El primer ataque se registró a las 2.29 de ayer contra el viejo edificio de Balcarce y Montevideo, donde se contaron al menos diez impactos de bala en las puertas y paredes que dan sobre calle Balcarce. Diez minutos después un episodio similar se desató frente al novel complejo de Sarmiento y Rueda, donde cinco proyectiles impactaron contra los ventanales. En principio, según los datos arrojados por cámaras de vigilancia, los agresores se movieron en la misma moto para perpetrar los dos ataques.
Como en algunos de los ataques anteriores, en este caso volvió a aparecer un cartón con la ya por demás de trillada frase "Con la mafia no se jode", en este caso con un peculiar aditivo: "Atte: Esteban Alvarado", como si se tratara de una firma del empresario que purgó una condena por robo y desguace de autos de alta gama y que por estos días se encuentra prófugo por el reciente crimen de Lucio Maldonado, junto a cuyo cadáver abandonado en la colectora de Circunvalación y bulevar Oroño apareció un cartel similar.
Sin embargo ese detalle, más cerca de una broma que de una marca de autor, no parecía desviar ayer a los investigadores de su principal hipótesis: estos atentados, especulan, pudieron haber sido encargados por la banda de Los Monos —o algunos de sus miembros— en represalia por las condenas que recibieron el jueves al término del juicio oral por narcotráfico que llevó adelante la Justicia federal en el marco de la llamada causa "Los Patrones" y por la clausura —el domingo a la madrugada— de un boliche de la zona sur que se presume funciona como fuente de ingresos de la organización.
Reacciones desesperadas
Como era de esperar, este nuevo doble atentado —hasta anoche se contaban 15 balaceras, desde la primera ocurrida el 29 de mayo pasado contra una casa donde había vivido el juez Ismael Manfrín quien presidió el tribunal de la Justicia santafesina que condenó en abril al clan Cantero y sus secuaces— generó declaraciones desde los poderes estatales (ver página 26). "Seguramente son reacciones desesperadas de grupos que están siendo combatidos por las fuerzas de seguridad y por la Justicia penal", dijo el gobernador Miguel Lifschitz, tras admitir que no le asignaba "demasiada trascendencia".
"La provincia tiene la responsabilidad de llevar adelante las tareas investigativas para esclarecer este caso, esperemos que esté a la altura de las circunstancias", pareció responder el titular del Colegio de Magistrados de Rosario, Gustavo Salvador.
"Son grupos criminales que fueron perdiendo espacio y poder desde nuestra llegada al gobierno", consideró el ministro de Seguridad provincial, Maximiliano Pullaro, tras asegurar que los atentados "no quedarán impunes".
Por su parte, la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich vinculó directamente las balaceras con "las condenas ejemplares que recibieron los líderes de Los Monos" tanto en los Tribunales provinciales como en el fuero federal.
Desde una moto
Entre las similitudes de los atentados de ayer con el resto de la saga se cuentan que fueron dos hechos contra blancos distintos y con una diferencia de minutos. En este caso, según captaron las respectivas cámaras de vigilancia, las balaceras fueron perpetradas desde una misma moto.
Según se indicó desde el Ministerio de Seguridad, quienes balearon el edificio de Tribunales fueron dos personas que llegaron en moto por Montevideo, doblaron por Balcarce y antes de llegar a la esquina de Pellegrini detuvieron la marcha y luego dispararon diez veces; al menos cuatro impactos destrozaron los vidrios de la puerta giratoria. Concretada la acción, en nueve segundos, se dieron a la fuga.
Al parecer los mismos agresores llegaron diez minutos después al Centro de Justicia Penal de Sarmiento y Rueda, cuya fachada ya había sido baleada el pasado 4 de agosto. "Tenemos diferentes filmaciones, donde se puede ver a dos personas en una moto tipo enduro que bajan primero a dejar un cartel y producen dos impactos de bala", detalló Pullaro en conferencia de prensa, para agregar que posteriormente se encontraron dos cascos en Entre Ríos al 3700 que no se descarta sean los utilizados por los tiradores.
"Si bien no podemos precisar que sea la misma moto, podemos decir que son dos personas que realizan lo mismo", agregó el ministro. No obstante, fuentes judiciales aseguraron que la moto registrada por las cámaras es la misma.
