Ayudante técnico de Jorge Sampaoli en clubes de Perú, Ecuador y Chile, además de la selección trasandina, Sebastián Beccacece es poco conocido en Argentina, y en su ciudad, Rosario. Hincha de Newell's de esos que concurren seguido a la tribuna, transita su primer año de entrenador, cuyos primeros pasos los dio en las inferiores de Renato Cesarini. Pasó por la Universidad de Chile y en noviembre pasado asumió en Defensa y Justicia. Hoy, a los 36 años, enfrentará a los colores que lo "siguen identificando", aunque aclaró que no se confunde porque "la profesión está por encima de todo".
De aquel chico que jugó en las inferiores de Lavalle y Juan XXIII, ¿qué es lo que sigue vigente en el entrenador?
Básicamente la pasión por el juego y la alegría de esperar el fin de semana para jugar a la pelota y competir. En el barrio siempre se vivió con extrema pasión y es algo que nos marcó. La esencia es tener siempre pasión por la profesión que amamos. Todo lo que moviliza es la pasión por el juego.
¿Hay margen para alegrarse siendo entrenador? ¿Podés abstraerte de todo lo que rodea al fútbol, presiones, resultados y exigencias permanentes?
La olla de presión es muy grande. Existe y cuesta. Pero cuando amás lo que hacés, el disfrute está en transitar el día a día, plantearse diferentes metas. Disfrutamos viendo la evolución del futbolista, si se anima a cosas que antes no se animaba, si hace cosas que antes no hacía. La satisfacción, más allá del resultado, que es lo que todos queremos, también va por ese lado. El hecho de poder hablando con ellos e ir generando vínculos, también.
Te toca Newell's, con todo lo que representa en tu vida.
Newell's es el gran amor. Estos colores son los que me representaban como niño y me siguen identificando. También es cierto que en esta profesión te encontrás con este tipo de situaciones. En 2010 nos tocó enfrentarlo con Emelec (el técnico era Sampaoli) por la Libertadores. Lo vas tomando como algo más natural y espontáneo, sin dejar de lado todo lo que está vinculado con el sentimiento, el corazón y las raíces. Eso no lo va a modificar nada ni nadie, pero en ese sentido la profesión está por encima de todo, de lo contrario les faltaría el respeto a los jugadores y al club que me dio esta posibilidad.
¿Eras de ir a la cancha?
Siempre fui a la cancha, cuando se podía viajaba. Estaba pendiente de lo que pasaba en la semana y veía los entrenamientos. Más de grande empecé a ir al club El Luchador, de Lima y 3 de Febrero, y de ahí a ver los partidos. Recuerdo en el 99, que estaba Castelli de entrenador, un clásico que se iba a postergando (por un paro). En pleno entrenamiento nos enteramos por radio que volvía la fecha y con los chicos que estábamos ahí fuimos a avisarle a Castelli que se jugaba.
¿Con Sampaoli hablaban de venir alguna vez a Newell's?
Era uno de los sueños, al menos el mío. En un momento se dio la posibilidad, pero había vinculos contractuales con Universidad de Chile. Fue antes que agarre el Tata (Martino). Cuando estábamos en la selección chilena, posterior a la salida del Tata, también estuvo la chance. No se dio. Viéndolo desde afuera, fue mejor. Para estar vinculado con los afectos, hay que prepararse. Debés trabajar mucho esa comunicación sentimental, porque te puede afectar. Se puede sufrir mucho más de lo que se puede llegar a disfrutar.
¿Por qué aceptaste el ofrecimiento de hacerte cargo de Defensa Justicia?
Porque es un lugar para el desarrollo. Vinimos con el objetivo de consolidar a Defensa en primera división. Me pareció interesante porque podemos apuntalar y acompañar ese proceso. Podemos desarrollar ciertas pautas que nos permitan crecer como entrenadores y los futbolistas también crecer.
¿Los jugadores deben adaptarse a tu idea de juego o considerás modificarla según sus capacidades?
Cuando asumimos un proyecto, hacemos un análisis de si es posible desarrollar lo que sentimos. Mínimamente tienen que estar las condiciones para poder desarrollar lo que uno siente del juego, que está vinculado a intentar ser protagonista, ser intenso para recuperar y valiente para asumir riesgos. En el camino te encontrás con un montón de matices y tenés que ir ajustando y adaptando.
En la conferencia de prensa del jueves, Osella habló de Defensa como un equipo protagonista
Lo hacemos así porque lo sentimos y porque es lo que más nos va a acercar a la victoria. No es por una cuestión de ser vistosos, sino que consideramos que a través de tener la pelota y estar más cerca del arco rival vamos a estar más protegidos. Es una idea. Después hay que llevarlo a la práctica. Muchas veces no podés pasar la mitad de la cancha y ahí hay que tener fundamentos para convivir con ese momento, con la adversidad.
La intención de Osella es ejercer una presión alta, ¿cómo se contrarresta?
Evidentemente la van a ejercer porque es algo que hacen. Habrá que tener una buena distribución, saber adónde hay que llevar la pelota y encontrar al hombre libre. Lo más importante para saltar una presión es el control. Siempre se habla de ayuda en el hecho de correr, pero no se habla de ayuda como una opción de pase, de ofrecerse. Es lo más difícil del fútbol. Cuando el que tiene la pelota muchas veces la pierde, es producto de que el equipo no se ofrece. Y cuando no se puede, también tenés el recurso de que la pelota vaya por arriba, de que viaje a determinado lugar.
¿Nunca renegaste de tirarla para arriba?
Para nada. El fútbol son los futbolistas y ellos saben cuando tienen que hacer una cosa o la otra. Siempre intentás seducirlo, agotar todos los recursos y darles las herramientas posibles para jugar, pero no condenó a un jugador que la saca para arriba. No hay que ser fundamentalista.
Tenés una mirada que abarca mucho más que el fútbol. ¿Eso te permite acercarte de otra manera al jugador?
El entrenador debe ser observador, con poder de intuición y la capacidad de ver cosas que otros no ven. Siempre estás aprendiendo, recolectando información. El fútbol no deja de ser emoción y hay que elegir la emoción correcta. En la emoción está la fuerza. Por eso les digo a los futbolistas que el poder de la decisión es única. Necesitamos que el futbolista tenga esa capacidad de decisión, esa convicción para desarrollar determinadas situaciones.
¿La pasión te lleva a tener algunas reacciones desmedidas de las cuales después te arrepentís (en Chile llegó a darle una patada a una máquina de bebidas durante un partido?)
La pasión no. A lo mejor el impulso te lleva a perder el control y eso no debe suceder. Los arrebatos son comportamientos a revisar. La pasión no tiene nada que ver, es la esencia, no se puede negociar.
La última pregunta es obvia, ¿Newell's sigue siendo un sueño?
El tiempo lo dirá. Lo que uno necesita es crecer, madurar, tener más experiencia y capacidad. Newell's es amor incondicional, entonces para estar en esos lugares en los que el vínculo es tan grande hay que estar muy bien preparado.