Cuando Tomás Pochettino convirtió el gol del empate para Talleres, no hubo sorpresa. Porque Newell’s lo ganaba en el resultado con esa tempranera definición de Maxi Rodríguez. Pero no desde el juego. Ni siquiera cuando Talleres se quedó con diez el equipo de Frank Kudelka supo prevalecer. Es más. Mostró aún mayores dificultades. Porque los del Cacique Medina multiplicaron esfuerzos y la diferencia de velocidad se hizo más notoria. Con un conjunto rojinegro que se mostró impotente e inconexo. Quedándose sólo con un empate que si bien no lo deja fuera de carrera, lo posterga bastante porque necesitaba una victoria para demostrar que estaba vivo en el grupo de la muerte.
Claro que más allá del inicio festivo con el gol tempranero era sabido que el viaje hacia el arco del Triunfo no era sencillo. Porque Talleres es un equipo muy bien ensamblado que tiene la premisa de jugar asociado y en velocidad. Para lo cual era fundamental que los de Kudelka manejaran la pelota. Pero no. Y de ahí las dificultades que tuvo.
Esa invalorable ventaja inicial en el marcador nunca se plasmó en el juego. Talleres predominó. Con Pochettino a las espaldas de Pablo Pérez el equipo del Cacique Medina se hizo dueño del trámite. Y el mediocampo de Newell’s fue filtrado también por los laterales. Por lo que el padecimiento fue tendencia, ya que Moreno no lograba encontrar su lugar en la cancha y Nadalín sufría horrores las subidas de Enzo Díaz.
La intensidad de un partido picante mutó en violencia, con la anuencia del árbitro Silvio Trucco, de mal desempeño, quien hizo caso omiso ante el reclamo de los rojinegros por un penal.
Las infracciones asomaron al escenario. Pochettino, quien luego fuera decisivo, se salvó de la roja tras cruzar fuerte a Maxi Rodriguez, Pablo Pérez buscaba la suya, pero el que no logró eludir la doble amarilla fue Méndez, que dejó a Talleres con diez.
Tanta fricción ocupó los espacios que Bíttolo debió irse lesionado y Gabrielli saltó en su lugar.
La diferencia numérica no se notaba. Talleres con diez prevalecía, aunque sin la profundidad necesaria. Mientras Newell’s apostaba a un pleno a una contra para cerrar la historia.
De un contragolpe se generó un tiro libre que Scocco buscó transformar en gol, pero el legendario Caranta sacó junto al palo.
Newell’s ganaba pero no convencía. Y tampoco tranquilizaba. Por eso el gol de Pochettino a los 70 no sorprendió.
Newell’s se quedaba sin esa victoria indispensable y el empate se emparentaba con la frustración, porque la cuota de jerarquía de los más experimentados tampoco alcanzaba para torcer el rumbo.
El final en tablas no diluyó todas las posibilidades de Newell’s en intentar clasificar a la zona campeonato, pero sin dudas que ahora la distancia se hizo más larga y complicada.