La vida de Milton Luis Carballo, de 15 años, había cambiado de manera rotunda luego de los asesinatos de sus amigos Laureano, Valentín y Eric, ocurridos entre octubre y noviembre de 2022 en la zona sudoeste de Rosario. Su entorno había acudido a distintas áreas del Estado con la intención de abordar los cambios de comportamientos que el chico había mostrado a partir de aquellos episodios. En ese contexto unos días atrás un tribunal colegiado en Familia había dispuesto su localización para que fuera derivado a un centro de salud mental. Pero este lunes por la madrugada, luego de salir de su casa, fue acribillado con una decena de balazos a los pies de la escalera 14 del Fonavi de Sanguinetti y Espinillo, el lugar exacto donde habían matado a dos de sus amigos.
En la zona del crimen, según pudo conocer La Capital, circula un relato más preciso. Hubo vecinos que vieron cómo una moto llegó al lugar por calle Sanguinetti en dirección al este, que quien iba como acompañante se bajó y entró caminando hacia el sector del Fonavi donde está la escalera 14. En ese lugar, donde a la madrugada predomina la oscuridad, varios estallidos terminaron de alertar a quienes ya se habían inquietado por la llegada de esa moto. Quien se había bajado del rodado volvió sobre sus pasos, se subió al vehículo que lo esperaba y en cuestión de segundos desapareció de la escena.
Quienes se animaron a acercarse al lugar se encontraron con Milton boca abajo, lastimado por varios disparos y sin signos vitales. Los médicos luego confirmaron que presentaba heridas de bala en distintas partes del cuerpo: tres en la cabeza, siete en el pecho, tres en la espalda, uno en la cadera y uno en una pierna. En el lugar los peritos levantaron 11 vainas servidas de calibre 9 milímetros, que ya quedaron a disposición de la fiscal Georgina Pairola, a cargo de la investigación de la Fiscalía de Homicidios.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Este lunes los vecinos de la zona no podían salir de la conmoción. No solo por este hecho reciente sino porque ahí mismo en noviembre pasado habían sido asesinados otros dos adolescentes. A Valentín Solís, de 14 años, y Eric Galli, de 15, los mataron a balazos el 24 de noviembre por la tarde, cuando estaban con otro joven que según la investigación del caso era el blanco del ataque. Semanas antes los chicos habían perdido, de forma similar y a unos metros de allí, a su amigo Laureano Pena, de 16 años, asesinado a balazos el 12 de octubre en un playón ubicado entre los Fonavi. Los tres, a su vez, eran amigos de Milton.
"Se podía evitar"
Buena parte de los homicidios en Rosario dejan aspectos que dan cuenta de que detrás de estos hechos no hay solo problemáticas relacionadas a la seguridad pública. Por las historias de las víctimas, por los lugares en donde ocurrieron los hechos, e incluso por el contexto social y económico, aparecen señales de un desborde que alcanza a otras áreas estatales ya sean municipales, provinciales o nacionales. Hay ocasiones, como en el asesinato de Milton Carballo, donde queda muy explícito.
Aldana, una prima de la víctima, contó a La Capital que el chico había comenzado con cambios de comportamiento luego de las muertes de sus amigos. La mujer recordó que Milton, cuando fueron asesinados Valentín y Eric, fue uno de los primeros en llegar al lugar y ver a sus amigos baleados. Un rato antes habían quedado en encontrarse y fue por una diferencia de minutos que el chico no presenció el ataque. Ese episodio, que se sumó al asesinato anterior del otro amigo, lo afectó drásticamente según contaron sus allegados.
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"Empezó a aislarse, no hablaba, decía que no se reconocía, que escuchaba voces. Nos dijeron que tenía estrés postraumático con brotes psicóticos. Estuvo medicado, lo internaron pero le dieron el alta", contó Aldana. "Queremos destacar que no nos dieron las herramientas o no nos ayudaron lo suficiente como para poder controlarlo", agregó.
Así fue que el 28 de agosto pasado el Tirbunal Colegiado en Familia Nº 3 de Rosario había librado un oficio a la Unidad Regional II de la policía para dar con la localización de Milton. El pedido estaba enmarcado en la "situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros", según consta en un documento judicial con el que cuentan los familiares del chico. En ese contexto los padres de Milton lo llevaban al centro de salud municipal Mauricio Casal. Allí el 5 de septiembre una médica psiquiatra firmó un pedido vinculado a la situación que atravesaba el chico en el que solicitaba "evaluación y, de considerarlo, internación".
