Juan José Luvera, de apenas 40 años, nacido en Rosario y criado en el barrio Azcuénaga. Ya de pibe pateaba las calles de esta hermosa zona del oeste rosarino, se juntaba en el club Matienzo, donde comenzó a gestar el sueño que deseaba cumplir para su porvenir. Algunos querían ser astronautas para conocer el espacio, otros más mundanos se imaginaban como bomberos, algún fantasioso anhelaba ser Superman. Juanjo era feliz con una pelota. Y cuando veía que esa ilusión de llegar a primera iba mutando lentamente en una quimera, encontró otra oportunidad de seguir ligado al deporte que ama: ser director técnico. Arrancó muy de abajo, tomando las riendas de un equipo amateur que jugaba los fines de semana en el country de Funes. Y así fue escalando, paso a paso, sin perder el objetivo. Pasó mucho tiempo en la liga rosarina, emigró a Perú, donde manejó las inferiores de Universitario y Juan Aurich, y le llegó la primera chance grande comandando al primer equipo de Deportivo Coopsol. Hoy está en Huachipato de Chile, elenco al que clasificó a la venidera Copa Sudamericana.
“En las inferiores es muy importante desarrollar al futbolista acostumbrándolo a intentar ganar con un estilo”. Esta frase de Luvera, quien creció con Van Gaal y Cruyff y hoy halaga a Pep Guardiola, toma mayor sentido en un fútbol moderno en donde pocos entrenadores se preocupan por las formas y sólo les importa el fondo. Para llegar a la meta, hay que planificar el camino. De lo contrario pasás a depender exclusivamente de la suerte. Te puede salir bien una, dos o hasta tres veces, más no. El que sabe a qué quiere jugar, siempre te va a sacar un cuerpo de ventaja. “Los equipos se construyen desde el mediocampo”, decía Rinus Michels. Siempre vigente.
Estabas manejando las inferiores de Huachipato y un día te llamaron para que te hicieras cargo del primer equipo tras la salida de Gustavo Florentín. ¿Te tomó de sorpresa o esperabas esa oportunidad?
Hacía tres años que estaba en el cargo de coordinador infanto-juvenil del club. En primera justo hubo una etapa en donde los resultados no se daban y ahí los directivos me pidieron que les dé una mano. En ese momento quedaban 7 partidos hasta el final del torneo, estábamos en una situación difícil y lo primero era sacarlo adelante. Después se iba a ver para qué estaba el equipo. Aplicamos un modelo de juego ofensivo, como lo implementamos en la cantera, desde la sub 20 a la sub 6. Los futbolistas respondieron muy bien al método de trabajo y clasificamos a la copa Sudamericana, un logro muy importante para la institución.
¿Cómo vivió el hincha de Huachipato esa histórica clasificación a la Sudamericana?
El hincha de Huachipato es exigente, pero exigente del estilo de juego. El equipo puede perder, pero si ven que hay entrega, esmero, que los jugadores corrieron, transpiraron la camiseta, en eso el hincha es consecuente. Tomaron muy bien nuestra forma de jugar. Cuando uno va al supermercado, te hacen saber ese agradecimiento. Si bien es muy distinto a Argentina, la pasión por el fútbol es diferente, hay simpatizantes muy apasionados por la camiseta.
En Chile te comparan con Bielsa pero siempre respondés que es una exageración. ¿Lo tomás como un referente en la dirección técnica?
