Una familia fue sorprendida en su casa de bulevar Seguí al 200 bis por un salvaje ataque a tiros durante la madrugada de este lunes. “Es la segunda vez que nos balean, nosotros somos trabajadores y no tenemos problemas con nadie”, dijo horas más tarde Hernán C. quien vive en el lugar donde autores aún desconocidos descargaron 68 disparos de grueso calibre y cuyas vainas fueron secuestradas por los efectivos policales. La mayoría de los impactos dieron en la puerta de un pasillo por el que se accede a una casa interna que se erige detrás de la de Hernán C. y donde reside otra familia.
El atentado tuvo lugar el lunes pasadas las 23 contra el frente de la casa en la que vive Hernán Ariel C., de 44 años, junto a su esposa y dos hijos, uno de ellos una adolescente de 16 años. Tanto el hombre como su hijo trabajan en una reconocida empresa de la zona sur, en tanto su esposa es empleada pública. “No tenemos problemas con nadie. Trabajamos hace años en lugarse muy conocidos y salimos muy temprano, por lo tanto nos acostamos temprano también. Obviamente que fue una confusión”, dijo sorprendido el dueño de casa.
Todo ocurrió cuando el matrimonio estaba en su cuarto y desde allí escucharon “tiros durante un minuto seguido”. Entonces se refugiaron y constataron que sus hijos no hubiese resultado heridos. Sin embargo algunas balas ingresaron al cuarto de su hija, que da a la calle. Al salir constataron que los balazos habían sido contra su propiedad, algunas marcas quedaron sobre el frente y las vainas desparramadas en la vereda: se contaron 68 vainas algunas calibre 9 milímetros y otras de calibre 45. “Un auto se paró en la puerta, se bajaron dos tipos y empezaron a tirar”, dijo Hernán.
“El 7 de febrero pasado también balearon una parte de la casa, del frente, fueron cuatro o cinco balazos. En ese momento nos dijeron que la agresión estaba destinada a una familia que vive a pocos metros y que es propietaria de un negocio. Parece que los habían amenazado con que tenían que pagar una plata a una gente para seguir trabajando, una extorsión, y no lo hicieron y por eso los balearon. Tampoco teníamos nada que ver”.
En este hecho sin embargo hay un dato a tomar en cuenta. La puerta de la familia C. está junto a la puerta de un vecino que vive en el fondo de un pasillo y esa puerta es justamente la que recibió la mayor cantidad de tiros. El acceso a la casa de la familia C. no mostraba señales de los proyectiles salvo los que atravesaron una ventana de la planta alta que da al cuarto de la hija.
“Nosotros no tenemos nada que ver, somos trabajadores. Pero somos vecinos del barrio y no podemos decir más que esto, vivimos acá y acá nos vamos a quedar”, dijo la esposa de Hernán, casi en el tono de una declaración.