El 10 de agosto pasado la pareja de policías identificados como Verónica Rebec, de 42 años, y Héctor Mendoza, de 48, fueron detenidos en el marco de un allanamiento realizado en la comisaría 10ª, de Darragueira 1158, que realizaron efectivos de la Agencia de Control Policial (ACP). Tras ello fueron imputados por dos hechos en los cuales, según la acusación, cometieron una saga de delitos y ambos quedaron bajo prisión preventiva. Esa medida cautelar vencía este viernes, y cuando los uniformados suponían que iban a recuperar la libertad, una nueva acusación cayó sobre sus cabezas y seguirán tras las rejas.
Después de ser detenidos, los fiscales José Luis Caterina y Gonzalo Fernández Bussy les achacaron a Rebec y Mendoza un hecho ocurrido la tarde del 12 de junio de 2021 cuando patrullaban por la zona de Cavia al 1700, en la zona noroeste de la ciudad, y se cruzaron con un vecino que le dijo: “Al final van y vienen todo el día al pedo”. La respuesta de los policías fue: “¿Por qué no va y hace la denuncia?” y se bajaron del móvil. Tras una discusión el vecino entró a su casa, pero los policías se metieron en la propiedad e intentaron llevárselo detenido.
La llegada de familiares del hombre generó un revuelo por lo que los policías pidieron refuerzos y se desató una gresca donde primó la “violencia institucional”, según dijeron los fiscales. A tal punto que una vez fuera de la casa la oficial Rebec efectuó disparos al aire tras amenazar con una escopeta antitumulto hacia un grupo de personas y herir a dos de ellas en una secuencia que quedó registrada por cámaras de videovigilancia. No contentos con ello, los acusados hicieron detenciones ilegítimas trasladando a varias personas a la seccional 10ª. Para justificar el procedimiento, ambos uniformados llenaron de declaraciones falsas el acta.
El otro delito imputado a la pareja ocurrió el 17 de marzo pasado cuando patrullaban por la zona de Tres Sargentos y Talcahuano, en el barrio Nuevo Alberdi. Casi al mismo tiempo un adolescente y su amigo de 18 años sufrieron el robo de una bicicleta por parte de un conocido del barrio que le efectuó un disparo en la pierna al mayor de ellos.
Ante el ataque el menor corrió hacia su casa para pedir ayuda y llamar a la policía. Entonces llegaron al lugar Rebec y Mendoza quienes presenciaron una batahola cuando el presunto ladrón salió con un arma, hizo disparos y después sus allegados golpearon y amenazaron a familiares de la víctima. A pesar del caos, los uniformados no intervinieron y cuando les pidieron que hicieran algo exigieron 50 mil pesos a los allegados del joven baleado que fue llevado por su propia familia a un hospital.
Por esos episodios, Rebec y Mendoza fueron imputados por apremios ilegales, abuso de autoridad, allanamiento ilegal, incumplimiento de los deberes de funcionario público, privación ilegítima de la libertad y falsedad ideológica agravada; amenazas calificadas por el uso de arma de fuego y lesiones leves doblemente agravadas por el uso de arma de fuego y por ser funcionario público, exacciones ilegales agravadas y tenencia. Desde aquel día de agosto en que fueron acusados ambos quedaron detenidos y la prisión preventiva vencía este viernes.
Entonces, cuando se iba a revisar la medida cautelar saltó una nueva acusación contra la pareja. El nuevo hecho denunciado ocurrió el 9 de mayo en Arévalo al 6000 cuando los agentes fueron enviados por la central del 911 para intervenir en una discusión de pareja y violencia de género. Ambos uniformados arribaron al lugar y con ellos agentes de la Policía de Acción Táctica que separaron a la pareja que mantenía la disputa y subieron al hombre a un móvil policial para alejarlo e ir a la comisaría a dejar la constancia de lo ocurrido, a lo que se negó.
En tanto, Rebec sacó a la mujer por la fuerza con la ayuda de Mendoza, la empujó contra un patrullero golpeando su cabeza con el coche y provocándole una caída. Cuando intentó levantarse, la mujer policía la empujó otra vez, la agarró de los pelos y le golpeó la cabeza contra el pavimento dejándola tirada en el piso. Tras ello los policías se fueron y la mujer agredida buscó a su hija, unos medicamentos y se fue a la casa de su madre. Cuando estaba llegando se topó nuevamente con el patrullero de los acusados. Cuando Rebec la vio se bajó furiosa, la tomó del brazo, le dobló la muñeca y le destruyó el celular al grito de: “Denunciame puta y así te van a encontrar, muerta”.
Al lugar llegaron otros tres móviles cuyos ocupante taparon todo lo que sucedía, remarcó la Fiscalía en su acusación. Incluso, uno de los uniformados le dijo a Rebec que la violencia utilizada era innecesaria y llevó a la víctima a la comisaría mientras su hija quedó sola en la calle. Una vez en la dependencia, la mujer le preguntó a Rebec por su hija y sólo recibió insultos y amagó con golpearla. En ese marco, la madre de la mujer atacada se enteró de lo ocurrido y fue a la seccional a buscar a su hija y a su nieta.
Para ponerle más dramatismo al cuadro, Rebec le dijo a la mujer recién llegada: “A mí qué concha me importa tu nieta. En cuanto me sigas jodiendo te armo un expediente. ¿Querés ir vos también adentro?”. En eso la niña de 12 años llegó a la seccional en estado de shock y se encontró con su abuela que seguía exigiendo información sobre su hija. Entonces apareció Mendoza y le dijo: “¿Vos qué estás buscando? ¿Qué te meta presa, que te arme un expediente y te deje presa meses acá adentro?”. Pero ante la seña de un sumariante la mujer se retiró de la seccional y allí volvió a toparse con Rebec que la escupió, la empujó y golpeó, dijeron los fiscales en la lista interminables de delitos cometidos por los oficiales que deberían prevenir todo lo ocurrido.
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Horas más tarde, la menor de las mujeres quedó en libertad aunque le informaron que tenía iniciada una causa penal por portación de arma de fuego ya que Rebec y Mendoza dejaron asentado en el acta que le secuestraron un revólver calibre 32 largo entre sus ropas.
Con toda esa historia en carpeta, la fiscalía imputó a Verónica Rebec los delitos de lesiones leves agravadas por haberse cometido abusando de su función como miembro de la fuerza de seguridad, abuso de autoridad, falsedad ideológica, portación, daño y amenazas simples. Mientras que a Héctor Francisco Mendoza le achacaron falsedad ideológica y amenazas simples.
La jueza María Melania Carrara dejó detenidos preventivamente a ambos uniformados y prorrogó la medida cautelar en las causas antes imputadas por lo que seguirán tras las rejas hasta el 10 de marzo del próximo año. Aunque aclaró que en el caso de que la Fiscalía presente acusación antes del plazo fijado se prorrogará la medida cautelar hasta la audiencia preliminar al juicio.