Con el asesinato de Lucas Vega, de 13 años y quien fuera jugador de las divisiones infantiles de Rosario Central, ya son 18 los menores de edad muertos a balazos en lo que va del año. Pero podrían ser 20, o más, al menos si se tiene en cuenta que en este último caso hubo otros tres adolescentes heridos que lograron sobrevivir. Los chicos fueron atacados desde un auto en la esquina de Génova y González del Solar, donde solían juntarse a los pies de una pintada que identifica a "Los pibitos de Génova".
Lucas Vega tenía 13 años, jugaba en las infantiles de Rosario Central. En su perfil de Facebook lucía una foto en pleno partido, escapando con la pelota en los pies de dos marcadores de Boca que lo seguían desde atrás. Si alguna vez este chico se imaginó jugando en primera, ese "sueño del pibe" duró muy poco. No por circunstancias habituales, como la de tantos que quedan en el camino de una carrera profesional. Sino por algo tan irracional como el hecho de haber sido asesinado a balazos.
La noche del lunes, cerca de las 22.30, Lucas estaba con su hermano Javier, de 15 años, y otros amigos de la misma edad. Pasaban el rato como solían hacerlo en ese punto específico del barrio Emaús cuando fueron sorprendidos a balazos. Según la versión preliminar, los agresores pasaron en un auto y gatillaron más de 20 veces, a juzgar por la cantidad de vainas servidas levantadas en el lugar del hecho. Además de Lucas también recibieron balazos otros chicos: Javier, su hermano de 15 años, y Fabricio y Dilan, dos amigos de la misma edad. Los tres quedaron internados en distintos centros de salud.
Hay un posible contexto alrededor del asesinato de este chico, como siempre ocurre en tanto rumores de nombres o bandas que se disputan algún grado de interés en determinado conflicto. Pero por encima hay una cifra preocupante: en lo que va de 2022 fueron asesinados 18 menores de edad. Un dato que en cuanto a los números se mantiene a tono con los años anteriores, lo que habla de una problemática permanente. Es la que pone a los niños y adolescentes bajo el riesgo de ser asesinados a balazos en medio de contextos violentos de los que tal vez apenas comenzaban a formar parte o que les eran totalmente ajenos.
Esto ocurre sin excepción en barrios populares o periféricos. Los menores de edad asesinados en lo que va de este año vivían o murieron en estos barrios: Stella Maris, Ludueña, Tablada, Godoy, De La Carne, Las Flores, Tío Rolo, Larrea, Emaús, Cabín 9 y Empalme Graneros. Son puntos de la ciudad en los que los vecinos conviven con la inseguridad, pero no solo por el temor permanente ante un eventual arrebato, entradera u otro tipo de robo, sino por la certeza de que de un momento a otro pueden quedar en medio del peligro. Es lo que queda de manifiesto cuando describen que al atardecer se reduce el movimiento del vecindario, las calles quedan vacías y el ruido de los disparos aparece lejos o cerca como parte del sonido ambiente.
Aún así continúan con sus actividades, como contaron los vecinos de Génova y González del Solar sobre Lucas y sus amigos. Verlos en esa esquina, donde solían instalarse con un parlante a escuchar música y tomar algo, se había vuelto habitual. El lunes por la noche, aprovechando el paro docente por el cual no hubo clases este martes, los chicos alargaron la juntada un rato más. Fue hasta que la balacera desde un auto convirtió en certeza ese riesgo implícito de estar en una esquina con amigos.
78545205.jpeg
Diario La Capital / Virginia Benedetto
Sobre la pared de ladrillos vistos de esa ochava los chicos dejaron, con una pintada a pincel, la marca de su territorio: "Los pibitos de Génova". La mayoría de vecinos indicó que ni Lucas ni los otros chicos heridos estaban "metidos en algo". Otros, con más cautela, aseguraron que un posible contexto comenzó a gestarse hace pocos días. Fue cuando otro joven, que no es del barrio pero conoce a los chicos, comenzó a frecuentar el lugar con la intención de empezar a vender drogas. "Los que ya venden acá lo borraron, en una semana", confió un vecino.
>>Leer más: Lluvia de balas: otros dos asesinatos en la noche del lunes en Rosario
Ahora, además de la pintada que identifica al grupo de chicos, sobre la pared se ven varios agujeros por los balazos de este lunes a la noche. A varios metros alrededor también quedaron las manchas de sangre desparramadas en dirección a distintos puntos. Los vecinos contaron que una ráfaga tremenda de disparos los alertó y de repente el barrio se convulsionó: Lucas herido de muerte, otros chicos lastimados, la espera del Sies y la decisión de llevar a una de las víctimas en algún vehículo propio. El hecho es investigado por la fiscal de Homicidios en turno, Gisela Paolicelli, quien dispuso una serie de medidas para tratar de identificar a los autores del ataque.
El asesinato de Lucas no alcanzó el nivel de conmoción social de otros hechos recientes pero sí la solidaridad de Rosario Central, donde el chico jugaba en las divisiones infantiles. "Desde el Club Atlético Rosario Central lamentamos profundamente el fallecimiento de Lucas Vega, a sus 13 años, quien fuera jugador de nuestra institución en las divisiones infantiles. Enviamos nuestro pésame a la familia en este difícil momento, nos sumamos al pedido de justicia y exigimos el esclarecimiento de la muerte de Lucas", manifestaron desde la institución.