Juan Marcelo Priotti no es un preso más en el sistema penitenciario santafesino. El “Tuerto”, como se lo reconoce en el hampa de la región, tiene 47 años y es un hampón con todas las letras. Ladrón en poblado y en banda que supo asolar pueblos y campos de Santa Fe y Córdoba. Un “cañero viejo”, mérito que otros ladrones y policías otorgan a aquellos que nunca vacilaron en sacar un arma para tirotearse con las fuerzas que representaran la ley. Dueño de cuatro prontuarios en unidades regionales distintas, ingresó por primera vez al Servicio Penitenciario el 22 de febrero del 1994. Cumplía condena a 35 años y 9 meses de prisión, por una serie de robos y el homicidio de José Enrique Manccini, dueño de una estación de servicios de la localidad de Arminda, asesinado el 5 de enero de 2002.
Este martes salió escoltado por un guardia del Servicio Penitenciario a un sector intramuros de la Unidad Penitenciaría Nº 1 de Coronda, saltó un alambrado perimetral y se escabulló en un auto Renault Sendero Stepway rojo que lo esperaba en las inmediaciones de Roque Sáenz Peña y Belgrano, frente a la cárcel. Priotti se fugó alrededor de las 18.30 y enseguida sonó la alarma en la garita 2 del presidio. El garitero declaró que un interno salió al sector de admisión con un permiso para limpiar baños químicos y desde allí huyó.
De acuerdo al registro de las cámaras de videovigilancia públicas, el auto en el que escapó Priotti dobló por calle Almafuerte al oeste para luego tomar la ruta nacional 11 y doblar nuevamente en el acceso a la autopista Rosario-Santa Fe. Ahí el prófugo y el conductor abandonaron el vehículo. El auto rojo fue hallado la noche del martes, cerca de las 21.30, en el kilómetro 114 de autopista mano a Santa Fe por efectivos de la Guardia Rural Los Pumas, del departamento San Jerónimo.
La última caída del “Tuerto” había ocurrido la noche del miércoles 4 de enero de 2012 sobre la ruta nacional 11 a la altura de la localidad de Oliveros mano a Rosario. Eran cuatro hombres que fugaban en un Chevrolet Aveo gris robado que manejaba Priotti. Escapaban tras robar una casa rural de San Fabián, un pequeño pueblo del departamento San Jerónimo. Tras una breve persecución y enfrentamiento el Aveo gris chocó a 200 kilómetros por hora contra el acoplado de un camión que transportaba soja. Cuando los policías de Oliveros que los perseguían llegaron a la escena del choque, en el kilómetro 345 de la ruta, y se toparon con el Aveo clavado contra el acoplado del camión, el ladrón que estaba al mando del volante los recibió a los balazos y así cubrió la fuga de dos de sus cómplices, pero él no pudo huir.
En el asiento del acompañante, totalmente deformado por el impacto, otro de los malhechores yacía malherido y aprisionado. Lo identificaron como Félix Ariel Seco, de 47 años, domiciliado en el barrio República de la Sexta de Rosario y catalogado como un antiguo integrante de la banda de Mario Italo "Burro" Barbieri, un ex policía muerto en agosto de 1999 que estuvo implicado en el secuestro del empresario José Ricardo Díaz Franco.
El chofer del Aveo fue desarmado en el lugar. Dijo llamarse Víctor Hugo González, de 42 años. Fue conducido a la comisaría 12ª de Oliveros, donde un veterano pesquisa de la Unidad Regional II que investigaba a la banda por al menos cinco golpes dados en el departamento Rosario miró al sospechoso y le preguntó: “¿Vos te llamás Víctor Hugo González o Juan Marcelo Priotti?”, a lo que el hombre conocido en la calle como “Tuerto” le respondió: “Llámeme como quieras”. A la banda se la investigaba por más de una docena de robos en zonas rurales de los departamentos Rosario y San Lorenzo, casos en los que atacaron viviendas ubicadas en el ingreso o la salida de los pueblos. Utilizando guantes de látex maniataban a sus víctimas con precintos plásticos, en caso de que no colaborarán amenazaban con picanearlos, y tras saquearlas también robaban el vehículo de las víctimas.
Si bien el Tuerto ingreso a los registros del Servicio Penitenciario en febrero de 1994, con 19 años, el 26 de agosto de 2001 incumplió con un permiso por salida transitoria, cuando estaba en faz de confianza en la última parte de una condena de 9 años de prisión por robo calificado en la cárcel de Coronda, y nunca regresó.
