El básquet o el fútbol fue el dilema que se le presentó a Franco Herrera en los primeros años de su adolescencia. Tenía que elegir y no se equivocó, pese a que con la naranja se había consagrado campeón argentino. A los 13 años empezó a jugar en Newell’s y se fue de Bandera, la ciudad santiagueña donde nació, para vivir en la pensión del club del Parque a fines de 2016. A base de mucha dedicación y esfuerzo, según destacaron quienes lo formaron en la entidad rojinegra, fue creciendo en las divisiones inferiores y formó parte de diferentes seleccionados argentinos juveniles, compartiendo algunos entrenamientos con Lionel Messi. Siempre le gustó el puesto de arquero, hasta que el pasado viernes se calzó los guantes frente a Patronato y con 18 años cumplió el gran sueño de debutar en la primera.
La historia de Herrera recién comienza a trascender. Es que su aparición resultó abrupta. Inesperada. Con apenas tres partidos en el banco de primera, fue suplente en el cuarto por la baja de Felipe San Juan, con un cuadro febril. La lesión de Ramiro Macagno obligó a su reemplazo y entonces el joven, que a los 6 años empezó en el fútbol en el Club Social y Deportivo La Plata de Bandera, ingresó al campo de juego de un Coloso repleto. Atrás quedaron años y vivencias que pocos conocen, salvo sus íntimos y quienes lo rodean.
El primer deporte de Franco fue el básquet. A los 4 años tiraba al aro en el club Unión y Juventud de Bandera. Su DT era el mismo que lo dirigía en el fútbol en el Club Social y Deportivo La Plata. Por sus condiciones para el básquet, decidió llevarlo a Tostado, ciudad santafesina ubicada a 65 kilómetros de Bandera, para que forme parte del plantel del club San Lorenzo. Así continuó dividiendo sus días entre las dos actividades.
Siempre fue alto y con San Lorenzo ganó el torneo interprovincial de básquet, pasando a integrar la selección Sub 13 de la Provincia de Santa Fe que participó en el campeonato Argentino de 2016 que se jugó en Embalse Río Tercero. Allí fue campeón con un plantel que tenía a Juanse Gorosito, el base nacido en Ceres que en la actualidad juega en la liga universitaria de los Estados Unidos, en la Universidad de Portland. Ambos siguen en contacto, aunque el destino los llevó por distintos caminos.
Herrera se probó en Newell’s a comienzos de 2016, pero nadie volvió a contactarse con él. Ese mismo año, una persona muy importante del básquet de la provincia acercó información al club el Parque sobre un joven arquero santiagueño que era seguido por captadores de Independiente, River y Boca. Fue así que se habló con los padres y se acordó que se incorpore a Newell’s, aunque el arquero se sumó con la intención de continuar practicando sus dos deportes preferidos.
Instalado en Rosario, fue a probarse a Sportsmen Unidos. Pero la idea de jugar al básquet se esfumó de inmediato. Se dio cuenta que era imposible asistir por la mañana al colegio, entrenar al fútbol por la tarde y al básquet por la noche. Era fatigante y así le puso fin al deporte de la naranja.
Sus primeras apariciones en el arco de Newell’s fueron en 9ª división, en 2017. Siempre impresionó por su contextura física. Lo convocaron al seleccionado argentino Sub 16 para competir en el Mundialito de Montaigú (Francia), alcanzando el título con dos futbolistas que ya jugaron en la primera rojinegra, Marco Campagnaro y Brian Aguirre. El arquero sobresalió al atajar un disparo en la definición por penales contra México en la final, que el representativo nacional ganó por 5 a 4, tras igualar 1 a 1 en el tiempo reglamentario.
A partir de la convocatoria al seleccionado juvenil Sub 20 tuvo la oportunidad de ser sparring del representativo argentino que se preparaba en Brasil para la Copa América de 2019. Así fue que tuvo la ocasión de entrenar con Franco Armani y Esteban Andrada. Y de compartir momentos imborrables con Lionel Messi y aprovechar esa oportunidad para fotografiarse con la Pulga. Lo volvió a encontrar en marzo pasado cuando el crack estaba en Ezeiza para la doble fecha de eliminatorias, frente a Venezuela y Ecuador, y el Sub 20 disputó un amistoso contra Estados Unidos.
Su debut en primera causó una gran repercusión y por estas horas el arquero y todas las personas de su círculo íntimo tratan de bajarle la efervescencia a lo que fue el estreno. No quieren que el exitismo del fútbol devore a Franco, cuando encima el miércoles apunta a ser el titular contra Banfield.
"Tiene condiciones y carácter"
Enrique Borrelli fue el coordinador de las inferiores del club del Parque desde fines de 2018 hasta 2021 y conoce de cerca al juvenil arquero. “Cuando llegué a Newell’s, Franco ya estaba en el club. La persona que lo trajo es Marcelo Egido, que todavía está en la institución. Fue el gran protector del chico. Lo cuidó mucho y siempre estuvo atento a él. Lo que nosotros hicimos fue hacerlo crecer en el día a día y después proyectarlo hacia reserva y la primera división”.
El actual coordinador de las inferiores de Belgrano de Córdoba destacó las cualidades de Herrera. “Apenas llegamos era un chico, pero veíamos que tenía un gran biotipo. Había que afinarlo un poco desde el punto de vista físico, porque era de una contextura grande. Pero se cuidaba mucho. Es un gran chico, un gran profesional, muy accesible para entrenarlo. Tiene unas condiciones enormes. Durante nuestra administración le hicimos contrato, para protegerlo”, dijo.
“Sigo todos los partidos de Newell’s y esa atajada, en ese momento del partido, es algo que se merecía, porque es un chico con mucha contracción al trabajo, al cuidado. Dedicó su vida a estudiar y al fútbol, nada más. Por eso me puso muy contento no solo que debute sino que tenga esa atajada fantástica en el último momento”, destacó.
Borrelli entiende que no es un condicionante la corta edad de Herrera para estar bajo los tres palos de Newell’s. “Depende del carácter de cada futbolista. Y Franco tiene un fuerte carácter. Eso lo va a transportar a ser un profesional durante muchísimos años. El otro día lo demostró. Se equivocó en una jugada al pegarle a la pelota y no le hizo mella. Tapó otra pelota sobre su palo, que no fue tan compleja, y luego un mano a mano bárbaro que lo hizo ganar a Newell’s. La tolerancia al error de Franco es cero. Se lo fuimos inculcando día a día, que uno puede cometer un error pero el partido sigue y hay que seguir jugando hasta el silbato final. Todo lo que le pasó me pone muy contento y lo tiene merecido”, subrayó.