La banda de secuestradores bonaerenses que apuntaron a empresarios rosarinos para pedir rescates multimillonarios eran muy meticulosos en su actividad de inteligencia hacia las víctimas. Lo que no los ponía a salvo de los contratiempos. El 5 de octubre pasado todo estaba listo para levantar a la mujer y al hijo de 13 años de un destacado empresario farmacéutico de la ciudad que participa en licitaciones provinciales y nacionales. Se apostaron frente al edificio donde ambos viven, a la altura de avenida de la Libertad frente a la estación fluvial, e ingresaron incluso a la cochera del edificio, al que abrieron con un sensor que está registrado a nombre de un vecino. Pero no pudieron capturar allí a sus víctimas. El techo de la Renault Trafic en la que se movían quedó atascado contra el portón del edificio.
Por eso tuvieron que retirarse. Volvieron cinco días después, el martes 10 de octubre, en el mismo vehículo. Esta vez las precauciones funcionaron. A las 7.01 de la mañana salieron de la cochera con la Trafic. Adentro llevaban maniatados y vendados a Fabiana B. y su hijo de 13 años, a los que cruzaron dentro del garaje cuando salían hacia la escuela del chico. Horas después empezaron a llamar al marido y padre de las víctimas, que vive a metros de allí, en la torre Aqualina. Es el empresario que les interesaba llegar y al que llevaban más de dos años siguiendo.
Trabaron contacto con él para pedirle dinero. No se anduvieron con vueltas ni fueron poco ambiciosos. Pidieron 3 millones de dólares. Pero diez horas después abandonaron su proyecto. Los enlaces de la banda que seguían haciendo inteligencia vieron en la puerta de la Aqualina entrar a personal de la Policía Federal. Supieron que el empresario había hecho lo que le habían exigido como condición para que su familia no corriera peligro: los había denunciado por secuestro extorsivo.
Los secuestradores entonces dejaron ir a Fabiana y a su hijo de la casa que habían alquilado y donde los tenían cautivos en el barrio Parque Avambaé de San Nicolás. Pero abortar el plan dejó a los delincuentes doblados de frustración y rencor. Se lo hicieron saber a los diez días con un mensaje de texto que entró al celular del empresario.
“Hola mira que la guerra no terminó, solo te demostramos lo que somos capaces de hacer. Junta la plata y que tu hijo tenga acceso por que por ahí te levantamos a vos y la vas a pasar mal cada hora que demoremos en cobrar. Ya viste que la policía no resuelve nada. Ponen policías encubiertos y falsos linyeras. causan gracia!!! Si queres ahorrarte un disgusto ponela sin violencia y nos olvidamos de vos, pensalo en un tiempo cuando todo se calme te volveré a contactar”.
coto1.jpg
Claudio Daniel Coto, el cerebro del secuestro. Tiene 60 años y reside en Beccar, partido de San Isidro. Está preso desde el martes pasado.
Dos meses después el líder del grupo que tramó y concretó el secuestro de los hijos del empresario estaba identificado y detenido. Lo mismo su esposa, que participa de la banda, junto a otros cuatro individuos cómplices. Son personas vinculadas al delito contra la propiedad y la falsificación de documentos. El ideólogo es Claudio Daniel Coto, de 60 años, domiciliado en Beccar, en San Isidro. Están todos presos desde el martes último en la ciudad de Buenos Aires. El jueves último los indagaron por este hecho, por el secuestro de otro financista que también vive en la torre Aqualina, ocurrido en 2021. Y por el hijo de un empresario de Ramallo.
>>Leer más: Cómo cayó una banda de secuestradores que pegó contra víctimas influyentes en Rosario
Aquel 10 de octubre los captores, tras el mensaje inicial donde le pidieron los 3 millones de dólares, le dieron al empresario farmacéutico directivas para seguir negociaciones. Lo hicieron ir a un restaurante de la calle Agrelo frente a la plaza Alberdi, del que el empresario era cliente, donde le dejaron un bolso. Adentro había cinco celulares analógicos, viejos, enumerados con tinta roja del número 2 al 6, por los que se harían las negociaciones. A las 16.47 de ese día los secuestradores supieron que la policía estaba en la Aqualina. Y el empresario recibió un mensaje al respecto: “Te gusta más la plata que tu hijo, no entendiste, te dije que no digas nada y llamaste a la policía, recién entraron en el Acualina. Hablamos más adelante”. Fue la última comunicación. A las 20.30 su mujer y su hijo serían liberados en un campo de San Nicolás donde los encontró un sereno.
Los investigadores fueron registrando las identidades de los captores por un minucioso trabajo de seguimiento de cámaras y teléfonos. Supieron que los captores traspasaron a la mujer y al hijo a un aparente Peugeot 208 blanco con dominio colocado NOG-262. Cuando los levantaron de su edificio el teléfono Iphone de Fabiana B. siguió emitiendo su ubicación satelital. El último reporte marcó un punto en Villa Gobernador Gálvez: la avenida Filippini y la colectora de Circunvalación. Utilizando esas colectoras los investigadores relevaron las cámaras en el lugar. Detectaron que a las 7.37 de la mañana de ese día del hecho surgió un Peugeot 208 de color blanco en esa esquina. Que del auto bajó del asiento del conductor un hombre con pelo corto y oscuro, de remera negra, un pantalón oscuro y zapatillas blancas. En la filmación se puede apreciar que el sujeto arrojó un objeto en una alcantarilla, a pocos metros de donde se hallaba un neumático con la inscripción “Gomería”.
208blanco.jpg
El Peugeot 208 blanco en el que en octubre pasado trasladaron a la mujer y al hijo de un empresario rosarino secuestrados frente a la estación fluvial
Era casi seguro que era el auto en el que secuestraban a la mujer y al chico. Por eso le prestaron atención. Y vieron que ese mismo auto había entrado y salido el mismo día al barrio Avambaé de San Nicolás donde estuvieron ambos retenidos. El conductor del auto tenía remera negra, jeans oscuros y zapatillas blancas.
Por el caso de otro secuestro ocurrido diez meses antes, el del hijo de un empresario de Ramallo, el teléfono de un miembro de la banda que se llama Sebastián Pugliese era seguido. Se sabía que Pugliese se movía en un Peugeot 208 blanco. Los investigadores centraron la atención en las fechas cercanas al secuestro de los familiares del empresario. Un día antes de que el delito se concretara el teléfono aparecía en el barrio porteño de Once. Al día siguiente, el del secuestro, el celular fue captado por una antena en Villa Constitución. A las 11.55 de ese día, en San Nicolás, en cercanías del barrio Avambaé. Una vez liberadas las víctimas, se registró el regreso del vehículo a ciudad de Buenos Aires.
Es por esto que los investigadores entendieron que Sebastián Ezequiel Pugliese condujo el 208 blanco, que su propio teléfono ya interceptado dejó una estela indicando el camino que siguieron los cautivos todo ese día, que se deshizo del teléfono de la mujer. Y que en días previos al secuestro Pugliese circuló por cercanías del lugar que, presumen, eran taeas de preparación para el secuestro extorsivo que iban a perpetrar. Lo hizo con Néstor Santabaya y Mario Andrés Acuña, los que están junto con él detenidos y acusados por este secuestro. Según los fiscales Matías Di Lello, Javier Arzubi Calvo y Sebastián Marquevich, tienen todos vínculos directos con Claudio Daniel Coto y Silvia Beatriz López, "todos miembros de la asociación ilícita que perpetró los secuestros extorsivos".