La imagen es todo, pero en el fútbol lo que valen son los resultados. Esos que transmiten tranquilidad, optimismo y evitan las cataratas de cuestionamientos que nacen en las adversidades. Central, de la mano de Diego Cocca, hizo un buen planteo frente al Boca superpoderoso por sus figuras y presupuesto, pero se volvió de Mendoza con las manos vacías. Una vez más y encima sin un título que habría servido de protección para un técnico que aún no encuentra su lugar en el mundo canalla. Y que sigue en franco estudio en la mirada externa, esa que parte de la tribuna. No logró elevar la cuota de credibilidad después de todos los sacudones que soportó el club en el presente semestre y ahora tendrá que lograrlo sí o sí en el próximo, seguramente con un equipo remozado y armado de acuerdo a sus ideales.