La película "Argentina, 1985" devolvió a la escena política un debate que, con los años, había quedado en el olvido. El relato que el filme de Santiago Mitre refrescó la memoria del doloroso proceso que atravesó el país entre el regreso de la democracia y la condena de los militares que lideraron la sangrienta dictadura que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983.
Ricardo Darín cumple en el filme el rol de Julio César Strassera, el fiscal que tuvo la responsabilidad de acusar a las Juntas Militares y que al final del juicio pronunció un alegato contundente que le mostró al país y al mundo las atrocidades que se habían cometido durante los años de plomo. No trabajó solo, su éxito fue el de muchos argentinos que lucharon para que triunfen la verdad y la justicia.
Julián Strassera, hijo del fiscal, destacó la importancia que tiene hoy la película, en la que cumple un rol vital en la historia que, en su esfuerzo por estilizar los hechos en clave de ficción, se llama Javier. Él mismo se reconoció en el personaje y lo dijo en un mano a mano con Eduardo Feinmann en Radio Mitre en el que habló de sus impresiones sobre le filme y el momento de la Argentina que recrea.
“Me vi en la película. Fui a la avant premiere. La película refleja el juicio y mi historia familiar. La película es buena y cae en un momento oportuno para recordar lo que sucedió en 1985 como consecuencia de la decisión política de Raúl Alfonsín de llevar a juicio a los militares de la Junta”, comentó Strassera, y disparó: ”El peronismo se corrió, no lo apoyó y hasta se negó a integrar la Conadep”.
>> Leer más: "Argentina 1985" representará al país por un lugar en los Oscar
“El peronismo fue absolutamente funcional a los genocidas; es increíble, se quieren apropiar de la película, pero en aquel momento (ítalo) Lúder propiciaba la ley de autoamnistía, no apoyaron el juicio y no hicieron nada a favor de que se esclarecieron los hechos que sucedieron durante la dictadura militar”, añadió.
- ¿Cómo recuerda a su padre?
- Como un hombre muy vehemente, de un carácter bastante complejo, pero convencido, honesto, un hombre muy protector con la familia. No era un hombre de gestos de afecto demasiado marcados, pero era un hombre que uno sabía que tenía detrás un respaldo muy fuerte para cualquier circunstancia.
- ¿Le duele cuando dicen que fue colaboracionista de la dictadura antes del juicio?
- No sé si decir que me duele, me parece tan absurdo que le resto importancia. La gente que dice eso es porque sangra por la herida. Son aquellos que no hicieron nada y pretenden desmerecer la figura de quien sí hizo por la lucha de los derechos humanos. La verdad, no me importa.
-No como Cristina, Néstor y compañía que se autoperciben con los abanderados de los derechos humanos.
- Sí, pareciera que son Rodolfo Walsh, el “Chino” Díaz Lestrem, con posterioridad Alfonsín, mi padre, los jueces, la Conadep… un mundo pequeño de gente… Juristas, gente notable que hicieron todo por defender a los derechos humanos cuando ellos no hicieron absolutamente nada. Cuando se habla de las causas que fueron reabiertas es porque antes hubo una causa abierta. Esto empezó con Alfonsín. Imagínense si durante casi 20 años no se hacía nada, no se juzgaba, no se investigaba, no se creaba la Conadep, no se creaba el Banco Nacional de Datos Genéticos ni el cuerpo de peritos de antropología forense.
- El kirchnerismo cree que como Néstor bajó un cuadro con eso alcanza.
- Sí. Hay que acordarse del discurso de Néstor que dijo que en 20 años de democracia nadie había hecho nada por los derechos humanos.