Respecto del cartel con la leyenda "con la mafia no se jode", firmado por Esteban Alvarado, los investigadores consultados ayer no parecían convencidos de que el ataque haya sido obra de este hombre que al cierre esta edición seguía siendo buscado con pedido de captura en el marco de la pesquisa del crimen de Lucio Maldonado, el prestamista ejecutado un mes atrás y cuyo cuerpo apareció en Circunvalación y Oroño, entre cuyas ropas apareció un cartelito similar.
Las hipótesis
En ese marco surgían otras líneas investigativas a la par de rumores, unos más creíbles que otros, que en principio no eran descartados. Entre ellas, los investigadores prestaban atención a dos hechos que a su entender pueden haber provocado la ira de Los Monos: las condenas por narcotráfico surgidas el jueves tras el juicio oral federal, que no sólo alcanzaron a Ariel "Guille" Cantero y Jorge "Ema" Chamorro como organizadores sino también a sus respectivas esposas e incluso a la madre de los Cantero, Celestina Contreras.
A ese dato sumaban la clausura de Club Fire, un boliche de Oroño al 4700 cuya propiedad atribuyen a un hombre vinculado con la organización y que, se presume, serviría como fuente de ingresos y pantalla para el lavado de dinero. El lugar fue allanado el domingo a la madrugada bajo la presunción de que allí se reúnen personas vinculadas, precisamente, con los ataques a tiros contra blancos del Poder Judicial. Producto del procedimiento, no se halló a nadie con pedido de captura y sólo se secuestró un arma de fuego perteneciente a una encargada.
Una extensa saga
Los dos atentados de ayer llevaron a 15 el total de balaceras contra edificios vinculados con la investigación a Los Monos. La saga empezó el 29 de mayo frente a dos propiedades de Italia al 2100 y Montevideo al 1000 donde había vivido el juez Ismael Manfrin, quien
presidió el tribunal provincial que condenó a Los Monos.
La saga siguió el 19 de junio con disparos frente a la casa de la ex esposa del juez Juan Carlos Vienna, que instruyó la causa Monos, en Buenos Aires e Iwanowski. Al día siguiente fue baleada la casa del padre del magistrado, en Laprida al 3600. El 30 de junio los blancos fueron casas donde habían vivido policías que investigaron a la banda, en Braille al 1400 y Gálvez al 5900.
Un mes después fueron baleadas viviendas de Zeballos al 2500 y Dorrego al 1600 vinculadas con la jueza Marisol Usandizaga, miembro del tribunal que condenó a la banda. Otro departamento donde había vivido la magistrada, en Libertad al 300, fue atacado el 4 de agosto, minutos después del primer ataque al Centro de Justicia Penal. El 10 de agosto fue baleado el edificio donde vive el ex intendente Horacio Usandizaga, padre de la jueza. Tres días después atacaron un edificio en San Luis al 1400 relacionado con la camarista Gabriela Sansó, miembro del tribunal que revisó la sentencia.
De los 15 ataques, cuatro fueron contra edificios institucionales: además de los Tribunales y el CJP, el 14 de agosto dispararon desde un auto contra la sede de la Fiscalía Regional, en Montevideo al 1900. Ese hecho supuso un quiebre ya que a partir de entonces comenzaron las detenciones de sospechosos que culminaron con diez imputados por los ataques.
Otra vez "Guille"
Por entonces la investigación de la Unidad de Gravedad Institucional creada en Fiscalía para esclarecer estos casos había establecido la presunta autoría intelectual de "Guille" Cantero, quien fue acusado de ordenar al menos siete hechos desde la cárcel. El avance de la pesquisa culminó, en octubre pasado, con la imputación a diez personas con distinta participación en los hechos por "amenazas coactivas agravadas por ser anónimas, por el uso de arma de fuego y por tener como propósito alguna medida o concesión de un miembro del poder público, en concurso ideal con daño calificado y en concurso real con portación de arma de fuego de guerra sin la debida autorización legal". Según fuentes judiciales, todos permanecen con prisión preventiva.
Cantero fue imputado como instigador de siete ataques en virtud de "prueba directa e indicios de que transmitió a sus subordinados datos esenciales para la concreción de los atentados", según la acusación. Entre sus cómplices fueron imputados Daniel "Teletubi" Delgado (instigador en dos), Matías Nicolás César (instigador en cinco episodios) y Lucía Uberti, a quien le atribuyen haber planeado y coordinado "la faz operativa" de al menos ocho hechos, organizando a los tiradores que concretaban los ataques.