A Emiliano Papa y Diego Osella se los pueden catalogar como dos de los ciudadanos ilustres que tiene Acebal. Esa comuna que surgió como colonia agrícola en 1890. La misma donde los primeros pobladores fueron inmigrantes yugoslavos. La misma en la que después llegaron heridos por la Segunda Guerra Mundial italianos y españoles. El lateral izquierdo y el entrenador se conocen desde años. Crecieron en la capital provincial de la poesía con la pelota debajo de la suela. Emi sigue en actividad. Defiende la camiseta de Tigre, aunque hizo las inferiores y fue promovido al profesionalismo en Central. Diego también fue futbolista. Pero se formó en la otra vereda. Debutó en Newell's y hoy en día es el actual entrenador. Cuando coinciden, cruzan palabras como dos campechanos más en esa localidad que dista a poco menos de 40 kilómetros de Rosario. Recorren las mismas calles. Pero en el interior saben que transitan por veredas opuestas. Uno está identificado con los canallas. El otro está enfermo de lepra. Seguramente en el Coloso cruzarán saludos. Y también alguna que otra sonrisa cómplice.