Un joven de 27 años permanece internado en grave estado luego de haber sido baleado el domingo a la noche desde una moto, hecho ocurrido en uno de los últimos pasajes del extremo sur de Rosario, más precisamente donde termina la avenida Ayacucho, en el barrio Molino Blanco. Los proyectiles le ocasionaron fracturas en ambas piernas con compromiso de la región vascular, dijeron fuentes médicas, lo cual obligó a amputarle el miembro inferior derecho. Hasta anoche se desconocían las circunstancias en la que se desató la agresión, ya que la víctima ni sus familiares aportaron datos al respecto.
Aunque no corrió la misma suerte que Carlos Leonel Juárez, el hombre de 37 años asesinado en Grandoli y Olegario Víctor Andrade el domingo a la noche por personas que iban en una moto; Adrián Altamirano, de 27 años, también fue blanco de una agresión feroz y con la misma modalidad.
Se desconoce en qué circunstancias, pero el joven estaba sobre el pasaje 529, la última calle que bordea la colectora antes de la avenida de Circunvalación en el extremo sur de Rosario, cuando desconocidos en moto pasaron por el lugar y dispararon una ráfaga de proyectiles con un arma de fuego de grueso calibre.
Altamirano se desmoronó al ser alcanzado por los impactos que recibió en las piernas, al tiempo que allegados y familiares solicitaron asistencia médica.
Una ambulancia del Sies lo asistió en primera instancia pero luego lo trasladó de urgencia al Hospital Provincial, donde ayer permanecía internado en el área de terapia intensiva con pronóstico reservado.
Según el último parte médico, al cierre de esta edición el estado de salud de Altamirano era grave pero estable, con heridas múltiples de arma de fuego en la pierna izquierda que le provocaron la fractura de la tibia; también numerosas lesiones en la pierna derecha con fractura de fémur y con afectación de la región vascular que obligó primero a canalizarlo con un by pass y después a la amputación, aunque según los profesionales "permanece lúcido y clínicamente estable pero en cuidados intensivos".
Un elemento que refleja el hermetismo que rodea el caso y la complejidad de los actores involucrados quedó de manifiesto cuando La Capital solicitó información oficial sobre la salud del paciente.
"Nadie lo acompañó hasta la guardia del hospital, nadie preguntó por él a los médicos ni se interiorizó por los partes que se dan dos veces por día", dijo una fuente centro asistencial sobre la realidad de Altamirano.
Silencio familiar
Debido al hermetismo de la víctima, de sus familiares y allegados, quienes no quisieron aportar detalles de lo ocurrido a la policía del destacamento del hospital, los fiscales de Flagrancia y de Homicidios que intervienen en el caso ordenaron medidas para relevar evidencias que pudieran dar con los agresores.
En ese sentido, desde la Fiscalía se indicó que se pidió el relevamiento de las cámaras de vigilancia de la zona e informes del Gabinete Criminalístico de la Policía de Investigaciones (PDI) .
en terapia. Altamirano estaba internado anoche en el Hospital Provincial.
"Nadie lo acompañó, nadie preguntó por él y nadie pidió los partes médicos", dijeron desde el centro asistencial