Argentina se ha visto obligada a aplicar una sola dosis de las vacunas Sputnik V y Covishield (la versión india de AstraZeneca) ante la escasez de inmunizantes. Al menos temporalmente. Y mantiene las dos dosis de la vacuna china Sinopharm, ante la evidencia de que de poco sirve con una sola dosis. Pero el interrogante sobre dar una sola dosis lleva a la pregunta de si pueden mezclarse dosis de distintas vacunas para completar la inmunización. El tema no preocupa solo a la Argentina. La India (ver pág. 11) aplicará una sola dosis para intentar vacunar a 500 a 600 millones de mayores de 18 años. La práctica no está aprobada oficialmente, pero se abre paso el debate de la mezcla de dosis, en especial de vacunas similares, pero también con vacunas diferentes.
La India, además, suspendió oficialmente sus envíos a través del consorcio Covax, de Covishield, cuando faltaban al menos 580.000 dosis. Parece claro que quienes recibieron la primera dosis de esta vacuna recibirán la segunda de otra. Se abre así un interrogante sobre la utilización combinada de dos de las vacunas que se están usando.
La llegada de la vacuna de AstraZeneca, proveniente de México, es una de las alternativas para paliar la falta de otras. Después de enormes retrasos, se espera que esta vacuna comience finamente a arribar durante mayo. Se habían prometido millones de dosis en marzo y abril, que nunca llegaron El principio activo se fabrica en Argentina, luego se exporta a México, donde debe cumplirse el resto del proceso. Pero fallas logísticas afectaron a la planta fraccionadora mexicana Liomont. Argentina firmó un contrato con AstraZeneca por 22,4 millones de dosis. Ahora espera ansiosamente comenzar a recibir la vacuna.
Así, se abre paso la alternativa de la combinación de dos vacunas. “Desde el punto de vista inmunológico, no habría problema de hacerlo y no creo que afecte la efectividad, pero hay que demostrarlo en las pruebas que se están realizando. Se supone que no habría cambios en los mecanismos inmunológicos”, explicó al diario La Nación Jorge Geffner, titular de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet. El desafío es demostrar que una persona que recibió la primer dosis de una vacuna podría asimilar la segunda dosis de una diferente, lo que solucionaría muchos problemas de disponibilidad de stock, como le ocurrirá a la Argentina, que dejó de recibir la Covishield.
Existen tres modelos de vacunas que se están utilizando en todo el mundo. Están las más tradicionales o clásicas, que contienen el virus inactivado (las chinas Sinovac y Sinopharm), las más innovadoras, que poseen ARN mensajero (Pfizer y Moderna), y las que utilizan como vectores adenovirus imposibilitados de reproducirse (Sputnik, AstraZeneca, también Johnson & Johnson y CanSino). Todas apuntan a bloquear la proteína “Spike” o espiga del coronavirus. “Todavía no hay estudios en grandes cantidades de individuos sobre el intercambio de vacunas, pero hay un trabajo reciente en voluntarios que intercambiaron vacunas de la primera dosis de AstraZeneca y la segunda de Pfizer, por lo tanto el intercambio es una alternativa y podría ser una buena solución”, señaló el infectólogo Eduardo López, integrante del comité de expertos del Gobierno. “Hoy no está aceptada, pero hay avances importantes”, agregó.
Más allá de esta posibilidad, que podría terminar de confirmarse cuando concluya la etapa de investigación, las personas que ya cuentan con la primera dosis de Covishield pueden recibir la segunda dosis pero con una marca diferente: AstraZeneca. “La vacuna AstraZeneca y la de India, en sus dos componentes (primera y segunda dosis), poseen el mismo adenovirus 5, a diferencia de la Sputnik V cuyo primer componente es un adenovirus humano inactivado (número 26) y el segundo otro adenovirus humano, (el mencionado número 5). Se resuelve con la aplicación de la AstraZeneca”, sostuvo la infectóloga, Elena Obieta, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). La experta explicó que la segunda aplicación “actúa como un booster, como una dosis de refuerzo con hasta cuatro meses de lapso para AstraZeneca. “Quizás después de los 120 días sea efectiva, pero aún no está comprobado. Creemos que no pierde vigor la primera dosis porque queda despierta la inmunidad celular, aunque hayan bajado los anticuerpos a cero”, amplió. Para Obieta “siempre es mejor el 60% de algo que el 100% de nada” porque la persona inoculada comienza a generar a anticuerpos.
La infectóloga también señaló que quien cree tener Covid-19, está contagiado o es contacto estrecho, puede vacunarse. “Si una persona está incubando el Covid y se vacuna, la vacuna no hará que le vaya peor porque no se le está dando un virus que la infecta más. Quizás tenga menos eficacia la vacuna, pero aún eso no está comprobado”.