La región núcleo argentina, la principal zona agrícola del país y una de las más productivas del mundo, viene sufriendo desde hace ya tres años un faltante de agua muy marcado. Tal como publicó La Capital según el informe de la Guía Estratégica del Agro (GEA-BCR), el 2020 y el 2021 dejaron lluvias un 30 por ciento por debajo de lo normal. Es decir que esta situación dramática que vive hoy la región se viene gestando desde hace 3 años, porque ya al comienzo del 2022 el agua acumulada durante los dos años previos marcaba un faltante considerable con relación a una situación de normalidad.
Pero el 2022 resultó ser la estocada final. En el último año sólo llovió entre el 50 por ciento y el 55 por ciento de la media pluvial de la región. Es decir que la zona recibió, en promedio, la mitad del agua que suele recibir en un año. Y para colmo, esto se agudizó sobre la segunda mitad del año y el 2022 terminó con la primavera más seca de los últimos 35 años.
Este déficit pluvial tan prolongado marca un panorama extremadamente complicado para la producción agrícola en la región. Es que, con ya tres años con lluvias muy por debajo de lo normal, las reservas de agua útil en los suelos se han ido consumiendo y hoy están en niveles muy bajos. Este fenómeno es clave debido a que en momentos críticos para los cultivos, estas reservas funcionan como un “colchón” que permite amortiguar la falta de lluvias.
De esta manera, el estrés hídrico ya hizo caer la producción nacional de soja, trigo y maíz en un 23 por ciento respecto de lo esperado inicialmente. La sequía ya se llevó 28,5 Mt de las 122 Mt que se esperaba obtener entre los tres granos cuando comenzaban las siembras. Incluso con la recuperación de los precios, y sólo considerando estos tres cultivos, la pérdida de ingresos netos del sector productor a nivel nacional ya asciende a US$10.425 millones.
De más está decir la importancia que tiene el sector agroindustrial para el país. El sector es uno de los pilares de la economía argentina, representando cerca del 20 por ciento del PIB a nivel nacional, generando 7 de cada 10 dólares de exportaciones, 2 de cada 10 puestos de trabajo y 25 de cada 100 pesos recaudados por el Estado. Sin embargo, su importancia se torna particularmente relevante en la región: para tomar de referencia, el sector agroindustrial representa cerca del 30 por ciento del Valor Agregado que genera la provincia de Santa Fe, con fuerte incidencia sobre el empleo y la recaudación tributaria a su vez. Y eso sin contar su rol fundamental en otros aspectos, como el arraigo territorial.
Es por esto que la sequía ya tiene consecuencias muy negativas para el país, pero particularmente para la región. El menor ingreso del sector productivo a causa de la pérdida de producción redunda en menos viajes de fletes, menos servicios financieros y de intermediación, menos demanda al sector constructor, etc.; en definitiva, menos inversión y consumo que terminan impactando sobre la actividad económica general. Así, como consecuencia de estas interrelaciones con otros sectores, el impacto agregado de la sequía para la economía nacional se estima en alrededor de US$14.000 millones, equivalente a 2,2 puntos porcentuales del PBI estimado para 2023.
Además, en términos de exportaciones, ya se prevé un recorte en el ingreso de divisas de por lo menos US$8.000 millones entre los tres complejos. Se destaca particularmente que la caída en la producción de soja hace prever una menor industrialización de la oleaginosa, y un recorte en los volúmenes despachados de los dos productos estrella de la balanza comercial argentina: la harina y el aceite de soja. Aquí nuevamente cabe mencionar que esto tendrá particular impacto en la región, dado que el Gran Rosario es el principal complejo oleaginoso a nivel mundial, concentrando el 80 por ciento de la capacidad de molienda de oleaginosos total del país.
Por último, esto también traerá consecuencias económicas para el Estado, en sus distintos niveles. La menor producción agrícola hace prever una caída en la recaudación tributaria por US$3.500 millones de los cuales alrededor de US$1.000 millones corresponden a menores derechos de exportación y lo restante entre impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales.
En suma, esta sequía histórica que está afectando al país y que ya tiene consecuencias económicas graves sobre los productores agropecuarios, también influirá sobre la actividad económica en general en todos los frentes: el consumo interno, el sector externo y al Estado. Pero dado el rol fundamental que ejerce el agro en la región, esto será particularmente relevante para nuestra zona.
La nota fue coescrita por:
(*) Tomás Rodriguez Zurro es economista, investigador, y senior del Dpto. de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario…
(**) Julio Calzada es economista, gerente de Estudios Económicos de la BCR…
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