El relato de un femicidio contiene condimentos de horror y tristeza. El tiempo de ese relato es el de un asesinato que no debió darse. Un crimen sin sentido. Pero todo puede ser peor si quien escucha esa descripción es la pareja de la víctima y padre de sus tres hijos. Y todo en medio de una audiencia acusatoria en un tribunal santafesino.
Ocurrió este viernes en los tribunales de San Lorenzo donde Aníbal Alberto “Tati” Ortega, de 44 años, fue acusado por el fiscal Maximiliano Nicosia Herrero por el femicidio de Vanesa Soledad Zambrana, de 41 años y madre de tres hijos, ocurrido el domingo pasado en la plaza Balcón del Río de Pueblo Andino.
El fiscal acusó a Tati de haber ejecutado a Zambrana en el contexto de una relación de pareja y por el hecho de ser mujer. La acusación fue tan demoledora que quedó flotando la idea de que si mañana fuera el juicio oral Ortega se iría con una pena de prisión perpetua, tal es la pena en expectativa.
Ortega fue detenido el miércoles en una vivienda de calle 25 de Mayo al 3500 de la localidad de Ybarlucea. Al ser detenido Tati, como se lo reconoce, portaba un revólver calibre 38 Special, la única arma que no tenía reportada oficialmente. Con ese 38 Special mató a Zambrana.
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Al requisar la vivienda en la que vivía con su ex pareja y su hijo, la policía secuestró una pistola Bersa calibre 22 con numeración visible; una pistola FM M95 Clasic 9 milímetros con numeración; seis cargadores de 9 milímetros; 2 mil proyectiles calibre 22 largo; 350 balas de 9 milímetros; 2 mil ojivas calibre 9 milímetros; dos cuños de pólvora; 300 fulminantes; tres teléfonos celulares (entre ellos el de Zambrana), dos notebooks; cuatro pistoleras y una máquina de recarga de proyectiles.
En audiencia
A las 12.30, media hora después de lo anunciado, el juez Ariel Cattaneo habilitó el desarrollo de la audiencia. Asistido por el abogado Guillermo Chiesa, Tati Ortega se presentó como instalador de cámaras de videovigilancia. El hombre lució imperturbable. Escuchó la acusación del fiscal Nicosia con la cabeza gacha y a la hora de la resolución del juez siguió atentamente los dichos de Cattaneo.
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Vanesa Soledad Zambrana, 41 años y madre de tres hijos, la víctima del femicidio en Pueblo Andino.
Dio la sensación de estar cumpliendo un trámite rutinario. Para comprender el contexto Nicosia contó que desde abril pasado Zambrana mantenía una relación extramatrimonial con Ortega.
Una relación que en el último tiempo expuso que la mujer quería una definición por parte de Ortega, quien desde hace 30 días está separado. Según el relato fiscal, el hombre había blanqueado la relación con Zambrana ante su ex pareja y se había radicado en la casa de sus padres, en Riccheri al 900 de Rosario, que actualmente están en España.
Y en está necesidad de definición de parte de Zambrana en contactos por redes sociales estuvo su sentencia de muerte. El fiscal indicó que lo que Ortega vivía como una especie de “acoso” no se correspondían con los diálogos que partían desde su amante.
Entonces Ortega comenzó a buscar la manera de tener un encuentro cara a cara para “aclarar las cosas”. Así fue quedaron para el domingo a la tardecita. Ortega manejó en su camioneta Peugeot 504 los 25 kilómetros que separan Ybarlucea de Pueblo Andino. En paralelo a partir de varios descuidos de Zambrana, su hijo mayor ya se había anoticiado de que su madre tenía contacto con el apodado Tati.
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Alrededor de las 19.30 del domingo la mujer salió de su casa de barrio Quebradas de Andino 2 y comenzó a caminar un total de 30 cuadras hasta la plaza Balcón del Río de Pueblo Andino donde fue asesinada.
“La plaza esa ya no es lo que fue. Hace varios años los vecinos recuperaron ese espacio, que era un pajonal, y lo convirtieron en una plaza. Pero la comuna nunca se ocupó de mantenerla ni iluminarla. Hoy cuando cae el sol esto es una boca de lobo”, explicó esta semana a La Capital una vecina.
Consultada si a las 19 de un domingo iría a la plaza inaugurada formalmente en julio de 2021 la respuesta fue tajante: “Ni loca. Es un lugar complicado”, explicó. “Lo que nació como un lugar donde los vecinos venían con sus hijos, hoy a determinadas horas es un juntadero”, agregó otra residente.
