicas, con el gobierno central, no reciben la misma consideración. Estamos todavía en un país que precede al ideal de nación, no lo expresa.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
—Usted hablaba recién de corporativismo, y la política argentina aparece atravesada también por muchos vetos cruzados. ¿Se pueden desanudar estas cuestiones?
—El gobierno que necesitamos debe poner todo su empeño en terminar con esas estructuras fosilizadas del poder político y del poder corporativo. Hablo de los sindicatos, de los empresarios. de todos los sectores del país que aspiran a generar feudos de poder y no a integrarse en un ideal de desarrollo equitativo con justicia social. Es imprescindible intentarlo. La pregunta para mí no es si se puede, es si se está decidido a intentarlo, y entonces es probable que se pueda.
—¿Ve en la dirigencia política la voluntad de intentarlo?
—La veo en Patricia Bullrich. Creo que Patricia Bullrich tiene un discurso fundamentalmente revelador de la necesidad de reconciliar al poder con la ética, y de terminar con las transigencias que se llevan a cabo intersectorialmente para sostener un modelo de país que no desemboca en el desarrollo ni en la integración nacional.
—En el último tiempo apareció una figura que compite de alguna manera con Juntos por el Cambio, que le habla a públicos similares. Hablo de Javier Milei. ¿Qué cree que representa la emergencia de Milei en este contexto?
—Hasta donde hoy lo puedo entender, Milei expresa la disconformidad con el sistema político. Y en la medida en que él se transforme en un protagonista dominante de la política argentina esa disconformidad con el sistema partidario compromete en buena medida la subsistencia de la democracia. Para subsistir la democracia necesita partidos, pero partidos que hayan capitalizado sus errores y no certificados de defunción como los que Milei les extiende al decir que no son más que una casta. Ahora bien, él expresa sí a una una disconformidad social muy grande de la Argentina con la política, porque de hecho ahora se cumplen cuarenta años del retorno de la vida democrática y no ha logrado saldar sus deudas fundamentales con el federalismo, la educación y la pobreza; al contrario. Milei expresa muy elocuentemente esa desesperación ante las ineptitudes del sistema, pero personalmente considero que el sistema puede ser perfectible si la concepción del poder político está apoyada en un ideal ético que permita que la ley prepondere sobre el poder.
—Hace unos días planteó que Alberto Fernández se convirtió en una figura espectral, ¿por qué?
—Un espectro es una figura que no carece de realidad, sino de consistencia real. De la misma forma en que la sombra es real, pero no por eso tiene consistencia, o espectral tiene forma, pero no tiene fondo. La tragedia que vivimos los argentinos con un gobierno como el suyo es que él ejerció la primera magistratura por delegación, y eso es un contrasentido del sistema. Se entiende que en un sistema presidencialista como el nuestro la figura del primer mandatario reúne todos los atributos de poder y de libertad para ejercerlo. Esto no ha sido así y en esa medida, él ha sido espectador.
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Foto: Marcelo Bustamante / La Capital
—En su último acto en La Plata Cristina convocó a sectores políticos a reconstruir el pacto democrático y a acordar una agenda económica. ¿Ve posible algún tipo de acuerdo entre las fuerzas que hoy dominan la escena en la Argentina?
—Sí, pero entre las fuerzas que compartan un ideal republicano. Cuando ella hace esa convocatoria llama a algo que ya vivimos. Ella convocó para delegar los atributos de la presidencia a un hombre al que había descalificado y que la había descalificado de manera indescriptible durante años antes de 2019. ¿Qué credibilidad puede revestir esa convocatoria para quien observe con cierta objetividad lo que se hizo? Si convoco para gobernar al hombre que me ha traicionado, es previsible que me vaya a traicionar o, por lo menos, que no me represente cabalmente más que para acceder al poder. Ahora ella convoca un diálogo con todos los sectores que ha despreciado durante dos mandatos, a los que ha descalificado, a los que ha considerado enemigos de la nación. No los ha considerado ni siquiera como argentinos. ¿Qué credibilidad puede revestir esa convocatoria, nacida de qué necesidad? ¿La de privilegiar el diálogo o la de utilizarlo para sostenerse en el poder?
—En pocos días se dará a conocer el fallo de la causa Vialidad. ¿Qué cree que representa esa sentencia para la vida institucional argentina?
—Yo creo, ante todo, que Diego Luciani es una figura emblemática del porvenir y del presente de la Justicia independiente de la Argentina. Diego Luciani es el heredero de Strassera, es el hombre que ha decidido defender la libertad y la independencia de la ley, aún a riesgo de la propia vida. Eso es un signo esperanzador para una Argentina que aspira a reconstruirse democráticamente. A mi modo de ver, el juicio va a desembocar en la ratificación de la irrefutabilidad de las pruebas que pesan sobre la vicepresidenta. No necesariamente va a desembocar en cárcel para ella. Lo que es importante es que la Justicia no se haya doblegado ante el miedo y la corrupción, y Diego Luciani y todos los que trabajaron con él en esta causa le abren a la Argentina un porvenir extraordinariamente representativo de la independencia de la Justicia.
—¿Qué se pone en juego en sentido profundo en las elecciones del año que viene, más allá de quién sea elegido presidente y la conformación del Congreso?
—No es una elección común: es una elección en la que se decide el porvenir del sistema que va a gobernar al país. Confrontan dos concepciones de la política argentina. De un lado, una visión republicana asentada en tres poderes con responsabilidades, independencias e interdependencias equivalentes. Del otro, un régimen populista fuertemente verticalista que descansa sobre la hegemonía de un liderazgo personalista. Si gana el populismo se va a proseguir por la línea en que se ha venido trabajando durante los últimos tres gobiernos, a excepción del de Macri. Si gana la democracia se inicia una tarea sumamente difícil, incierta pero indispensable, que es reconstruir la hegemonía de la ley sobre el poder.
—En su exposición remarcó que la Argentina atraviesa un duelo y que la salida será un proceso ¿Ve en la actual oposición cierto voluntarismo? Muchos parecen creer que llegarán al poder en 2023 y podrán avanzar rápidamente con ciertas reformas.
—Quienes quieran avanzar rápidamente no tienen ni idea de la magnitud de los problemas de la Argentina. Solo va a ser posible avanzar profundamente, pero lentamente, porque la república está fuertemente desacreditada por el sufrimiento que se sembró. Y es preciso remontar el sufrimiento muy despacio, tal vez demore décadas. Por eso, la pregunta que sigue a quién va a ganar las próximas elecciones, si ganara la oposición, es: ¿Habrá continuidad en las políticas de Estado a lo largo de cuatro o cinco gobiernos como para asegurarle al país firmeza en la orientación de reconstrucción republicana? Esa pregunta hoy no tiene respuesta.