Poco había pasado de las 22 del jueves cuando dos hombres llegaron a la panadería “La City”, ubicada en la esquina de Batlle y Ordóñez y Suriguez y Acha, en el límite entre los barrios Las Delicias y 17 de Agosto. Algunos vecinos aseguran que llegaron en moto. Ingresaron por una puerta lateral y se toparon con un hombre trabajando. Lo hicieron arrodillar y lo ejecutaron con al menos seis balazos. Una serie de perforaciones en la abertura y media docena de círculos de tiza sobre el pavimento permiten inferir que los sicarios cubrieron su huida a los balazos. “Gabriel era un buen pibe, muy laburante. No se merecía terminar así. Ya no interesa si el ataque era o no era para él porque no va a volver, son cosas que suceden en Canterolandia”, explicó un vecino de Gabriel Adrián Jaime, el hombre de 35 años fusilado en la panadería ubicada a poco más de 100 metros de su casa y haciendo referencia a una barriada en la que creció y manda la familia Cantero, fundadora de la banda de Los Monos. En la escena del crimen quedaron once vainas servidas calibres 9 y 45 milímetros.
La panadería “La City” está sobre avenida Batlle y Ordóñez al 1700, a 500 metros del Casino City Center y a 650 metros del mural que recuerda a uno de los personajes más reconocidos del barrio 17 de Agosto: Claudio “Pájaro” Cantero, quien fuera líder de Los Monos y criado en ese barrio cuando se lo reconocía como La Granada. En un radio de 50 metros del comercio no hubo un vecino que brindara un panorama negativo del barrio y mucho menos de la panadería. “Este es un barrio normal donde no pasa mucho en realidad”, contó una joven de la zona. Pero en el periodismo, como en el boxeo, hay que alejarse del punto de impacto para lograr una mejor visión de la contienda.
“Esto no era para el pibe asesinado, era para el dueño de la panadería. Lo fueron a buscar a él. Todos los días a esa hora está, pero el jueves cuando llegaron los sicarios estaba sólo Gabriel y se la dieron a él. Los sicarios no preguntan”, explicó un hombre a un par de cuadras de la escena del crimen de Jaime.
“Al dueño el año pasado lo quisieron matar en Batlle y Ordóñez y Paraguay, pero zafó”, agregó. “Están llenos de quilombos, pero nadie hace nada porque son amigo de los Cantero. Al hijo de la mujer del dueño de la panadería lo detuvieron el año pasado con un FAL. Era amigo de Lucho (Uriel Luciano Cantero, de 19 años, hijo del Pájaro y detenido en enero pasado)”, sentenció el vecino claramente indignado por la realidad del barrio. “Todos aquí te pueden decir lo que son esta gente y cómo era el pibe asesinado. Lo vinieron a matar al dueño y la pagó el pobre pibe que estaba en la panadería”, agregó.
En la Justicia
Siguiendo la ruta que trazaron los dichos del vecino pudo saberse que el dueño de la panadería está bajo investigación de la fiscal Valeria Haurigot por al menos una denuncia por amenazas, balaceras y extorsiones de diciembre de 2021 contra los dueños de una distribuidora de materia prima para panaderías, heladerías, bares y restaurantes. En la denuncia, que está en proceso de investigación, consta que hubo dos domicilios baleados: un local en Arijón al 2100 y una casa de Madre Cabrini al 1600.
En la pesquisa, en la vivienda de Arrieta al 1700 en la que residen los dueños de la panadería fuentes de la investigación confiaron que hay al menos tres incidencias sobre Bruno Antonio C., un pibe de 17 años que en enero pasado fue detenido cuando circulaba en un auto por Batlle y Ordóñez y Dorrego con un FAL cargado con 19 proyectiles. Tres días después de la caída de Bruno con el FAL, en una serie de allanamientos terminaron presos Lucho Cantero y su madre, Lorena Verdún.
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Gabriel Adrián Jaime tenía 35 años.
En ese momento se vinculó a Bruno C., quien quedó a disposición de la Justicia de Menores, con Lucho Cantero. En los allanamientos de enero pasado contra la familia Cantero fueron detenidas e imputadas otras siete personas a las que les secuestraron 3.500.000 pesos, 25 armas de fuego de distintos tipos y calibre, y alrededor de 800 municiones.
“Esta es una panadería que trabaja las 24 horas. Están todo el tiempo produciendo. Arriba vive gente que no tienen nada que ver con el comercio”, comentó una vecina de la cuadra. A la pregunta de ¿si la preocupaba la violencia en el barrio?, la muchacha sonrió y dijo: “No me preocupa mientras no se metan conmigo”.
Gabriel Jaime vivía con su hermana a poco más de 100 metros de la panadería en la cual trabajaba, sobre España al 6300, a cien metros del Club de Fútbol Infantil 17 de Agosto. Era soltero y no tenía hijos. “Es una pena porque es un pibe al que lo vimos crecer y que vivió siempre acá. Que lo hayan matado así duele mucho, más porque era un pibe trabajador y muy querido en el barrio”, indicó una vecina.
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Según se pudo reconstruir, alrededor de las 22 del jueves Jaime estaba solo en el área de elaboración de pan, cuyo ingreso está ubicado sobre el lateral del negocio que da a calle Suriguez y Acha. Un puñado de minutos más tarde estaba muerto con seis orificios en su cuerpo, uno de ellos en el cráneo. Cuando la policía llegó a la escena el hombre estaba arrodillado y a su alrededor había media docena de vainas calibre 9 milímetros y otras tantas calibre 45 diseminadas en el sector del salón de ventas y de elaboración.
Cuando la dueña de la panadería llegó al lugar se topó con que su empleado estaba muerto. Fuentes de la pesquisa confiaron que la mujer le dijo a los investigadores que estaba cenando en su casa, ubicada a 100 metros, cuando le avisaron que habían querido robar la panadería y había una persona herida. Luego les dijo que había un faltante de dinero pero que no podía precisar cuánto. La hipótesis del robo seguido de muerte fue perdiendo fuerza con el correr de las horas. Casi en simultáneo llegó la hermana de Jaime, a la que también le avisaron los vecinos. La mujer explicó que desconocía si su hermano tenía conflictos con alguien. En el interior de la panadería hay cámaras de videovigilancia, pero no funcionan. Y a unos 100 metros de la panadería hay un domo del 911.
La fiscal Marisol Fabbro quedó a cargo de la investigación y ordenó que efectivos de la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) trabajaran en el territorio recabando declaraciones de testigos y buscando imágenes de cámaras de videovigilancia públicas y privadas. “Este barrio siempre fue y será una trampa. Vos lo ves tranquilo pero parpadeaste de más y estás muerto. Se lo digo porque lo veo caminando muy tranquilo”, advirtió uno de los vecinos que peinan canas en el 17 de Agosto.