Es normal que de un torneo a otro haya comparación sobre el poderío del plantel viejo y el nuevo, sobre todo de parte de los hinchas, aunque el verdadero análisis es el que debe realizar el cuerpo técnico. Pero claro, la verdad se verá recién al final de la temporada, con el resultado puesto y sabiendo si Central creció, se estancó o bajó su producción. Y eso lo dictaminará, por supuesto, si hay clasificación a cuartos de final de la Copa de la Liga y además a alguna copa internacional, los dos grandes objetivos del semestre. Más allá de todo, está claro que Central sufrió una renovación de plantel y hasta aquí la cosa tiene olor a simple renovación de nombres. Quizá en el arribo de Maximiliano Lovera se advierta hoy una sensible mejora. Lógicamente habrá que esperar algunos días más, hasta que cierre el libro de pases, pero debieran aparecer algunos nombres importantes como para cambiar el foco. Ni hablar si entre esos nuevos futbolistas por los que Russo aún espera no aparece un 9.
El hecho de que este recambio que se dio y que, a priori, alcanzaría para mantener el status quo (no es poco teniendo en cuenta el buen torneo realizado), no implica que el canalla vaya a hacer una mala campaña en esta Copa de la Liga, porque bien podría Russo acomodar las piezas de tal forma para que el equipo dé decididamente un salto de calidad. Ahora, teniendo en cuenta los nombres que se fueron y los que llegaron nada hace pensar que el entrenador canalla tenga ahora mucha más materia prima que antes. Sí es probable que tenga más y mejor recambio, en algunos puestos en especial.
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Maximiliano Lovera y Axel Werner fueron los primeros en llegar. El formoseño ya sumó algunos minutos en su vuelta a Central.
Virginia Benedetto / La Capital
En la figura de Lovera habría que encuadrar algunos de esos fundamentos. Es que el formoseño llegó para jugar en una posición en la que el habitual recambio era Luciano Ferreyra. Lovera tendrá que demostrar con juego que el cuerpo técnico no se equivocó cuando decidió ir en su búsqueda, pero en principio allí si hay una clara mejora.
Es más, decidieron ir por Lovera porque el cuerpo técnico considera que tarde o temprano será parte del equipo titular, algo que el Pupi Ferreyra no pudo lograr en este proceso de Russo. Pero pareciera ser el único caso donde se advierte un paso hacia adelante o que despierta cierta expectativa.
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Lovera tiene el crédito abierto para meterse en el equipo en poco tiempo. Es alternativa en el ataque canalla.
Tampoco es tan lineal el análisis como para comparar nombre por nombre o puesto por puesto, aunque es algo que podría hacerse, por ejemplo, en el caso de Giovanni Bogado con Gino Infantino. Seguramente no son futbolistas con idénticas características, pero la cosa no debe andar muy lejos. Ahora, quien se fue, pese a no haber tenido tanto rodaje en el ciclo Russo y dejando en claro que le costó aprovechar todas y cada una de las chances que se le presentaron, tenía, entre otras cosas, pasado de selección sub-20. Lo del paraguayo es una verdadera incógnita y se sabe que Russo confía mucho en sus condiciones, pero nadie sabe cómo será su adaptación al fútbol argentino y cuánto tiempo le llevará. Uno pasó del fútbol paraguayo al argentino y el otro del argentino a la Serie A de Italia.
Agustín Sández claramente vino para pelear el puesto con Coyote Rodríguez, pero también es un futbolista que le puede dar una alternativa más a Russo en un esquema con tres centrales en el fondo. Vino de Boca con muchos menos partidos jugados que los que tenía Lucas Rodríguez en el momento en que se trasladó de Independiente a Arroyito.
Está la posibilidad de ver a Sández de lateral por izquierda y a Coyote Rodríguez más adelante, pero para que ello suceda, Russo debiera retocar demasiadas piezas. De no pasar nada de eso, Coyote Rodríguez hoy es para el DT el 3 titular y Sández su principal alternativa, como lo era Lucas Rodríguez, salvo que encuentre más rápido un lugar en una línea de tres.
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Sández es marcador de punta, pero puede acoplarse a una línea de tres. Sabe lo que es la presión, por su pasado en Boca.
En el puesto de arquero, donde llegó Axel Werner, también sucedió algo similar, más allá de que si la comparación se hace con Valentino Quintero sí se puede hacer referencia a un salto cualitativo. Porque de no haber venido Werner, si a Fatura Broun le pasara algo, quien debía tomar la posta era un jugador sin experiencia en la máxima categoría. Distinto hubiese sido el escenario si en la puja por el puesto si hubiese continuado Gaspar Servio, quien desde hacía ya un tiempo no estaba en la consideración de Russo. Otros que se fueron son Alan Marinelli y Jonathan Candia.
Qué decir de lo que concierne al 9. A esta altura no parece haber una búsqueda desesperada de un jugador en ese puesto y sería altamente satisfactorio para el cuerpo técnico que al menos pueda tomarse como un cambio de fichas. Sería meter un pleno conseguir un reemplazo que supere lo hecho por el ya jugador de Tottenham. Allí está el agujero más grande que se le formó al equipo.
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Bogado es un juvenil en el que Russo confía mucho, pero dependerá qué tan rápìdo se adapte al fútbol argentino.
Hay tiempo todavía para sumar refuerzos y de hecho la dirigencia, el cuerpo técnico y la secretaría técnica están trabajando para lograr un verdadero salto de calidad, pero hasta que ello no ocurra habrá un mercado de pases en el que el canalla apenas logró tapar algunos de los huecos que se produjeron.