Pero este domingo por la noche Milton estaba con sus familiares. "Él no tenía noción de la hora. Como no lo podían controlar se iba y anoche se fue con plata que le dieron para comprar masitas", contó su prima Aldana para intentar aclarar los momentos previos al crimen. "Creemos que la verdadera responsabilidad la tiene el Estado, que no se hizo cargo, porque esto se podía haber evitado. Él era un paciente de salud mental que necesitaba estar medicado y que la familia tuviera herramientas para llevar la situación", expresó la mujer. Respecto de por qué el chico fue atacado a balazos, indicó: "Dicen que lo entregaron o que fue por equivocación".
Un contexto
El complejo de Fonavi ubicado entre las calles Seguí, Rouillón, Biedma y Casal podría describirse como una de las tantas ciudades pequeñas que Rosario encierra en sí misma. Su escuela, su playón deportivo, su centro de salud y sus comercios le dan vida propia a un sector del sudoeste en el que todos los vecinos se conocen entre sí. Así como también se acostumbraron a vivir con otras dinámicas, tan ilícitas como naturalizadas. En el diálogo con los conocedores de esa cotidianidad aparecen como moneda corriente tanto el arrebato en determinados puntos como la venta de drogas a toda hora.
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En ese marco se inscribieron no solo los asesinatos de los tres chicos que eran amigos de Milton, sino también otros que ocurrieron en la misma zona en el último tiempo. Entre ellos podría incluirse el reciente doble crimen de Carlos Ponce, de 48 años, y Fabiana García, de 51 años. Si bien tuvo como escenario un rincón de la villa La Boca, las víctimas tenían domicilios en distintas torres de los Fonavi. Además la mujer asesinada era familiar de Dante R., el joven que sobrevivió al ataque que acabó con la vida de Valentín Solís y Eric Galli. Según la investigación era el objetivo real de aquella balacera.
Ese doble crimen reciente podría acoplarse a las balaceras que los vecinos aseguran haber vuelto a escuchar en las últimas semanas. "Estaba calmado el barrio, pero desde hace un tiempo todos los días o día por medio se escuchan tiros", resumió una mujer. Lo que suponen es que se trata del recrudecimiento de algún conflicto vinculado a la venta de drogas, actividad que no había mermado pero que por algún motivo había dejado de provocar hechos violentos.
Una característica de este sector de la ciudad, al menos por lo que sugieren los homicidios registrados, es la participación de menores de edad en estas tramas. "Hace un par de años que venimos con esta cuestión del ataque a menores y atacantes menores. Una modalidad que incrementó hace dos años y va en aumento", aseguró un investigador consultado por La Capital en relación a esta particularidad que presenta el narcomenudeo en esta zona. Si se amplía esta categoría al resto de la ciudad, los números abruman: entre 2022 y 2023 fueron asesinados 51 menores de edad.
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Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Con ese telón de fondo se describen los asesinatos más recientes en la zona, que tuvieron como víctima a los tres amigos de Milton Carballo. El primero ocurrió el 12 de octubre de 2022, cuando Laureano Lionel Pena estaba en el playón municipal Del Encuentro cuando fue abordado por una persona armada. Una de las versiones del hecho indicó que quien mató al adolescente antes le preguntó: “¿Vos vendés?”. Tras la respuesta afirmativa de Laureano, le gatilló al menos tres veces.
Poco más de un mes después, el 24 de noviembre, Valentin Solís y Eric Galli estaban con su amigo Dante en la base de una de las torres del Fonavi. Como en la Escuela Lola Mora ese día no había agua, los chicos no habían tenido clases y se reunieron en la puerta de la casa de la abuela de uno de ellos. Tomaban una gaseosa cuando Valentín y Eric fueron asesinados a balazos en un ataque por el cual hay un joven de 20 años con prisión preventiva y un adolescente involucrado que quedó a cargo de la Justicia de Menores.
En ese lugar, sobre una columna de la escalera 14, se ve una pintada escueta con las tres iniciales de los amigos de Milton, acribillado ahí mismo este lunes a la madrugada. "L.V.E x100 pre", un mensaje que recuerda el pasado y de alguna manera grafica el presente.