Ocho meses más tarde, la noche del 5 de enero de 2002 Priotti y su cuñado, Ariel Martín “Cara” Cabrera, llegaron a la casa de la familia la Manccini, ubicada sobre la ruta 14, prácticamente en el ingreso a esa localidad ubicada a 45 kilómetros de Rosario. Allí se realizaba una reunión familiar y a la hora del brindis, José Enrique, el dueño de casa y propietario de un surtidor de combustibles ubicado en la parte delantera del inmueble, se levantó de la mesa para ir a buscar un sacacorchos a un galponcito. De acuerdo a la investigación judicial y policial, dos sujetos con sus rostros cubiertos lo sorprendieron y lo liquidaron a balazos porque aparentemente intentó resistirse a los planes que tenían.
Con su víctima agonizando al pie de un parrillero, los delincuentes avanzaron hacia la sala donde la mujer, hijos y otros familiares de José terminaban de cenar y miraban tele. Todos fueron encañonados y obligados a entregar dinero y objetos de valor. Hasta ese momento nadie sabía la suerte que había corrido José. Al momento de huir, los hampones se apoderaron del coche de una de las víctimas, que luego abandonaron en Acebal.
Pero el calvario de los Manccini no terminó allí. Cuarenta y cinco días más tarde, el 19 de febrero de 2002, dos delincuentes volvieron a asaltar la casa de la familia. Pero esta vez un vecino vio la escena, llamó al destacamento policial del pueblo, que está a cinco cuadras del lugar, una brigada de dos uniformados llegaron rápido y se tirotearon con los ladrones en la oscuridad del campo y de un sembradío de soja. Uno de ellos recibió un tiro en una pierna, pero así y todo el dúo logró escapar. En el mismo predio los uniformados encontraron abandonada una moto con la que los maleantes llegaron al lugar.
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Por esa secuencia, y la violación al régimen de salidas de prisión de Coronda, el entonces juez de Sentencia número 1, José María Casas, condenó a Priotti en junio de 2005 a 28 años de cárcel y lo declaró reincidente. "Cara" fue condenado a pasar a seis años y ocho meses bajo sombra porque la Justicia lo halló culpable de robo agravado por el uso de armas en, al menos, uno de los episodios en los que participó el Tuerto. Pero cuando la Cámara Penal de Rosario revisaba el fallo condenatorio en primera instancia, apareció un pendiente desde 1999 emitido por la Cámara Penal de Villa María (Córdoba) por13 robos simples y 2 calificados en los que había participado Priotti. Eso llevó que su pena unificada, a mediados de 2007, trepara a los 30 años.
A esta suma, que al momento de las unificaciones no son necesariamente matemáticas, el juez santafesino Norberto Nisnevich lo condenó en octubre de 2021 a 11 años de prisión. Ese paquete de 41 años de prisión, fue apelado por los defensores de Priotti _los abogados Claudio y Nicolás Torres del Sel_ en julio de 2014. Tras una audiencia de apelación de sentencia la Cámara dejó el monto de la pena en 35 años y 9 meses.
Uno de los hermanos del Tuerto fue Carlos María “Cabezón” Priotti, quien supo ser delegado de su pabellón en la cárcel de Coronda previo a la masacre que se llevó a cabo entre la tarde del 11 de abril y la madrugada del 12 de abril del 2005, y dejó 14 presos asesinados.
Estando en libertad condicional, el 13 de octubre de 2009, el “Cabezón” se trenzó en una feroz balacera en Uriburu y San Martín con una brigada de homicidios de la Unidad Regional II. En el enfrentamiento resultaron heridos el cabo Fabián Montoya; Leandro Julio Godoy, quien recibió un tiro en el pie y quedó detenido por atentado y resistencia a la autoridad, y Damián Alberto Aguirre, quien apareció poco después internado en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria y murió tiempo después. Para los pesquisas era el tercer integrante de la gavilla. El Cabezón Priotti, también resultó malherido. Dejó a sus compañeros y huyó con un Fiat Duna color rojo hasta Esteban de Luca al 700, donde cercado por la policía se suicidó con un disparó en la cabeza. Poco le faltaba para completar una condena a 6 años por robos en las provincias de Santa Fe y Córdoba.