Encuentro grabado
Tres cámaras de videovigilancia tomaron escenas de esos últimos minutos en la vida de Zambrana. Una de esas cámaras captó a la mujer caminando con Tati a unos 800 metros de la plaza alrededor de las 20.03. Y media hora después, a las 20.33, captó el paso de Ortega con el celular de su amante en la mano.
Una vecina que prestó testimonio que a las 20.25 escuchó en la zona de la plaza detonaciones “como si fueran fuegos artificiales”. El celular de Zambrana siguió teniendo actividad y fue captado por antenas de Puerto San Martín, San Lorenzo, Fray Luis Beltrán, Capitán Bermúdez hasta que en la zona de las Cuatro Plazas de Alberdi dejó de emitir.
Esto es coincidente con el relato del hijo mayor de la mujer quien contó que alrededor de las 21.30 le llamó la atención de que el Whatsapp de su mamá dejó de mostrar la imagen de perfil.
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La plaza Balcón del Río de Pueblo Andino, la escena del crimen de Vanesa Zambrana.
Foto: Marcelo Bustamante.
Mientras Zambrana yacía muerta en el mirador al río de la plaza y Ortega se fugaba, el marido de la víctima se fue a trabajar a Timbúes alrededor de las 21 dejando a sus tres hijos solos. preocupado por la ausencia hizo dos llamados más a su hijo mayor preguntando si Vanesa había regresado.
A las 22.45 volvió a su casa y salió a buscarla. Como el resultado fue negativo, a la 1 de la mañana dejó asentada una denuncia por averiguación de paradero en la seccional 13 de Pueblo Andino.
En principio se convirtió en un sospechoso, tanto que el fiscal le realizó la prueba de dermotest para determinar si había disparado un arma. El marido la siguió buscando hasta que a las 6.45 del lunes la encontró en la plaza con vista al Carcarañá.
La mujer estaba tirada en el mirador. Tenía un balazo en la nuca que Ortega le disparó a traición. El proyectil de un segundo disparo quedó enredado en la cabellera de la mujer. La hipótesis del robo comenzó a disiparse ya que los auriculares inalámbricos de Zambrana quedaron al lado de su cuerpo.
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Una de las circunstancias que resaltó el fiscal en la acusación fue “el excelente accionar” de la policía de Pueblo Andino y de la Regional Iriondo. Fue el propio jefe de la regional Mauro Bonomo quien se puso al frente de la pesquisa que terminó capturando a Ortega. Los policías terminaron realizando “stalkeo” de perfiles de las redes sociales de Zambrana y Ortega.
Contaron con un guiño de la fortuna, ya que la víctima había dejado abierta su sesión de Facebook y los investigadores pudieron acceder a sus diálogos con sus victimario. Así, entre lo que encontraron en las redes y el cotejo con las cámaras, terminaron delineando que el asesino era Tati Ortega. Y lo fueron a detener.
Muy poco fue lo que pudo hacer la defensa de Ortega ante lo demoledor del relato fiscal. A la hora de resolver el juez Cattaneo no dudó. Dio por formalizada la audiencia y dispuso la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, es decir por al menos dos años. Quedó alojado en un penal de la regional Iriondo donde espera su transferencia al ámbito del Servicio Penitenciario provincial.
"Respeto por mi familia"
Una vez terminada la audiencia, el fiscal Maximiliano Nicosia y el jefe de la regional de Iriondo, Mauro Bonomo, hablaron con la prensa a las puertas de los tribunales de San Lorenzo. En medio colocaron a la pareja de Zambrana: el viudo, víctima y padre de tres hijos.
“Sólo pido respeto para mi familia. Ahora me toca refugiarme en ellos. Quiero agradecer a la comunidad de Pueblo Andino por todo el apoyo que nos dan. Pero quiero pedirles a todos respeto por mi familia”, dijo el hombre. En el relato de los hechos el fiscal había rememorado la reacción del viudo cuando encontró el cuerpo de su compañera: “Me la mataron”. Fue el lunes por la mañana.
Una vez que terminó la rueda de prensa le dio la mano al fiscal y al jefe policial y se fue caminando por calle San Carlos al 800 hasta que se perdió en el mediodía de viernes. Se fue en silencio, fumando y masticando el dolor de ya no tener a su compañera y consciente de que debe contener a sus tres hijos que lo esperaban en su casa.