Newell's, con uno menos por la expulsión de Regiardo, igualó 1 a 1 ante Central Córdoba, en el último partido de local antes del clásico. Para entender el contexto es necesario hacer un tour retrospectivo. Newell’s no venía firme. Después de un empate agrio ante uno de los peores del torneo como Aldosivi, la obligación de la Lepra era cambiar la palidez, reaccionar, solidificar una idea hasta ahora ausente, encontrar una base a partir de la cual edificar.
Es un plantel con apenas dos o tres indispensables en el once, con refuerzos que son suplentes y lesiones que atentan contra su propia aspiración. Central Córdoba es todo lo contrario, aunque la cabeza en el duelo copero ante Lanús podía desviarlo de la coyuntura. A eso debía sacarle rédito el equipo de Cristian Fabbiani.
Los dos salieron con un 4-2-3-1, la Lepra por momentos soltando a Banega a jugar de 10 con Maroni y con Regiardo de único volante recuperador. Herrera se ubicó a perfil cambiado por derecha y Sotelo se recostó sobre la izquierda, aunque tirando diagonales para ayudar en la generación de juego.
La Lepra, con poco
La Lepra, con poco, era levemente superior que los santiagueños. No por aproximación, sino por intención. Recién a los 28’, llegó la primera clara a través de un robo de Regiardo, que tocó para Banega y de ahí para Herrera, el ex Defensa y Justicia sacó un zurdazo que cruzó el arco y salió apenas afuera.
A los 31' se quebró el partido. Regiardo salió a cortar a la banda derecha un ataque de Besozzi, lo tocó al exjugador rojinegro, el árbitro Merlos dio amarilla en primera instancia pero el VAR lo llamó a revisar la acción y cambió su decisión alegando “una falta sobre el gemelo”.
La determinación fue exagerada y el Coloso estalló. El juego se demoró por proyectiles que cayeron sobre la humanidad del juez pero se reanudó rápido. La Lepra quedó con diez con mucho por jugar.
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Sotelo se metió de doble cinco
Sin Regiardo, Banega y Sotelo se pararon de doble cinco, Herrera y Maroni por afuera, y Charli González como referencia de área. Así y todo, la Lepra no se apichonó y siguió insistiendo, llegando a otra clarísima sobre el final del primer tiempo con los dos mejores que tuvo: Banega y Herrera. Toque del extremo para el 5, Ever calibró la mira y le dio de zurda, con la pelota otra vez saliendo desviada cerca del palo izquierdo. Siete minutos de adición pero sin más acción.
El Ferroviario empezó a mover la pelota en el complemento para desgastar a la Lepra, que se hizo un equipo corto para correr menos y no apostar al pelotazo sin sentido. Tuvo que aprender a administrar la energía.
Los primeros minutos presentaron en sociedad a Espínola, que tuvo que responder dos veces para evitar la caída del arco rojinegro. La primera sacándole un remate a Cufré y después con un atajadón a puro reflejo ante un cabezazo de Heredia.
Banega se defendía con la pelota
Newell’s intentaba llevar el juego lejos de su arco, avisó después de un córner con Sotelo; Banega sacaba la pelota a pasear y defendía al equipo a través de la tenencia, buscando el momento justo para acelerar y sorprender.
El final fue a todo trapo. Cuando parecía que no podía pasar más nada que un cierre sin goles, una jugada de la Lepra a los 84’ rompió todos los esquemas. Sotelo arremetió, Charli González le hizo de cortina, el volante le dio de cachetada al área y encontró a Maroni sorprendiendo marcas para clavar el 1-0 a poco del final, desatando el delirio de los hinchas.
Pero los últimos minutos fueron implacables. Porque mientras saboreaba un triunfo enorme, importante por donde se lo mire, Central Córdoba encontró el empate a los 89’ a través del ingresado Gastón Verón, después de una jugada sucia que nadie pudo despejar. Fue el 1-1 final.
El empate fue justo, se repartieron situaciones claras, quizás algunas más para la visita, pero la Lepra lo emparejó desde la entrega y lo combativo que supo mostrar alguna vez, sobre todo en el segundo tiempo ante Independiente Rivadavia en Mendoza. El equipo del Ogro Fabbiani y los hinchas se irán con un sabor agridulce en boca, aunque con la certeza de que apareció algo de luz interior. Tendrá por delante desafíos enormes para mostrar si la mecha se prendió.