Buenos Aires. - Un hombre de 30 años fue condenado ayer a prisión perpetua por asesinar de 24 puñaladas a su esposa en una vivienda de la ciudad bonaerense de Salto. El crimen tuvo lugar en marzo del año pasado cuando Horacio Daniel Leguizamón atacó a su mujer Gisela Elizabeth Nieto, de 28 años, porque ella se negó a dormir en la misma cama y le recriminó una infidelidad que según dijo le había descubierto.
La madre de la víctima, Gladys, dijo estar "muy conforme" a raíz de la sentencia dictada por el Tribunal Oral Criminal Nº 3 de Mercedes, que condenó a Leguizamón por el delito de homicidio calificado por el vínculo.
Realidad. "Estamos conformes con la resolución, conformes con el trabajo del fiscal y de nuestro abogado. Pero lamentablemente nuestra realidad no cambia. No la tenemos más a ella", señaló la mujer entre lágrimas.
En este sentido, la madre de Gisela añadió que espera que Leguizamón cumpla la condena tras las rejas y que no salga antes por beneficios carcelarios. "Se hizo justicia y espero que él cumpla la pena", expresó la mujer.
Impotencia. Durante los alegatos del juicio, que comenzó el 20 de septiembre, el fiscal Adrián Landili pidió la pena de prisión perpetua, solicitud que fue acompañada por el abogado de la familia de la víctima.
En su declaración como acusado ante al tribunal, Leguizamón admitió el homicidio y dijo que estaba cansado de que su mujer lo tratara de "impotente" porque no podía darle hijos.
Sin embargo, la madre de la víctima y unos 15 testigos amigos de la pareja que declararon en el juicio aseguraron que Leguizamón y Nieto tenían problemas por "celos e infidelidades" a raíz de los cuales además estaban separados de hecho.
Cuando declaró en el juicio, la mamá de Gisela aseguró que su ex yerno "enloqueció" cuando su hija se negó a reanudar la relación y a acostarse con él en la cama donde lo había encontrado con otra mujer.
Muy celoso. Al momento del crimen, ocurrido el 5 de marzo de 2010, Leguizamón dijo que su mujer había sido asesinada durante un asalto por delincuentes que ingresaron mientras dormían.
Sin embargo, los investigadores policiales no le creyeron y, luego de diversos peritajes y declaraciones, lo apresaron al día siguiente.
Las pruebas fundamentales para detener al esposo de la víctima fueron los dichos de vecinos y familiares que declararon que la pareja se llevaba mal y el hombre era muy celoso.
"Debe pagar por lo que le hizo a mi hija, actuó nada más que por celos y porque ella se negaba a abrazarlo noche a noche", dijo la madre de la víctima, y añadió que Gisela "lo empezó a rechazar luego de enterarse que la engañaba con otra mujer". (Télam)