Vestido de manera impecable con un ambo color marrón, una remera negra con lentejuelas y unos zapatos de animal print, el bailarín y productor Flavio Mendoza habló con Escenario, acerca de “Stravaganza: 10 años”, que se presentará este 9 y 10 de septiembre en el Salón Metropolitano. “Busqué los mejores momentos de lo que pasaron durante estos diez años, y anteriores también, porque no sólo fueron estos «Stravaganza», también fueron otros espectáculos”, adelantó Flavio de lo que se verá en este espectáculo que cambió su vida como artista.
—Tengo mucha más responsabilidad ahora que estoy también detrás del espectáculo. Cuando era bailarín, no es que no me importaba si lo demás no salía bien, cuando ingresé al teatro noté que los artistas se ocupaban de su trabajo y listo. Yo siempre me preocupé y sigo igual, pero con más responsabilidad, más sueldo, más todo (risas). Siempre mantuve los pies en la tierra y eso es muy importante. Me quedé con una frase de mi viejo que decía: “Ni la fama ni la plata te cambian, solo te delatan”; y eso me parece importante, mantener eso y hacer mi trabajo. Creo que hago cosas lindas, está mal que lo diga (risas), pero siento eso. Cada vez que hago un espectáculo o voy a algún lugar es una fiesta, es lograr un gran momento. No tiene que ver con ganar plata, porque están las personas que trabajan para hacer plata, pero yo me conformo con menos cosas materiales; pero sí me conformo con ver el espectáculo que a mí me gusta que vean.
—¿Vamos a encontrar un recorrido por los diez años de “Stravaganza” en este show?
—El show tiene un mensaje, pero por ahí el que es seguidor mío va a entender cosas. Es muy emocional pero también te vas a reír mucho, la pasás muy bien con las acrobacias; pero busqué los mejores momentos de lo que pasaron durante estos diez años, y anteriores también, porque no sólo fueron estos “Stravaganza”, también fueron otros espectáculos. Hay una construcción desde lo artístico muy importante para mí. Por ejemplo, al humor le puse nombres: pasado, presente y futuro; y tiene que ver con estos años de vida y de carrera. Trabajé con los mejores humoristas, para este espectáculo había muchos artistas reconocidos que querían estar, pero decidí no hacerlo porque quería contar otra cosa. Cuando trabajás con un artista reconocido, tenés que darle ese lugar para que se luzca y armar una isla para que haga su trabajo, y no era lo que quería contar. Creo que no me equivoqué porque fue el espectáculo más exitoso, y más allá del éxito, es lo que yo quería transmitir.
—¿Se puede decir que sos un perfeccionista?
— Soy un rompepelotas (risas), quiero que todo salga bien. Yo creo que lo que sabemos hacer lo hacemos en esos instantes que subís al escenario. Si algo sale mal te destruye todo y, también, me dicen que la gente no se da cuenta, pero en realidad se dan cuenta de todo. Trato de que todo salga perfecto, porque yo sé que a veces, hoy más que nunca, es difícil comprar una entrada y es por estas cosas que quiero que todo salga perfecto. Quiero que no te olvides de lo que veas, que no sea un espectáculo pochoclero que la gente entre, lo vea y ya está. Quiero que te deje algo, es como un propósito, y amo que eso pase con el público.
—¿Cómo recibís el cariño del público después de cada función?
—Me pasa mucho ver que la gente salga emocionada y agradecerme por lo que vieron. En Jujuy hicimos tres funciones con 12 mil espectadores, noté que era un público calmo, y uno espera un público más eufórico. Después de la función fue una ovación, querían sacarse fotos, de todo. Es algo increíble que alguien que pague una entrada te agradezca por lo que le brindaste. El agradecido tengo que ser yo y me siento súper feliz; siento que soy un generador de sueños, y tampoco dejo de tener sueños. Recuerdo que cuando iba a un espectáculo me hacían soñar. Decía: “Yo quiero lograr o hacer algo”, y yo creo que eso pasa. Estoy en otro lugar, pero sigo siendo el mismo, y está bueno que puede transmitir eso a otras personas que quieran hacer un espectáculo mejor que el mío.
