A los tiros, con uno de los pabellones amotinados y un policía como rehén,
causando heridas a dos uniformados y llevándose como vehículo de escape una camioneta y dos
escopetas pertenecientes a la dotación de la Unidad Regional II. De esa forma diez reclusos que
estaban alojados en la Alcaidía Mayor de la policía rosarina protagonizaron ayer al caer la tarde
una fuga que tranquilamente podría ser la inspiración de cualquier director de cine o de un buen
escritor. El operativo que se implementó a los pocos minutos permitió la recaptura de seis
fugitivos en las cercanías del penal. También se recuperó el vehículo y una de las armas. Pero la
situación de mayor tensión se vivió puertas adentro del penal, donde unos 20 internos mantuvieron
durante casi tres horas a un policía como prenda de cambio para pedir trasladados a otras unidades
carcelarias.
Cerca de las 22.30, la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya y la fiscal Adriana
Camporini se encontraban en el interior de la cárcel junto con integrantes de la Coordinadora de
Trabajo Carcelario (CTC), dando los últimos retoques al acuerdo al que se arribó con los
sublevados. La situación de conflicto ya había sido superada cuando las autoridades dispusieron el
traslado del grupo amotinado a la cárcel de Piñero.
Facha de hinchas.El alboroto anoche en el cruce de Francia y el pasaje Julio
Marc, a unos doscientos metros del ingreso principal de la Alcaidía, era notable. "Estábamos
tomando mate acá, sobre el pasto, cuando escuchamos cinco a seis tiros. De golpe vimos pasar a toda
velocidad una camioneta de la policía cargada de gente. Parecía que iban a la cancha porque iban a
los gritos y uno llevaba una bandera o una camiseta de Newell's. Pero la verdad, los que iban
arriban no tenían facha de policías", contaron a este diario los sorprendidos vecinos de la cuadra,
testigos del alocado paso del móvil policial por la esquina de Francia y Julio Marc.
A juzgar por cómo se produjeron los acontecimientos todo hacía suponer que la
fuga y el posterior motín fueron tramados con premeditación. Todo se desencadenó alrededor de las
19. A esa hora estaba por iniciarse el partido entre Newell’s y Banfield en el parque
Independencia y la policía rosarina había dispuesto el operativo de seguridad de rigor con la
afectación de policías de varias dependencias. Quizás ese dato, muchos agentes concentrados en un
mismo lugar, haya sido tenido en cuenta a la hora de entrar en acción.
Un descuido.El problema se suscitó en el pabellón 3 de la Alcaidía Mayor, en
avenida Francia al 5200, cuando efectivos de la sección Economato llegaron hasta el penal para
entregar las raciones de comida destinadas para la cena. Según fuentes policiales, uno de los
empleados afectados a ese servicio cometió el error de ingresar a ese sector con el arma
reglamentaria calzada en su uniforme. "Eso fue al menos una negligencia. Nunca se entra a los
pabellones con armas. Es más, la guardia de esas áreas tiene prohibido portar armas de fuego",
consignó una alta fuente de la Jefatura de policía. Lo cierto fue que el empleado fue atropellado
por varios presos que en un instante lograron quitarle la pistola 9 milímetros.
Así, con el policía como escudo humano, el grupo avanzó hacia la guardia y logró
apoderarse de dos escopetas calibre 12.70 cargadas con postas de goma. La alarma sonó y entonces se
inició lo que sería una de las fugas más espectaculares de los últimos años. Con los reclusos
avanzando hacia el exterior se desató un crudo y extenso tiroteo por los pasillos del edificio que
alberga al pabellón. Una decena de internos fueron los que alcanzaron a llegar a balazos limpios
hasta la puerta del pabellón. Como consecuencia del intercambio de disparos dos agentes resultaron
heridos y tuvieron que ser trasladados en ambulancia al Centro de Emergencias Rosario, pero el
estado de salud de ambos no sería de gravedad.
Frente a la puerta del pabellón 3 se encontraba estacionada la camioneta blanca
de Economato. Los internos la abordaron con las dos escopetas en su poder y directamente la
pusieron en marcha y encararon hacia el portón principal de la alcaidía. Tuvieron la suerte de que
la inmensa reja de hierro que da sobre Francia estaba abierta. Según el relato de varios testigos,
la chata, en cuya caja se habían ubicado la mayoría de los pasajeros, salió como un bólido
descontrolado por Francia hacia el norte al compás de los disparos efectuados por los policías de
la guardia. Pero mientras eso sucedía, en el interior un numeroso grupo de presos que no pudieron
ganar la calle, y al verse con pocas chances de lograr el objetivo, decidieron tomar como rehén al
policía de Economato al que mantuvieron durante tres horas encañonado con el arma que le habían
robado.
Así, mientras se iniciaba la búsqueda de los prófugos, comenzaba una tensa
situación en la que los amotinados pedían garantías de que no serían reprimidos. "Además pidieron
trasladados al penal de Piñero. Algo que se comenzó a coordinar con la jueza y la CTC", consignó
una fuente.
Retorno
"Permiso agente. Vengo a traer a un chico que está con la transitoria. Faltan
cinco minutos". En plena ebullición por el motín de anoche, el muchacho le imploró al policía que
cortaba el tránsito en Francia y Julio Marc para que le permitiera a su familiar cumplir con el
régimen de salidas. Finalmente, el interno pudo llegar a tiempo.