Me formé de muy chico para ser entrenador porque cuando tenía 20 años me di cuenta de que ya no me daba para llegar a primera. Lo primero que hice fue dirigir a un equipo amateur del country de Funes y después pasamos a la liga de Banco Seguros. A partir de ahí me hice un camino en la liga rosarina, donde estuve en varios equipos. Me crié mucho con la época de Van Gaal, Johan Cruyff y Rinus Michels. Siempre me fijé en entrenadores ofensivos. En esta etapa, Guardiola cambió el paradigma del fútbol por la manera de verlo: salir con el balón desde atrás, el juego con el arquero, el juego de posesión y posicional. También me gustan las transiciones de Klopp. De Bielsa me gusta la presión de sus equipos y también que es un entrenador muy avanzado que hace 20 o 30 años cambió el estilo, pero desde los entrenamientos, con trabajos enfocados en la realidad de cada jugador. También me gusta el achique que impulsaba Sacchi. Tenemos la escuela de Menotti y Bilardo y, en lugar de fusionarlos, en Argentina se dividían. Sería una mezcla tremenda. Uno va tomando un poco de cada entrenador y le va dando forma a la idea, pero siempre dentro de un estilo ofensivo. Quiero que el espectador se vaya contento por haber pagado la entrada.
Venís del mundo de la coordinación de juveniles, hay jugadores que llegan a la primera con varias etapas salteadas y terminan no rindiendo como se esperaba porque necesitan de 20 o 30 partidos para adaptarse. Teniendo en cuenta de que en el fútbol de hoy se buscan resultados inmediatos, ¿cómo se trabaja eso?
En divisiones formativas hay que formar jugadores y, antes, hay que formar a la persona. Una de las posibilidades, como se ejecuta acá en Huachipato, es que los jugadores trabajen junto a un equipo interdisciplinario. Me refiero a psicólogos, a tener un plan de fuerza y nutricional, entrenar en su puesto. Esto se hace para potenciar al futbolista y para acelerar el proceso de maduración, pero sin saltear etapas. También, en las inferiores es muy importante desarrollar al futbolista acostumbrándolo a intentar ganar con un estilo. Hay que controlar las frustraciones de los jugadores: las alteraciones en el fútbol moderno, los representantes en el medio, el chico que quiere salvar a su familia. Hay muchas situaciones que alteran al jugador. Hay que acompañar un proceso en donde lo educativo es fundamental para formar jugadores más inteligentes. El fútbol está emparentado con la vida y con situaciones que tienen que ver con aspectos cognitivos. Hoy no es más una pared, te la devuelvo y la voy a buscar. Ahora cuando tocás con un compañero, un tercero tiene que aparecer e ir al espacio. El juego está tomando una dimensión mucho más táctica y para eso también hay que ir formando a los entrenadores. Hay que formar formadores. Esto es como la escuela, hay que ir por etapas. No podemos pedirle a un chico de la primaria que haga ejercicios de la secundaria. Hay que tener buenos formadores, no hay que perder la docencia.
Tanto Central como Newell’s deciden buscar jugadores de experiencia, que después terminan demostrando no estar a la altura y encima tapan a algún juvenil que viene desde abajo.
El tema está en el proyecto de club que buscás. Hoy se ven equipos con muchos jugadores que vienen de afuera y pocos de la cantera, antes era al revés. Creo que el fútbol rosarino resurgirá en algún momento, siempre tuvo unas inferiores muy importantes, no sólo de futbolistas sino de entrenadores. Desconozco cómo es la situación interna de Central y Newell’s, pero tienen que volver a ser esos abanderados en la formación de nuevos futbolistas y técnicos, de alimentar a la selección argentina como hicieron con Messi, Di María, Bauza, Martino. Hace no tanto tiempo salieron jugadores notables como Lo Celso y Cervi en Central, o Bellotti, que era un 5 tremendo y se fue de Newell’s sin que lo disfrutara el hincha. Esperemos que el fútbol rosarino pueda volver a la elite.
¿Te quedó pendiente dirigir en Rosario?
Rosario es el epicentro futbolístico del mundo. Vas a un café, a la carnicería, a un mercado y se respira fútbol. Argentina tiene una liga muy difícil ya que perdés tres partidos y te tenés que ir. Pero no deja de ser atractiva. Cualquier entrenador que dirija ahí puede estar preparado para cualquier cosa. Estoy tranquilo en Chile, después de todo el camino que tuve que recorrer para llegar a dirigir a un primer equipo. Después, que el fútbol me lleve donde me tenga que llevar.