—Hablando de sueños, ¿Lograste que se te cumplan tus sueños haciendo todos los espectáculos que hiciste?
—Soy de los que se salen de la zona de confort. Con “Stravaganza: Tango”, para mí fue un gran reto porque no soy bailarín de tango. Entonces tuve que trabajar con gente del rubro y quería sacarle toda esa magia. Lo mismo me pasó con “Franciscus”, el espectáculo sobre San Francisco de Asís, si bien tenía un poco de la historia, tuve que entenderlo para poder adaptarlo. Me pasó lo mismo con “Siddharta”, cuando me traen los libros de los espectáculos, yo hago una lectura y después los paso a mi universo. ¿Sabés cuántos espectáculos rechacé, con gente que venía y me decía “yo pongo la plata y lo hacemos”? Es que no sentía que debía hacerlo; capaz lo tendría que haber hecho porque palo y a la bolsa (risas). De verdad que no voy a hacer espectáculos que no siento, ya que no sé si van a salir bien. Adapto la obra a mi manera, te la muestro y si estás de acuerdo la hacemos. El espectáculo tiene que dejar algo, aunque sea un momento pochoclero, pero te tiene que dejar el momento pochoclero, si eso no pasa, siento que no hice nada.
—La pandemia fue un momento terrible para todos ¿Te molestó que el ambiente artístico te cuestionara por querer trabajar en ese período?
—En otro momento me hubiese molestado porque quería pertenecer a un medio artístico, pero como me desilusionaron mucho y para mí no existen. Ellos, en el confort de su casa, y había periodistas que decían que no salieran de sus casas, yo decía: “Vos porque estás trabajando sentado en un programa de televisión”; había que hacer algo para el que no tiene. Yo no pedía una aglomeración de gente para que se contagien todos, sino buscar una alternativa. Fui el único que destornillé butacas y armamos una sala adaptada para que cumpla con todos los protocolos. La verdad que no puedo decir que me molestó, más bien me dio pena. Muchas personas desde el confort de su casa no hacían nada, he llegado a escuchar artistas que a la pandemia se la tomaron como vacaciones y había gente muriendo afuera. Es algo que no entra en mis valores humanos, entonces siento que no entro en el medio artístico.
—Venís de una familia circense y quedó en carpeta que traigas tu circo a Rosario.
—El circo llegó a Rosario, pero justo cayó la pandemia y estuvo mucho tiempo parado, hasta que pudimos volverlo a llevar a Buenos Aires. Quién te dice que este verano vuelve el “Circo Anima”, lo bueno es que volví a traer el gran espectáculo de circo bajo una carpa como cuando era chico. Es otro circo, porque cuando lo vean se van a sorprender. Ya estamos terminando las funciones y preparando el show de Halloween y el de Navidad.
—¿Podés adelantar las estrellas que se van a sumar a esos espectáculos?
—Para el de Halloween, va estar el mago Emanuel, porque tiene toda esa magia y aparatos que quiero para ese espectáculo, y va a ser una locura. Y en esos espectáculos, a veces pongo famosos porque tengo alguna conexión, y otras veces no porque veo gente muy talentosa y no hace falta que tenga reconocimiento.
—Teniendo tu academia en la ciudad ¿Ves que hay mucho talento?
—Son súper talentosos los artistas rosarinos, tengo cuatro chicos que salieron de la academia que están recorriendo el mundo. Mateo Sito, que es de Rosario, lo descubrí en una plaza haciendo parkour. Lo contacté por Instagram y lo mandé a mi estudio para que esté ahí, y de ahí en más se formó. Tuve la visión de verlo y le di las horas de vuelo suficientes para que se convierta en un artista. Hay un semillero precioso y soy muy seleccionador de la gente con la que trabajo.
—¿Cómo está hoy Flavio Mendoza?
—Muy bien, feliz y contento con mi hijo, mi pareja y mis perros. Yo estoy acá muy feliz en Rosario ultimando todos los detalles, pero a la vez muy contento de volver a mi casa para reencontrarme con mi hijo. Soy muy agradecido y un profeta en mi tierra, soy feliz de la vida que llevo y seguir así siempre.